entrevista con la escritora

Najat el Hachmi: «'Moro de mierda' es un insulto común»

Najat el Hachmi.

Najat el Hachmi.

F. M.
BARCELONA

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Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 1979) no quiere prolongar la polémica por el insulto de «moro de mierda» recibido por su hijo de 9 años. Afirma que ella misma lo ha sufrido, pero llama a la reflexión porque su hijo es catalán a todos los efectos y el rechazo sufrido representa que algo falla a la hora de definir el «nosotros» que es Catalunya.

-¿En qué contexto se produjo el insulto a su hijo y cómo se lo tomó el niño?

-Se lo dijeron otros niños. Tampoco quiero dar más detalles. Lo más complicado ha sido hacerle entender por qué lo consideraban diferente, ya que él no se ve como extraño. Ha nacido aquí. Y, de hecho, ningún niño se ve como diferente.

-¿Cómo reaccionó usted?

-Me quedé preocupada, pero ya me lo esperaba desde hace tiempo. De hecho en mi primer libro,Jo també sóc catalana (Columna), ya reflexioné sobre esto porque yo también he escuchado este insulto. Es muy común, se oye mucho. Y si has nacido en Marruecos parece que no sea tan grave.

-¿Cree que los niños que insultaron a su hijo lo hicieron porque habían escuchado estas palabras en su casa?

-Seguro. Son los adultos los que ponen unas marcas, unas etiquetas. Y por mucho que la escuela fomente valores positivos, lo que acaba quedando es tu conducta, lo que haces. Y si dices que no eres racista pero a nivel cotidiano vas discriminando, eso se nota. Y los niños son conscientes del rechazo aunque no se diga ni una palabra. Es algo más profundo que una frase.

-¿Cuál es, pues, el problema de fondo?

-Que yo puedo explicar a mi hijo que es de aquí, pero no me servirá de nada si colectivamente no se cambia el concepto de «los otros» por el de «nosotros», algo que todavía no ha sucedido. Es verdad que hay gente que sí lo tiene interiorizado. Pero todavía hay actitudes que ven normales cosas que no lo son, como estos insultos.

-¿Qué cree que debe hacerse para cambiar estas mentalidades?

-No lo sé, pero para empezar debemos hablar de ello y la gente debe ser consciente de que «los otros» ya somos «nosotros». Se trata de un cambio de perspectiva, y de repensar qué significa la sociedad en el siglo XXI.