Los socavones del AVE se tragan un vehículo y una vía de Cercanías

EDWIN WINKELS / CRISTINA BUESA / BARCELONA

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Dos nuevos socavones consecuencia de las obras del AVE trastocaron ayer, durante toda la mañana, la red de Cercanías de Barcelona. Hace más de un año que los trabajos del AVE interfieren, cuando no paralizan, la red ferroviaria metropolitana. La singularidad de los últimos incidentes es que, más allá de que los usuarios llegan tarde a sus destinos, los trenes pasan por el lado o directamente por encima de terrenos que, sin previo aviso, literalmente se hunden. Así sucedió ayer. Una cumbre de urgencia celebrada a media tarde en la Delegación del Gobierno, presidida por el secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, descartó parar temporalmente las obras o, más drástico aún, interrumpir el paso de trenes hasta que acaben los trabajos. Decidió solo pedir soluciones a la empresa constructora de que nada de lo hasta ahora acontecido volverá a pasar.

A las 8.30 horas de la mañana se abrió el primer socavón. La tierra cedió bajo las vías entre Bellvitge y el Polígono Gornal, una de las principales rutas de Cercanías. Por ahí pasan a diario unos 400 trenes de las líneas C2, C7 y C10, además de los Regionales y convoyes de larga distancia. La vía, según los términos que empleó la propia empresa constructora, quedó "desguarnecida en varios puntos". Para reponer el material perdido fue necesario recurrir a una excavadora. Ello permite intuir mejor el tamaño del socavón.

La repercusión sobre los usuarios fue, como tantas otras veces, enorme. Únicamente era operativa la vía más alejada de las obras del AVE en ese tramo, por la que había que hacer pasar alternativamente los convoyes, aunque no todos. Se decidió, por ejemplo, suspender el servicio en la C10, que une la estación de França y el aeropuerto. Los trenes de largo recorrido eran desviados por la ruta de Vilafranca, con la consiguiente congestión de ese tramo y la pérdida de tiempo por el obligado rodeo a través del Penedès.

ESTRUENDO Y ENORME HOYO

El segundo socavón, sin embargo, estaba aún por abrirse. Los operarios rellenaban con hormigón y grava el primero cuando, de repente, un estruendo les asustó. Unos 200 metros más al sur --esta vez no bajo las vías, sino a apenas dos metros de ellas-- apareció un gran agujero que se tragó un remolque que transportaba una cisterna de gasóleo. El vehí-

culo en su totalidad cabía dentro del hoyo. Todo sucedió a ojos vista, ade-

más, de los transeúntes. Un puente peatonal permitió ver desdeplateacómo se sacaba el vehículo y se inyectaba hormigón en el agujero. También permitió comprobar cómo los trenes volvieron, más tarde, a pasar sobre la zona del primer soca-

vón, muy despacio, mientras los operarios observaban con atención la reacción de las vías y del terreno.

Hasta aquí el relato de los hechos. Ahora, las explicaciones.

"ARRASTRE DE MATERIALES"

Renfe y Adif no dieron muchas. Es más, los socavones fueron bautizados eufe-

místicamente en la nota oficial como un "arrastre de materiales". OHL-

Guinovart, la empresa a cargo de los trabajos, se extendió más. "Las fuertes lluvias afectan nuevamente a las obras de la línea de alta velocidad y al terreno", destacaba la compañía en un comunicado. Y pormenorizaba después cómo el agua ha alterado estos días la integridad del suelo.

La acusación (ha sido el agua) le valió a OHL una inmediata y dura respuesta por parte del Col.legi d'Enginyers de Camins de Catalunya. "Las lluvias abundantes de los meses de septiembre y octubre no son excusa, ya que en la cuenca mediterránea son fenómenos habituales. Su eventualidad y efectos tienen que estar previstos en los plazos de ejecución". Pero la respuesta oficial de los ingenieros fue más allá. Entró a cuestionar la decisión de que el AVE llegue el 21 de diciembre a Barcelona. Dicho de otro modo, el calendario debe ajustarse a las necesidades de las obras, nunca al revés.

Esa consideración no fue tomada en cuenta en la cumbre política y empresarial que se celebró a media tarde en la Delegación del Gobierno. Allí, Fomento, Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona rechazaron que la llave del caso esté en las prisas por hacer llegar el AVE a Barcelona antes de fin de año. Insistieron en señalar que el problema radica en el modo en que se han realizado los trabajos. Es más, fuentes próximas a Fomento aseguran que Morlán discrepó en su día sobre la idoneidad del método elegido, pero que confió en la palabra de la OHL de que no habría sustos.