JORDI, 51 AÑOS, EDUCADOR SOCIAL, BARCELONA

"Es un placer regalar a los amigos algo que yo cuido"

JOSEP RUBIO

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Dice que la hierba le produce«cierto desmadre», así que no fuma los cogollos, sino que realiza el laborioso trabajo de hacer su propio hachís con la resina de las plantas. Por eso prefiere las que crecen al aire libre, que facilitan la elaboración delcosto. Excede el límite de 12 plantas.«Yo tendría menos, pero para obtener un gramo de hachís debo procesar 10 de marihuana. Además, es un placer poder regalar a los amigos algo que yo cuido».

Lo hace con devoción. Mima su plantación dos veces por semana, aunque para llegar allí tenga más de una hora de camino. Y no piensa solo en su bienestar biológico.«También les dedico un mantra que aprendí de un tibetano. Para mí son plantas mágicas, presentes en la historia de la humanidad y que están condenadas a la legalización».Aunque de forma intermitente, ha sembrado los últimos 15 años, a veces en rincones discretos en medio del bosque; lo que llama«cultivo de guerrilla».

«Hay que ser discreto para hacer llegar el agua hasta la plantación, que suele estar en zonas alejadas y escondidas»,agrega. ¿Problemas por cultivar?«Una vez subía en coche a la montaña para replantar un ejemplar adulto y me pararon los mossos. Al ver la hierba, el agente me dijo que andase con cuidado, que robaban muchas plantas como la mía… y adiós».