El Govern abre una vía excepcional para las 18 adopciones en el Congo

MERCÈ CONESA / BARCELONA

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La Generalitat ha pactado con el Ministerio de Asuntos Exteriores una vía especial para desencallar los flecos pendientes con las adopciones en Congo-Brazzaville y Congo-Kinshasa y que afectan a 18 familias catalanas. Esta vía consiste en trasladar todos los expedientes de adopción del primero de estos países al segundo, que dispone de delegación diplomática española. Las adopciones en Brazzaville se cerrarán porque "una investigación ha confirmado que los procesos de adopción no ofrecen suficientes garantías y ciertos documentos oficiales son de dudosa fiabilidad", dijo ayer la consellera de Benestar i Família, Carme Figueras.

El conflicto sobre las adopciones en los dos Congos empezó el pasado agosto, cuando seis familias que fueron a Brazzaville a recoger a niños que habían adoptado a través de la Associació d'Adopció de Nens al Congo (ADIC), una entidad colaboradora de la Generalitat, se encontraron con que la embajada española en Kinshasa se negaba a registrar a sus hijos. La situación de esas familias se arregló a base de enviar un diplomático a la zona, que logró sacarlos y traerlos a España.

COMPROMISO

No obstante, otras 18 familias, que también habían hecho trámites a través de la ADIC y contaban ya con el preceptivo certificado de idoneidad aunque aún no habían viajado a África, quedaron abandonadas. La Generalitat se comprometió a encontrarles una solución, que es la que ayer explicó Figueras.

Básicamente, consiste en que dos de estas familias que ya tenían un niño asignado (sabían su nombre y le conocían por foto) en Congo-Brazzaville continuarán con los trámites en aquel país, con ayuda de la ADIC y de la embajada en Kinshasa.

La situación de las restantes 16 familias es más compleja. Sus trámites se harán por protocolo público (no con la ADIC, que está suspendida) y los supervisará el departamento de Benestar i Família. Los expedientes de seis de ellas que habían iniciado trámites en Congo-Brazzaville pasarán a Congo-Kinshasa para tratar de asignarles un niño en este país, donde ya habían iniciado trámites las otras 10 familias.

El problema surge con los que tienen que traspasar su petición de un Congo a otro, puesto que en Kinshasa los requisitos para adoptar son más estrictos. Por ejemplo, las parejas deben llevar un mínimo de cinco años casadas (por contra no se pone obstáculos a las familias monoparentales) y no pueden tener más de dos hijos propios.

LAS SOLUCIONES

La consellera Figueras dijo que se trataría de limar estos obstáculos por vía diplomática. "Por ejemplo --apuntó--, intentaremos que se acepten certificados de convivencia previa al matrimonio". También dijo que la Generalitat se hará cargo de los costes adicionales. "Si las familias ya han pagado por un trámite en Brazzaville, no volverán a pagarlo para Kinshasa".

Pero ninguno de estos argumentos tranquilizó a las 16 familias que aún no tienen niño asignado. "La ADIC nos dijo que ya lo teníamos en Brazzaville". "A partir de ese momento te sientes padre y es muy duro que ahora te digan que tu hijo no existe", decía David Parcerisa, una de las casi 30 personas que ayer se resistían a dejar la sede de Benestar i Família tras entrevistarse con sus responsables.

LOS FALLOS

La paradoja que más hace sufrir a estas familias es que en todo momento utilizaron vías oficiales para tramitar su adopción. "Reconozco que algo no ha funcionado bien", afirmó la consellera Figueras que se mostró muy parca a la hora de enjuiciar la labor de ADIC y remitió al resultado del expediente abierto sobre la actuación de esa entidad.

Figueras ni siquiera recordó que el permiso provisional a esta entidad para operar como colaboradora de la Generalitat se lo dió su antecesora en el Govern, la consellera Anna Simó, de ERC. Ni tampoco sacó a colación que por el caos de estas adopciones cesó a la responsable del Institut Català de l'Acolliment i l'Adopció, Rosa Maria Bertran, también nombrada por su antecesora.

Las familias dicen que les faltan explicaciones convincentes. En la sede de Benestar i Família ayer había decepción, lágrimas y agotamiento. "Empecé una adopción en Etiopía, me dijeron que pasase a Congo-Brazzaville y mira dónde estoy", se lamentaba Oriol Suárez.