Protagonista de 'Galgos'

Adriana Ozores: "Está muy manido el tema de mujer de una edad y empoderada"

'Galgos', el drama empresarial y familiar que no es la ‘Succession’ española

Hablan los directores de 'Galgos': ¿La 'Succession' española? También había sagas familiares en 'Cien años de soledad' y 'Los Picapiedra'"

Adriana Ozores

Adriana Ozores / Marcos Bardón / Movistar Plus+

Inés Álvarez

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Desciende de una familia de varias generaciones de artistas –tantas, que incluso ella ha perdido la cuenta–, una condición esta que lleva con orgullo y humildad, porque su carrera la ha labrado papel a papel. Además del cine y el teatro, en televisión Adriana Ozores (Madrid, 1959) ha trabajado en series tan populares como 'Los hombres de Paco', 'Gran Hotel' y 'Velvet Colección'. Ahora da vida a Carmina, la mujer que toma las riendas de la empresa en 'Galgos', que acaba de estrenar Movistar Plus+

'Galgos' no es una 'Succession' española, es más nuestra.

Lo que es singular y valiente es que la hayan hecho tan de aquí, de una clase con mucho dinero del norte de España. Tiene una cosa muy reconocible, que es muy casposa.  

Cuando leyó los guiones, ¿le atrapó enseguida la historia?

Sí, y cuando supe que los directores iban a ser Félix Viscarret, que hizo 'Patria', ¡cuidado! – a mí me dejó loca esa serie– y Nely Reguera, que es tan divina... Me atrapó el combo.

No es la típica matriarca poderosa.

Esa es la singularidad, porque ya está muy manido el tema de mujer de una edad y empoderada. Ella no es así. Es la primera sorprendida de todo lo que va pasando y de empezar un tipo de vida que seguramente no quiere. Pero no le queda otro remedio, porque tiene una lealtad a su padre, a lo que le costó sacar honradamente esa empresa adelante. Aunque veremos que no tan honradamente. Pero ella se lo ha creído así. Son esas lealtades familiares que nos hacen tanto bien y tanto mal.

Va aprendiendo sobre la marcha.

Sí. Y una vez que ya se encuentra en una posición concreta, se va dando cuenta de las miserias humanas y de que va a participar en ellas. Es como un crecimiento a lo bestia. Era como una princesa guardada y de repente se convierte en un ser completo, con su luz y su sombra.

Las relaciones familiares cambian

En su compromiso no se ponen en juego elementos tan fuertes energéticamente como el poder. Pero cuando eso pasa, los roles cambian. Ya no son las mismas consecuencias.

La madre, la esposa, se convierte en la jefa, y eso no resulta fácil...

En la jefa con todas las responsabilidades y debe decidir qué cabezas cortar. Es un viajazo que ella no ha buscado, pero cree que es lo mejor para todos.

Hay un momento en que está tomando decisiones importantes, pero a su hija le duele la cabeza y corre a darle una pastilla.  

Eso pasa. No deja de ser madre

A su hija, Blanca (Patricia López Arnaiz) la ve como a una niña y no se da cuenta de que es su rival.

Es que ahí entran en juego arquetipos . En las que somos madres e hijas de madres –yo he tenido un chico, pero he sido hija de una madre– surgen cosas muy ancestrales de rivalidades. Y luego está la relación edípica que tiene con su hijo, Guzmán (Marcel Borràs). Yo, al leer el guion y en los ensayos, dije: «Perdón, pero esta señora coquetea con su hijo». A mí me nacía eso. Es que de alguna manera estaba escrito, o la intención, porque explícitamente, no. Yo lo percibí. Y lo hemos trabajado. 

Carmina sigue siendo madre y, sin embargo, Blanca, lo detesta. Representa a esas mujeres que no quieren ser madres.

¡Claro que sí! Y menos mal. Es que son maravillosos los guionistas y directores. Han abogado porque el marido de Blanca quiera estar en casa con los nenes. Él no tiene esa cosa de liderazgo y, en cambio, ella sí.

¿Existe esa rivalidad entre generaciones de actrices?

Gracias a Dios las jóvenes y mayores empujan igual en la misma dirección, porque somos mujeres todas. Esa rivalidad de antes estaba en el patriarcado, pero ahora ya no pasa tanto. Claro que quedan aún flecos y los habrá durante años, pero ya se está contando de otra manera.

Y ahora hay papeles para mujeres de más de 50.

Es que antes no se escribían. Porque ¿quiénes escribían? Los hombres.

La popularidad le llegó con Los hombres de Paco, pero Gran Hotel se llegó a ver en 30 países.

Es la productora Bambú la que abre el camino fuera de España. Cambió el paradigma. ¡Tú te veías hablando en ruso, en noruego, en chino! A nivel nacional, la popularidad me la dio 'Los hombres de Paco', pero al internacional, 'Gran Hotel'. Además, el personaje era tan goloso... ¡Era malísima! Ella mataba niños, ella pegaba con el látigo…

Adriana Ozores y Patricia López Arnaiz son madre e hija en 'Galgos'.

Adriana Ozores y Patricia López Arnaiz son madre e hija en 'Galgos'. / Movistar Plus+

Luego vino 'Velvet Colección', que, al emitirla una plataforma, fue la bomba. ¿Valora las plataformas para ampliar el alcance del trabajo del actor o le han quitado espacio al cine?

Tiene sentido que el cine sea el que promueva verdaderamente el arte. Con esto no digo que en las series no lo haya, pero ese proceso de investigación y de compromiso te lo puedes permitir haciendo cine. Es que hemos cambiado las costumbres. En la televisión ha habido un devenir que decirle que no a eso...Tú en casa tienes una tele, con lo que se ha convertido en una anécdota fantástica Ir al cine. ¿Cuál era el medio de ocio en la época de mis padres? El teatro, la zarzuela, el cine...Todo cambia y no es ni mejor ni peor. Es intentar hacer, dentro de lo que tenemos, lo mejor posible.

Hablando de sus padres, usted desciende de generaciones de actores. En Wikipedia hasta aparece su árbol genealógico.

¿Tengo árbol genealógico? ¡Ay, por favor! Pues, imagina, son seis generaciones. Mi padre nace a principios del siglo XX. Pues es su abuela. ¡No, su bisabuela! Estamos hablando de principios del siglo XIX o finales del XVIII.

Se sentirían orgullosos de usted. Incluso ha recibido la medalla de Oro de las Bellas Artes.

Sí que se han sentido orgullosos de mí y de Emma (Ozores). No puedo decir que me da igual mi apellido. Aparte, me han dado tanto conocimiento... Partes de la profesión, no hablo de lo artístico, que no se estudian y uno las trae adquiridas.

¿La fama le impide hacer algunas cosas que haría si fuera una mujer anónima? Mire lo que le ha pasado a Itziar Ituño.

Yo también he estado en manifestaciones. La fama tiene su cara A y su cara B. Somos caras visibles, reconocidas por parte del gran público y podemos tener un eco muy grande. Para lo positivo y para lo negativo. Estoy totalmente de acuerdo en utilizar nuestro nombre, pero con cabeza, eso sí. Y, aun así, te van a dar por aquí y por allá. Pero ¡qué le vas a hacer! ¿Vas a quedarte escondida?