Vacaciones en el MIT

MICHELE CATANZARO / BARCELONA

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¿Pasar el verano en la playa o trabajando duro en un laboratorio? Elisenda Bou, de 20 años, lo tenía claro."No dudé ni un minuto en aceptar la propuesta que me hizo un profesor de la facultad para una estancia de verano en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Boston",explica esta estudiante de Ingeniería en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Claro está que al MIT, catedral de la ciencia contemporánea, no va todo el mundo.

Elisenda no se ha arrepentido. No solo porque ha podido participar en uno de los proyectos más ambiciosos de ese prestigioso centro, sino también por otras muchas experiencias insólitas: la colaboración con un famoso astronauta, la amistad con un estudiante de la isla de Pascua, la atmósfera del campus norteamericano... Bou ha relatado sus vivencias en unblog(accesible desde la dirección www.etsetb.upc.edu)."Aquí, los medios a tu disposición son increíbles. Puedes hacer todo lo que quieras --comenta en elblog--Hay material, recursos, espacio. Los límites... diría que no existen. ¡Y hay que ver lo que se trabaja!".

Un ascensor espacial

El proyecto en el que participa Elisenda tiene una aplicación"un poco surrealista",según explica: unascensorcapaz de llegar al espacio. Un larguísimo cable tendido entre la Tierra y una masa colocada previamente en órbita desde el cual se puedan colgar piezas para fabricar estaciones espaciales y luego levantarlas, sin gastar el dinero necesario para armar un cohete. En este proyecto, que está en fase muy preliminar, Elisenda trabaja en un sistema para transmitir energía de la Tierra al espacio que se podría aplicar en un sistema de este tipo."Me ha sorprendido mucho cómo se enfocan las cosas aquí: poco análisis teórico y muchos tests prácticos. Se realizan tres o cuatro soluciones alternativas y se escoge la mejor".

Todo en un ambiente muy colaborador."Hoy he ido a una reunión con un profesor con un nombre que me sonaba --escribía Bou el pasado 15 de agosto--. Hemos tenido una conversación muy entretenida. Al salir de la reunión, me he puesto a buscar en internet y me he enterado de que acababa de reírme hasta las lágrimas con Jeffrey Hoffman, el astronauta que reparó dos veces el telescopio Hubble". Historias como esta no dejan indiferentes a los compañeros de Barcelona."Qué envidia (sana, de verdad). Yo 'de mayor' quiero ser como tú",comenta Agustín en elblog.

Que una mujer se dedique a la tecnología ya está muy asumido en España, dice Elisenda, pero agrega que en el MIT están muy avanzados en la integración. Sin embargo, no todo es color de rosa."Aquí, estudiar es carísimo. Además, los extranjeros están preocupados por la posibilidad de quedarse fuera de los proyectos públicos debido a las leyes posteriores al 11-S, que privilegian a los investigadores de EEUU".

La colaboración de Elisenda con el MIT se acaba oficialmente a mediados de septiembre, pero antes de irse no ha perdido la ocasión de sumergirse en la vida del campus."Hay muchísimas actividades: desde el teatro al aire libre hasta el Festival de la Nariz, donde se ven películas con efectos olfativos. Sin contar las bromas de los estudiantes, como pintar la cúpula de un edificio como la cabeza del robot R2D2, de La Guerra de las Galaxias".El ambiente es muy internacional. Además de la calidad científica del centro, los estudiantes se benefician del intercambio cultural. Uno de los primeros amigos que ha hecho Elisenda es un chico de la isla de Pascua."Lo he convertido en un adepto del pan con tomate".