Conde del asalto

'Escape room' misterioso de literatura infantil en Barcelona

Primera aventura mensual de Nocreixeu en la librería NoLlegiu del Clot.

Primera aventura mensual de Nocreixeu en la librería NoLlegiu del Clot. / Instagram

Miqui Otero

Miqui Otero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Que el verdadero tesoro es el mapa del tesoro lo sabe cualquier niño y también cualquier lector.

El tesoro puede darte lo que su nombre propone, oro y riqueza, pero el mapa te da la promesa de aventura, el viaje a lo desconocido, la formación y el juego, la imaginación para buscar soluciones, las ganas de todo, incluso de encontrar el tesoro. Para entendernos, muy a menudo se habla de los libros como de tesoros, cuando en realidad son algo mucho más importante: mapas del tesoro.

Esto, decía, lo saben los niños, lo olvidan los adultos y lo repescan algunos lectores. Y tengo la impresión de que también son muy conscientes de ello Xavi y Elisa, dinamos de la librería Nollegiu junto a Mónica y Susanna. “Un libro es una herramienta para muchas otras cosas. Es el mejor invento, solo comparable con la rueda. Y lo importante ni siquiera es el libro, sino la lectura. Y tener una relación amable con ella”, dice Xavi. “En realidad, acceder a ella a través de todo tipo de juegos”, añade Elisa, su socia y encargada de la librería Nollegiu (hay dos más, una en Poblenou y otra en Palafrugell) de El Clot.

Aquí, hace solo unos días, se celebró una especie de 'escape room' para que los niños se acercaran al género literario del misterio. “Había libros que habían perdido palabras, o que se habían desordenado, también pistas y llaves. Vinieron más de 20 niños y fue magnífico”, cuenta Elisa.

Es solo uno de los eventos que prepara esta librería, una de las más imaginativas (todo lo que inventaron durante la pandemia fue digno de premio), dentro de Nocreixeu, un espacio recién estrenado para crear nuevos lectores. Habrá talleres (o no talleres, porque la palabra suena demasiado laboriosa) para que los niños potencien su vena poética, juegos de memoria, incluso conferencias (es un decir) infantiles para que los pequeños se den cuenta de que para hacer un libro no se necesita una persona (el autor), sino muchas más: el que lo imprime, el que lo encuaderna, el que lo corrige, el que lo reparte y, más importante aún, el que lo lee, tú.

Una buena historia

Todo, en realidad, está en el juego. En la gramática de la fantasía, decía Gianni Rodari. “No nos gustan esos libros que hablan de trabajar. Libros para trabajar la rabia, la tristeza, la integración. Lo importante es una buena historia”, dice Elisa. “Y un juego para encontrar una solución a un misterio es una forma de escribir una novela de misterio. Y lo mismo pasa con la poesía”, dice Xavi. No es tan distinto de cómo promueve la literatura entre los adultos, como algo vivo: en la de Poblenou, he visto a señoras con el carrito del mercado preguntarle a gritos qué se llevaban, cómo se le pregunta al charcutero o al pescadero qué tiene fresco (aunque lo fresco se haya escrito hace tres siglos, un buen texto, decía Cunqueiro, “huele a pan recién horneado”).

Nocreixeu, cuya agenda podéis consultar en sus redes sociales, va más allá de la cosa unidireccional del cuentacuentos. Un espacio lúdico y rodariano para potenciar lo importante en la literatura (y, de paso, para luchar contra el desastre del último informe PISA sobre comprensión lectora). Todo lo que un niño tiene, todo lo que el adulto olvida, todo lo que los lectores queremos recuperar cada vez que abrimos un libro. Los niños son cuentistas y también creadores de lenguaje: estas líneas las escribo en mi “estuche”, que es como mi hijo llama a este cubil, porque contrae las palabras estudio y despacho.

En la Nollegiu lo saben y repartirán esos mapas del tesoro.

Suscríbete para seguir leyendo