Ruta con pareo

Los mejores chapuzones: piscinas, playas y oasis de postal en Barcelona

¿Aún no sabes dónde ir a aullar «boommba» cual King Africa? Aquí tienes piscinas con vistas y playas donde posturear, hacer 'paddle' o ir de chiringuitos

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club natacio.JPG / Joan Cortadellas

Albert Fernández

Albert Fernández

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Es verano, la ciudad hierve y tú solo quieres estar en el agua. Te buscamos remedios a base de ideas frescas para darte un chapuzón. Todo salpicado con propuestas surferas, nudistas y para perretes. Aquí va un mosaico glorioso de toallas, pareos y sombrillas en playas cercanas, piscinas y pozas

1. Aquí sí hay playa

No sin mi colchoneta

Playa del Prat de Llobregat.

Playa del Prat de Llobregat. /

Tan lejos, tan cerca. Aunque a veces las esperas en andenes lo vuelven todo farragoso, lo cierto es que cerca de Barcelona, el Mediterráneo nos regala su inmensidad desde arenales diáfanos como el de la playa de Badalona y la del Prat de Llobregat. El litoral barcelonés nos lo pone fácil: llegar es tan sencillo como un breve viaje en tren o bus. Cuando regresas a casa aún tienes la marca del bañador. Badalona da para regalarse en sus chiringuitos y hay espacio de sobra incluso en los días de máxima ocupación. El Prat dispone de 3,4 kilómetros de uso público, rodeados de lagunas, marismas y pinares. A ese chaval que busca los confines de la tierra navegando en su colchoneta no le hace falta más. 

2. Postureo veraniego

Bellos fondos

La playa de Les Escaletes de Sant Pol de Mar.

La playa de Les Escaletes de Sant Pol de Mar. /

Para lucir el bronceado abisal de la Sirenita y petarlo en Instagram conviene encontrar un escenario idílico que remate tu posado estival. Tal vez no tengas un velero ostentoso, pero si clavas tu mejor pose con las casetas del Garraf de fondo, triunfas seguro. Fácil de llegar en un ratito de tren, la playa de las Casetas del Garraf es el fondo retro y cuqui que necesitas para brillar como una diva clásica. Esas peculiares casitas usadas por una colonia de pescadores y trabajadores del puerto a inicios del siglo XX siguen fascinando con sus hermosas estampas en blanco y verde. Después de la sesión de selfis, nada como zambullirse en el agua antes del vermutito o un buen arroz con vistas en el Chiringuito de Garraf (Mirador del Port, 3). Te chivo un secreto: si prefieres postear algo más natural, acércate a las rocas que encuentras caminando por un sendero pasado el puerto. Alucine entre el mar y el macizo del Garraf. 

Para multiplicar la dosis de exhibicionismo, el decorado idóneo es la playa de Les Escaletes de Sant Pol de Mar. Aquí cualquiera puede 'stalkearte' desde la barandilla del paseo. Pero lo vas a gozar igual dando tu mejor sonrisa a la espuma del mar que lame tus pies, o revolcándote por la arena en esta pequeña lengua de costa recostada en la fachada del malecón. Un baño íntimo y dorado a solo unos peldaños.

3. Mundo chiringuito

‘Chill’ y sombrilla

Vivero Beach Club.

Vivero Beach Club. / Instagram

La generosidad del Maresme da para plantar cómodamente la toalla, darse un chapuzón a la carrera, jugar mil horas a palas, o perderse en pensamientos contemplando las olas hincharse al llegar a la costa. Pero hay quien prefiere refugiarse a la sombra de un chiringuito, y ablandarse por su hilo musical con una jarra fría en la mano. Jarana Ocata (paseo del Prat de la Riba) es un buen sitio para darse un homenaje al mediodía o disfrutar de un buen tardeo.

 Vista aérea de Jarana Ocata.

 Vista aérea de Jarana Ocata. / Instagram

Aunque si nos damos un garbeo calentito por los mejores chiringuitos de nuestra costa, la cosa no tiene fin. En Sitges, Nomada Beach Club, en la playa de Aiguadolç, es un clásico disfrutón donde combinar tumbona, cóctel y horizonte. Ojo, cerca de allí también tienes esa calita mínima y recogida a la que llegas por una escalinata después de gozar con una fideuá en Vivero Beach Club (av. Balmins, s/n). Vida sencilla, arena, sol y los mejores platos marineros a pie de playa. Nada como saborear la vida cuando el sol se vuelve naranja en cualquier punto de esa infinita línea de chiringuitos disfrutones.

4. Stop prohibiciones

Al natural

Echarse al sol tal como viniste al mundo, y sentir el agua del mar envolverte por cada poro es una sensación y un derecho irrenunciables. En Catalunya existen más de 60 playas nudistas, algunas de gran tradición como la Cala Morisca del Garraf, la playa del Trabucador en Sant Carles de la Ràpita, la de la Mar Bella en Barcelona o la playa el Coco, situada entre el puerto de Badalona y el Pont del Petroli.

La playa canina de Llevant.

La playa canina de Llevant. /

Igual de natural es querer disfrutar de las olas en compañía de tu mejor amigo: esas carreras de tu perrete moviendo el rabillo hasta hacer chof en el agua lo valen todo. Puedes gritar "al agua, perro" en la playa de Llevant de Barcelona, Cala Vallcarca de Sitges o la playa canina de El Masnou. 21 playas compiladas en la web de red canina. Pocas me parecen para ese espectáculo de escándalo de agua y pelo sacudiéndose.

5. Baño en el barrio

El gusto del cloro

La piscina más grande de BCN: Can Dragó.

La piscina más grande de BCN: Can Dragó. /

Si no puedes salir de la ciudad, nada como darte unos hiperchapuzones en la piscina más cercana. En Nou Barris se hace todo a lo grande. Cuando te asas sobre el cemento, la piscina más grande de la ciudad siempre está allí para salvarte. Los 2.960 metros cuadrados de la piscina de Can Dragó (Rosselló i Porcel, 7) son la meca del esparcimiento veraniego. El entorno del lago es un mosaico glorioso de caras bronceadas, bañadores chillones y toallas multicolor adorando una curva de azul infinito. La profundidad es muy prudente, va de 0,10 hasta 1,30 metros. Bajo el puente, las carcajadas suenan amortiguadas entre chapuzones. También se puede gozar con sus hamacas, en el bar o en el inmenso terreno verde que acompaña la piscina. Bañito, bocata y siestita

Cada año, el Guinardó se convierte en un paraíso tropical cuando abre la piscina de verano del Centre Esportiu Municipal Guinardó (Telègraf, 31-45). En un barrio que guarda muchos tesoros, la piscina descubierta se maquea para que los vecinos celebren el verano entre flotadores y toallas de Buzz Lightyear. Una lámina de agua de 33 x 17 m para disfrute de toda la familia, rematada por el servicio de tumbonas y el bar. Cuando se va con niños pequeños conviene refugiarse en la piscina cubierta. Nada como asistir a esos encuentros en manguitos en los cursos de natación.

6. Saltos con vistas

Brazada y horizonte

Chapuzón con vistas en la piscina municipal de Montjuïc.

Chapuzón con vistas en la piscina municipal de Montjuïc. / Manu Mitru

Cada año te sientes como Kylie Minogue asomando a las gradas olímpicas de la piscina municipal de Montjuïc (av. Miramar, 31). Se te corta el aliento ante el glorioso espectáculo panorámico: el 'skyline' de la ciudad de fondo, contrastando con el asombroso trampolín más las tonalidades turquesa de las baldosas bajo el agua. Tras el descenso de diva por las escaleras, ducha rápida para sumergirte cuanto antes en las profundidades refrescantes. Todo el espacio del mundo para marcarte unos buenos crols. Luego a estirarse. El flirteo de toalla y los selfis presumidos van que arden.

El mar se encuentra con el cloro en los confines del Club Natació Atlètic-Barceloneta (plaza del Mar, s/n). La noche y el día también se cruzan para quienes bracean ya mientras la ciudad aún duerme. Presenciar el amanecer flotando sobre una piscina con vistas al litoral revela escenarios sobrecogedores. Este histórico club fundado en 1913 depara infinidad de epopeyas sumergidas a través de sus dos piscinas descubiertas, una de ellas climatizada, otra cubierta, más el solárium, un trozo de playa privado y sus nuevas salas de spa e hidromasaje. Nada, nada mientras las palmeras se doblan sobre el horizonte, con el Mediterráneo al fondo. 

7. Al agua, paddle

Tabla y remo

Sesión de ‘sunrise’ sobre una tabla de Blue Salt School. 

Sesión de ‘sunrise’ sobre una tabla de Blue Salt School.  /

Si eres de los que se aburren retozando, piensa que hay mil maneras activas de bañarse. El paddle surf es un deporte sensacional para deslizarnos sobre la superficie del mar sin necesidad de olas. En Barcelona ya se ven más tablas de paddle que lateros. Hay opciones desde el Fòrum hasta el Hotel W. Puedes practicar SUP, surf e incluso surf polo en Blue Salt School (Passeig Marítim del Bogatell). Ofrecen amaneceres con tabla y desayuno y 'sunsets' con música y pica-pica. En la otra punta, Sea You (Passeig del Mare Nostrum, 14) organiza salidas al amanecer, sesiones de cine y poke con mojito cuando cae la tarde. El paddle surf nació en Hawaii en los años 60. Así que, más allá de alcanzar la euforia de ponerte de pie sobre la tabla, siempre podrás sentirte floreado y tropical mientras el azul del mar se te clava en las pupilas.

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