La visita pontificia

La liturgia de consagración recrea bautizo, confirmación y comunión

R. V.
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿C uál es el motivo principal y transparente de la visita del Papa a Barcelona? La consagración o dedicación de la Sagrada Família. ¿Qué es la consagración o dedicación de un templo? Responde Jaume González Padrós, catedrático de Liturgia de la Facultat de Teologia de Catalunya: «Consagrar es segregar del uso profano. La consagración de un edificio es su dedicación a un uso exclusivamente sagrado». Es una ceremonia propia de obispos. La Sagrada Família será el primer templo de Catalunya consagrado por un pontífice.

Antes del Concilio Vaticano Segundo el rito de consagración era, explica González Padrós, «mucho más largo y abarrocado» que ahora. Por eso se consagraban solo las iglesias excepcionales, mientras que el resto solo se bendecían. La recomendación actual es dedicarlas todas. La duración del rito establecido en 1977 es de entre dos y tres horas.

González Padrós resume así la ceremonia: «Tiene cierta simetría con el paso de no cristiano a cristiano. Igual que una persona recibe el bautismo, la confirmación y la eucaristía, el rito de la consagración usa agua bendita y aceite y culmina con la eucaristía».

La primera etapa fundamental del rito es la aspersión con agua bendita de las paredes del templo. «Antiguamente se hacía con templos de origen pagano -apostilla González Padrós-. Ahora no tiene significado purificador sino bautismal». La segunda, la unción con aceite del altar y de 12 columnas del templo, las mismas que apóstoles. Benedicto XVI lo hará, seguramente, en una, y del resto se ocuparán obispos.

La tercera parte es la incensación del altar. «Una columna de perfume se eleva de modo simbólico a las alturas», ilustra González Padrós. Por último, se celebra la eucaristía.

El teólogo opina que la consagración de un templo con una iconografía tan potente irá bien para «neutralizar el virus de la funcionalidad que se ha extendido en los últimos años». «Parece que se ha olvidado que un lugar sagrado necesita una forma que nos transporte al fondo», añade, en referencia a ciertos templos y a las misas en cualquier lugar.

El catedrático considera que el Papa aprecia la liturgia. «Ha hecho de ella objeto de reflexión teológica y sabe muy bien que no es solo estética sino una simbología para comunicar con Dios».