Verano a remojo

Los trenes gratis disparan las excursiones domingueras de playa fuera de Barcelona

Los usuarios de las líneas de la costa han aumentado casi un 24% los días festivos

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Salida de viajeros del centro de Barcelona rumbo a las playas del Maresem, en la R1.

Salida de viajeros del centro de Barcelona rumbo a las playas del Maresem, en la R1. / Jordi Otix

Patricia Castán

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Cargados casi como si llegasen de vacaciones, los cinco miembros de la familia Sala salen de la estación de Caldes d'Estrac con bolsas de playa, gran nevera portátil con ruedas, dos sillas plegables, un amplio parasol, gorras y chancletas. No es una rutina habitual en sus veranos. Normalmente iban a Badalona, cuentan, pero con el abono de Rodalies gratuito, se han lanzado a la aventura de descubrir casi todas las playas del Maresme.

Como resultado, esta pequeña y poco transitada localidad playera, igual que otras muchas de la comarca y también del Garraf están viviendo una temporada especialmente concurrida de excursionistas barceloneses todos los domingos. Las estadísticas de Renfe, que de momento solo alcanzan hasta finales de junio, ya cifran el aumento del viajero dominguero en un 23,6%.

Familias rumbo a las playas del Maresme en la R1, el domingo.

Familias rumbo a las playas del Maresme en la R1, el domingo. / Jordi Otix

En las coquetas playas de Caldetes, como en Sant Pol (unos pocos kilómetros más al norte), Arenys de Mar, El Masnou, Premià y otras, se percibe ese turismo barcelonés de un día. No es el que puebla las segundas residencias, frecuente en verano, que se distribuye por el litoral. Se trata de excursionistas que acuden con un copioso 'equipaje' playero, bebidas y bocadillos para pasar el día entero en playa, por lo que se suelen situar en tramos de playa cercanos a las estaciones, habida cuenta de lo cargados que viajan.

"Antes íbamos con la tarjeta del metro, pero como ahora no pagamos la Renfe, nos merece la pena ir más lejos", opina el patriarca de los Sala, de 48 años. Van tan aprovisionados que no necesitan "gastar nada", asume, satisfecho. Como otros usuarios, se queja de que este año en este municipio no haya duchas por la sequía. Algo que la población local casi aplaude, pese a la incomodidad que conlleva, "porque con duchas aún estaría todo mucho más lleno", opina un bañista de la zona, asombrado por la afluencia dominical de este verano.

Madrugar en busca de sitio

En Sitges hay que madrugar para colocar la toalla, porque a su natural afluencia estival se suma también el desembarco masivo de los domingos. "Las playas están a reventar, y también las calles del pueblo, ha llegado un punto que para los de aquí es mejor quedarse en casa en la piscina", relata Antoni F., poniendo en duda los usos de la gratuidad de las Rodalies de Renfe, que nacieron para compensar la inflación en cesta de la compra y tras la subvención a los carburantes. "Hay que reconocer que está muy bien poder ir a trabajar en tren sin pagar, pero si el objetivo es incentivar que la gente deje el coche, no debería poderse utilizar en fin de semana", sostiene.

"Muchos de los que llegan ahora en tren los domingos no son habituales ni venían en coche antes, simplemente es gente que antes no se movía de Barcelona y ahora busca nuevas playas porque son gratis y se saca el abono solo para salir de la ciudad el fin de semana", opina, resignado a disfrutar de sus playas solo entre semana.

Llegada de bañistas a Caldes d'Estrac el pasado domingo.

Llegada de bañistas a Caldes d'Estrac el pasado domingo. / Jordi Otix

Portavoces de Renfe ponen en valor el aumento de usuarios, que ha venido respaldado con un incremento en las frecuencias con destino a municipios de playa, en las líneas R1 y R2. La empresa no dispone aún de las estadísticas de julio y agosto, pero la tendencia desde que llegó el calor era de aumento de viajeros por motivos de ocio. Aunque en el mes de junio la demanda en fines de semana creció un 30% respeto a 2022, el dato más significativo lo aporta la comparación con 2019, ya que el año pasado la afluencia aún estaba algo afectada por la pandemia, al haber usuarios que aún preferían evitar aglomeraciones.

Una familia disfruta de una comida de playa en El Masnou el pasado domingo.

Una familia disfruta de una comida de playa en El Masnou el pasado domingo. / Jordi Otix

Y los sábados del pasado junio han contado con un 12% más de usuarios que en la prepandemia, mientras que los festivos y domingos han aumentado un 23,65%, subraya Renfe. Contrastan con los datos generales de todo el primer semestre, cuando hubo un incremento del 23,34% respecto al año pasado, pero aún estuvieron más de un punto por debajo de 2019. Y ello se explica por el fenómeno del teletrabajo, mantienen desde la compañía ferroviaria, que impiden "una comparación real" de la evolución en días laborables. Por contra, el fin de semana el usuario es de ocio, por lo que las cifras no estarían tan sesgadas y reflejarían un destacado crecimiento de usuarios gracias a la gratuidad, argumentan las mismas fuentes.

Familias disfrutando de un domingo de playa en El Masnou.

Familias disfrutando de un domingo de playa en El Masnou. / Jordi Otix

El informe, no obstante, no precisa cualitativamente si esos viajeros de fin de semana han dejado de coger el coche. O si simplemente se trata de barceloneses que antes no se desplazaban los fines de semana y que ahora han descubierto una escapatoria gratuita a las abarratadas playas de la capital catalana.

Jornada 'low cost'

"Se nota y mucho el aumento de gente que viene desde Barcelona todos los domingos por la mañana y se marchan a media tarde o incluso casi al anochecer", explica el personal de una estación del Maresme. Se ha apreciado especialmente en estaciones donde hay tornos de acceso y salida. En algunos municipios como Canet de Mar no hay, y era frecuente que otros años tuvieran un cierto volumen de viajeros que se apeaban allí sin haber tenido que pagar por todas las zonas.

Una parte acude solo con el atuendo de playa y luego se queda a comer en algún chiringuito o restaurante, como ya sucedía otros años, relatan algunos hosteleros consultados. No obstante, una gran mayoría de los nuevos domingueros de playa desplazados acuden abastecidos con sus propios bocadillos y 'tuppers' y el objetivo de alegrar por unas horas sus verano urbano. "Antes habríamos tenido que pagar casi 30 euros por la ida y vuelta los tres, y nos quedábamos en el área metropolitana porque Barcelona está imposible", dice Emilia, que viaja con su pareja y su hijo de 13 años. "Este año hemos llegado incluso a Blanes", añaden encantados, dentro de un vagón donde además se garantizan (si todo va bien) una hora o más de trayecto refrigerado.

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