HUELGA INDEFINIDA

Los trabajadores de Gallina Blanca en huelga indefinida contra el traslado de la planta de Sant Joan Despí

Reclaman un plan industrial alternativo que permita mantener las setenta puestos de trabajo actuales y reubicarlos en la fábrica de Rubí

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Los trabajadores de la planta de Gallina Blanca en Sant Joan Despí han comenzado este martes a las 11 de la mañana una huelga indefinida contra los planes de la compañía de cerrar la histórica fábrica para recalificar los terrenos y trasladar la producción en Ballobar, (Huesca). 

Antonio Hidalgo, portavoz de los trabajadores, ha lamentado que la empresa no les ha dejado otra opción que el paro indefinido porque hasta el momento no ha tenido ninguna voluntad negociadora. 

Hidalgo afirma que los planes de la empresa pasan por iniciar de forma inminente el traslado de las máquinas en la fábrica aragonesa y que no podían esperar a reaccionar porque "con la fábrica vacía se hubieran quedado sin fuerza". Con todo, los trabajadores aún confían en llegar a un acuerdo con la dirección que pase por un plan industrial alternativo que permita mantener las setenta puestos de trabajo actuales y, por ejemplo, los reubique en otras fábricas de la empresa como la de Rubí.

Los trabajadores de la planta de Sant Joan Despí, que el pasado 31 de enero ya hicieron una huelga de 24 horas, han dado un paso más en sus protestas para tratar de forzar el grupo Agrolimen, propietario de Gallina Blanca, a negociar y encontrar una salida al conflicto que puede dejar sin trabajo unos setenta trabajadores.

Inviable ir a Huesca

Antonio Hidalgo lamenta que hasta ahora en la mesa de negociación con la empresa sólo se ha hablado del traslado de la planta en Huesca, una posibilidad que los trabajadores no contemplan. El portavoz de la plantilla critica que la empresa, a pesar de que ofrece la posibilidad a los trabajadores que lo deseen de marchar a trabajar en la planta aragonesa, sabe que esta alternativa es inviable en la mayoría de los casos por motivos familiares. "La mayoría de la plantilla tiene entre 45 y 55 años y un cambio tan radical es del todo imposible", añade.

Los trabajadores, tanto los 43 que están en plantilla, como la treintena de subcontratados, reclaman que si el cierre y traslado de la planta de Sant Joan Despí es inevitable, se lleve la producción a otra ubicación en la comarca o que se ofrezcan otras alternativas a los trabajadores como bajas voluntarias, prejubilaciones o el traslado a otras fábricas del grupo en Cataluña como la de Rubí, donde se fabrican las pastas Gallo.

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