El día del libro

Yo, Ana Sánchez, falsificadora de firmas

Así me enfrenté a mi primer Sant Jordi con 'Barcelona increíble' a disposición de los lectores

Ana Sánchez, firmando.

Ana Sánchez, firmando.

Ana Sánchez

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“Imposible que superes mi humillación”, me animó días antes Miqui Otero, el flamante autor de 'Simón'. En su primer Sant Jordi, a él lo colocaron entre dos 'bestsellers'. Y uno acabó pidiéndole el boli. Se le había terminado la tinta y, total, Miqui no lo estaba usando. Así que para mi primer Sant Jordi, yo decidí hacerme un cartel: “Estoy dispuesta a falsificar cualquier firma”. Lo estoy. He metido en el bolso cinco bolis, no haya que prestar alguno. A las 10 de la mañana de un 23 de abril pandémico, la única expectativa de una firmante novata es que no te confundan con Miguel Bosé.  

10.01 h. Una señora enfila directa hacia mi mesa. “¿Tan pronto?”, sacas pecho. No me sentía tan feliz desde que vi a Rajoy andando deprisa. La sonrío de oreja a oreja. Hasta que la señora, de golpe, hace un quiebro a lo Toni Cantó y recula entre las vallas. Parece que se ha confundido. 

10.02 h. Llegan tus amigas del alma. Salvas la dignidad durante tus primeros minutos como autora. Firmas tu primer libro entre chascarrillos. Pero se tienen que ir. Vuelta al abismo entre vallas. 

10.15 h. Hace un rato que te has levantado de la silla. Miras a los transeúntes a lo Ciudadanos en busca de votantes. Enseñas la portada del libro al aire en cuanto alguien te mira de reojo sin querer. Una chica se para. ¡Una chica se para! ¿Es a mí? Tu primera firma a una completa desconocida. Te despides entre sonrisas, codazos, selfis para Instagram. Ahora mismo le darías hasta tu número de cuenta. 

18.40. Segunda hora de firmas y ya no sabes ni los libros que has garabateado. Para una novata, eso es que has superado lo menos 7. Incluso se produce una microcola de cuatro personas. Acabas sintiéndote igual que tras una noche de borrachera de las de antes: ezta gente zon mish mejodes armigosh, jodrerr. 

Ningún 'bestseller' me ha pedido un boli. Ni siquiera he tenido que falsificar la firma de María Dueñas. Seguiría dispuesta. Lo que sea por condurar un Sant Jordi sin apocalipsis de papel higiénico.