Precariedad en el sistema público
Una paciente de un CAP: "Debo esperar un mes para que me vea mi médica por un herpes zóster"
Los médicos y enfermeras que irán a la huelga de enero denuncian la sobrecarga asistencial, algo que repercute en el usuario, quien sufre cada vez más las listas de espera
Beatriz Pérez
Periodista
Responsable del área de sanidad/salud de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde 2018. En este tiempo he podido profundizar en temas de relevancia social y humana, como la pandemia de covid-19, el sistema de salud catalán, los avances médicos o las desigualdades en el acceso a la sanidad. En abril de 2024, gané la primera edición del Premi Salut i Drets Socials del Col.legi de Periodistes de Catalunya (demarcación de Tarragona).
Médicos, enfermeras y otros perfiles profesionales de la sanidad pública de Catalunya irán a la huelga el 25 y 26 de enero. Las grandes protestas madrileñas han acabado por dar el empujón definitivo a los catalanes. La sobrecarga asistencial y las malas condiciones laborales de las que se quejan repercuten directamente en la salud de la ciudadanía, pero especialmente en la de las clases populares, principales usuarias de la sanidad pública.
Las largas listas de espera para acceder a los hospitales y a los centros de salud son un ejemplo de ello. Maria Guardia, usuaria del CAP Sant Andreu (Barcelona), tiene que esperar un mes para que su médica de familia la visite por un herpes zóster. "Tengo 67 años y hace un mes que lo sufro. Fui de urgencias al CAP porque en la mutua habían confundido el dolor con una lumbalgia", explica. Pero tras esa visita a las urgencias del centro de salud, no llegaba la llamada de la médica de cabecera. "Entonces llamé yo [la última semana de noviembre]. Y me dijeron que no podría verme hasta el 22 de diciembre", cuenta.
La propia administrativa del CAP le sugirió que, si se encontraba muy mal, volviera a las urgencias del centro de salud. Al final logró hablar por teléfono con su doctora de cabecera, pero hasta el 22 de este mes no podrá verse con ella en persona.
Maria, que forma parte de colectivos de defensa de la sanidad pública, luchaba hace años por las 48 horas, que es el tiempo al que el paciente tiene derecho a ser atendido una vez pide cita en el CAP. Pero esa reivindicación parece a día de hoy una quimera. "Desde la pandemia, muchas visitas son por teléfono. La gente acaba yendo a las urgencias y ahí hay muchísimos pacientes", se queja Maria.
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