UN 'SAVOIR FAIRE' EXCEPCIONAL

Los secretos del champán, al descubierto

Un viaje único a las históricas bodegas de Moët & Chandon

Viñedos de Moët & Chandon

Viñedos de Moët & Chandon

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La región de Champaña-Ardenas, ubicada en el nordeste de Francia, y a tan solo una hora en tren desde París, es una de las visitas obligadas para todo viajero gurmet que se precie. Una escapada en la que comer y disfrutar de la siempre excelente gastronomía francesa pero, sobre todo, una escapada en la que beber, y por supuesto brindar. 

Épernay es la capital de esta zona vitivinícola bañada por el río Marne. Este afluente del conocido Sena, es también responsable de dotar a su suelo calcáreo de unas características únicas que conforman su famosa creta 'champenoise'. Es esta tipología singular de terruño la que permite cultivar las vides destinadas a producir una bebida de renombre mundial. Así, rodeada por más de 30.000 hectáreas de viñedos, esta población francesa acoge algunas de las casas de champán más reconocidas a nivel internacional como Moët & Chandon, Mercier o Perrier-Jouët. 

Su museo del champán y de la arqueología regional es una parada imprescindible para los amantes de esta bebida dorada y chispeante, ya que permite aprender más sobre la región y el proceso de elaboración del reconocido néctar. 

Asimismo, en su arteria principal, la Avenue de Champagne –Patrimonio Mundial de la UNESCO desde el 2015–, las centenarias bodegas abren sus puertas al visitante con el fin de desvelar el misterio que se esconde tras una de las bebidas más deseadas del mundo. Una visita que hará las delicias de los viajeros más sibaritas. Y es que no en vano, Épernay y sus históricas 'maisons' forman parte de la exclusiva lista francesa Sites Remarquables du Goût.

De vuelta a los orígenes

Pero, sin duda, hablar de champán, es hablar de Moët & Chandon. La historia de este exclusivo caldo que ha sabido enamorar a reyes, reinas y emperadores, estrellas de Hollywood, reconocidos cantantes y deportistas de élite por igual, comienza en el 1743, en esta misma localidad. Es aquí donde el comerciante de vinos Claude Moët funda la Maison Moët. 

Aunque no será hasta el 1792, cuando su nieto, Jean-Remy Moët, tome el control de las bodegas y le dote de ese 'savoir faire' excepcional que rápidamente enamora a las cortes europeas y pasa a convertirse en proveedor oficial de la Corte Real Francesa. Hoy en día, esta famosa casa gala, emblema indiscutible del arte de celebrar, es sin duda una de las bodegas más visitadas de la región de la Champaña. 

Ubicada en la elegante Avenue de Champage, en el corazón de Épernay, cuenta con más de 28 km de laberínticas galerías y millones de botellas cuidadosamente ordenadas, clasificadas y protegidas de la luz del sol. Largos pasillos excavados en roca calcárea, y en los que parece que el tiempo se paraliza mientras el silencio y la tenue luz acompañan al visitante que los recorre. Aquí todo se hace con mimo y delicadeza. 

Desde las sabias manos que giran diariamente las botellas, pasando por las que manualmente escriben sobre pizarra negra la variedad y la añada de cada sección, hasta los entrenados ojos que con un solo vistazo saben ver al trasluz cuánto tiempo de reposo necesita cada caldo. 

En Moët & Chandon todo sigue un proceso meticuloso, artesanal y único. Recorrer estos pasillos significa además seguir los pasos del mismísimo emperador Napoleón, quien durante una de sus campañas europeas visitó las bodegas. De ahí que el champán también reciba el apelativo de 'imperial'. Pero no es el único nombre conocido que ha pasado por la 'maison' francesa. El zar Alejandro I de Rusia, la emperatriz Josefina o el rey Carlos X de Francia son algunos de los muchos nombres que solían visitar estas bodegas para así abastecerse con el fruto de las mejores añadas y conocer de primera mano los secretos de tan deseada bebida.

Actualmente el visitante puede descubrirlos gracias a las visitas guiadas que ofrece Moët & Chandon por sus instalaciones. Durante las mismas, el visitante puede pasear por los elegantes salones donde la familia Moët recibía a sus ilustres invitados, repasar el libro de pedidos y comprobar la asiduidad con la que Madame de Pompadour encargaba sus botellas de champán, descender hasta el corazón de la 'maison', sus bodegas, y por supuesto, llevarse de recuerdo alguna de las ediciones limitadas que se pueden encontrar en su 'boutique'. Y es que según cuenta la leyenda, cada segundo se descorcha una botella de Moët & Chandon en todo el mundo. Por ello, una vez destapados todos sus secretos, es hora de oír ese estadillo tan reconocible, llenar la copa, levantarla ligeramente y brindar con ella por la vida. ¡'Santé'!