PSICOLOGÍA

Canaliza la energía de tus hijos: con estas pautas vivirán más relajados

Algunos niños necesitan descargar toda la energía que acumulan para poder alcanzar un mayor bienestar

Niños jugando en un patio en una imagen de archivo

Niños jugando en un patio en una imagen de archivo / periodico

Ángel Rull

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El nivel de energía y nerviosismo depende del temperamento de cada niño. Influye su carácter, pero también si están nerviosos o si han tenido un mal día en el colegio. Además, cuando se ven desbordados por sus emociones, también acaban sintiendo un exceso de energía que deben canalizar.

A través de diversas técnicas, podremos reducir los efectos negativos que el exceso de energía conlleva, tanto en el niño, como en todo el entorno. Estas estrategias crearán también un estado de relajación, muy útil tanto a la hora de dormir, del baño o de hacer los deberes.

Efectos negativos

El estado de nerviosismo, independientemente si es a nivel motor como cognitivo, aparece por diversas causas en los más pequeños: pueden verse contagiados del estado de los padres, haber tenido un mal día en el colegio o estar desbordados por el desconocimiento de sus propias emociones.

Si el nerviosismo excede de lo puntual, acaba teniendo efectos negativos en el niño, que puede acarrear con estrés y ansiedad. Los efectos negativos que podemos encontrar son:

  • Alteraciones en el apetito.
  • Problemas de sueño.
  • Inquietud y nerviosismo.
  • Irritabilidad.
  • Miedos y angustia.
  • Necesidad de aislamiento y de no comunicación.
  • Dolores de cabeza.
  • Molestias estomacales.

Canaliza la energía

La forma de tratar el nerviosismo es a través de la canalización del exceso de energía. Sentirlo no es algo negativo, pero sí acaba siéndolo cuando no es gestionado y se convierte en un conflicto en la escuela y en la familia.

El objetivo principal es reducir la impulsividad y la inquietud para lograr un mayor estado de relajación y atención. A través de las siguientes estrategias podremos canalizar la energía de los más pequeños:

1. Sé el mayor ejemplo

Si tú muestras una actitud nerviosa o enfadada, no solo les estarás contagiando, sino que servirás de mal ejemplo. Para modificarlo, debes ser comprensivo con su estado y actuar como ejemplo.

Es algo normal que cuando un niño esté nervioso, el entorno también entre en ese estado. Debemos revertirlo si queremos inducir calma en los más pequeños.

2. Utiliza el juego

A través de diversos juegos, podremos canalizar la energía de nuestros hijos. Estos juegos deben tener una finalidad constructiva, por lo que la estrategia de enseñarles a desfogar mediante golpes no será una buena idea. Con el tiempo, mantienen los aprendizajes y se acaban generalizando en la vida adulta.

3. Relajación

Debes analizar si la energía que el niño siente es desbordante o no. Cuando sí lo sea, se debe en primer lugar utilizar el juego para descargar energía, y después usar técnicas de relajación para inducir el estado de calma. Si desde el primer momento no es desbordante, se puede usar directamente la relajación.

4. Espacio de tranquilidad

Busca un espacio en casa que únicamente esté destinado a la relajación y la tranquilidad. Debe ser un lugar con estímulos que nunca aumenten la energía, como tablets o televisiones. A este espacio se deberá acudir cada vez que sintamos que estemos nerviosos y necesitemos relajarnos. Y recuerda, tienes que actuar de ejemplo.

5. Olvida las etiquetas

Cuando por una conducta aislada le decimos a un niño que es malo, lo interioriza y se queda con esa idea. Esto es algo que con el paso de los años va creando una herida y una concepción muy negativa sobre sí mismo. Por eso, evita los juicios de valor. Hay que limitarse a etiquetar la conducta concreta, como que está nervioso.

Los niños necesitan la continua estimulación, el juego, la diversión, pero también el control de sus emociones y la relajación. A través de estas sencillas estrategias podremos reducir la ansiedad y el estrés que puedan sentir y aumentar en bienestar y autoconocimiento.

Ángel Rull, psicólogo.