Saga de éxito

Crítica de 'Cobra Kai (temporada 5)': estirando el chicle del Miyagiverso

Su trama y su fórmula dan serias señales de agotamiento, pero cada capítulo oculta al menos un par de momentos inspiradores que justifican la continuidad

Crítica de 'Cobra Kai (temporada 5)': estirando el chicle del Miyagiverso

Crítica de 'Cobra Kai (temporada 5)': estirando el chicle del Miyagiverso / Netflix

Juan Manuel Freire

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"El Sr. Miyagi evitaba una pelea siempre que fuera posible. Pero también peleaba cuando tenía que hacerlo", dice Sam LaRusso (Mary Mouser), guerrera hija de Daniel-San (Ralph Macchio), en un momento serenamente climático de la quinta temporada de 'Cobra Kai', extensión tardía en formato serie de 'Karate Kid'. Será la nostalgia de tiempos infantiles, o será la necesidad de emerger realmente de una temporada de demasiada distancia y demasiados obstáculos, pero el caso es que los mensajes de superación desperdigados por la serie pueden resultar efectivos.

Cuando creías estar viendo, más que nada, un intento desesperado de estirar un éxito sorpresa, alguna línea de guion o giro argumental sacude e inspira a aquel chaval desvalido que todavía anida en tu interior. ¿Me está animando esta serie a superarlo todo? ¿Acabo de gritar "¡sííí!" a la pantalla? ¿Intento de nuevo hacer creer que solo me ha entrado algo en el ojo? Sí, sí y sí. 

Son momentos como estos los que justifican, hasta cierto punto, la existencia de una quinta temporada de lo que empezó como modesta y disfrutable remezcla de la 'Karate Kid' original desde una saludable mirada autoflagelatoria. A medida que crecía su público –sobre todo, desde que en 2020 Netflix incorporó esta antigua serie exclusiva de YouTube–, 'Cobra Kai' se empezó a tomar más en serio a sí misma, abrazando en igual medida la comedia y el drama y persiguiendo tanto los guiños al ayer como una épica propia. 

Como ya pasaba en la cuarta temporada, esas adhesiones al pasado han empezado a convertirse casi en un lastre: cierto viejo villano suscita más fascinación entre los guionistas que entre cualquier espectador que este cronista conozca; los cameos de actores de la saga cinematográfica han dejado de sorprender y empiezan a resultar casi anticlimáticos; en ocasiones la evocación de cierto espíritu bravucón de los ochenta desprende tufo a conservadurismo político y a nostalgia de la mala

En esta quinta temporada, 'Cobra Kai' cobra vuelo cuando se prescinde de citas directas para buscar, a cambio, nuevas maneras de despertar emociones intemporales. (De acuerdo, la referencia a Miyagi siempre funciona, pero es excepción.) Y eso lo consigue cediendo tatami a los nuevos personajes jóvenes, de la citada Sam, que tiene una gran secuencia de alucinación, a su querido (con reservas) Miguel (Xolo Maridueña), todavía metido en su rivalidad con Billy (Tanner Buchanan), hijo biológico de su figura paterna. La carismática Peyton List, que encarna a la conflictiva, pero menos, Tory Nichols, es una estrella esperando a que la dejen estallar.

Sin embargo, la quinta temporada de 'Cobra Kai' se recrea también (en exceso) en las viejas rabias y motivaciones enquistadas. No se puede acabar una reseña sin apenas esbozar un poco de trama, así que aquí van unas claves. Tras llevar a Cobra Kai a la victoria, no sin hacer trampa, en el campeonato All Valley, el malvado Terry Silver (Thomas Ian Griffith) se ha impuesto a sí mismo la expansión del imperio Cobra Kai por todo el Valle de San Fernando. En parte por sugerencia de su esposa Amanda (Courtney Henggeler), Daniel cumple con su parte de la apuesta que realizó al inicio del torneo y echa el cierre a su dojo. Pero esta rendición debe ser relativa, o de lo contrario, ¿qué hace Chozen (Yuji Okumoto) viviendo en su casa (e incluso nadando desnudo en la piscina)? Habrá dolor y gloria.  

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