Conde del asalto

Dónde cantar en Barcelona el mejor villancico de la historia

Así son los mejores ‘escape rooms’ del mundo que están en Barcelona

Lugares donde echar siestas públicas en Barcelona

Los mejores locales de 2023 para tener una cita en Barcelona

Concierto en el Michael Collins.

Concierto en el Michael Collins.

Miqui Otero

Miqui Otero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Antes de fallecer hace un par de semanas, el compositor y cantante del mejor villancico de la historia, también del más triste, lo dejó todo preparado. Y todo era lo siguiente: una barra libre de 10.000 euros de cerveza gratis en el pub más cercano a donde se celebró el funeral, en Nenagh, en el condado irlandés de Tipperary.

Eso es saber irse: como Dickens, que solía abandonar una reunión justo después de contar un chiste y a media carcajada del resto de la mesa. 

Shane MacGowan, en el que pienso tecleando esto en un pub irlandés de Barcelona, donde voy a hacer como que yo también fui invitado a esa celebración de 12 horas, logró con su invitación algo que quizás habría conseguido sin ella: una ceremonia tan emocionante que es imposible verla (la tienes en Youtube) sin llorar. 

Asistieron sus amigos (Bobby Gillespie o Nick Cave, entre otros) que cantaron durante el oficio. El clímax llegó con la interpretación de su gran villancico, el favorito del mundo anglosajón: estaba predestinado a componerlo, ya que MacGowan nació justo el día de Navidad de hace 65 años. Publicado en 1987, 'The Fairytale of New York' evoca las navidades de una joven pareja irlandesa en la Gran Manzana. La canción arranca una Nochebuena: el tipo, encerrado en la celda de los borrachos, habla con un anciano que le dice que esta probablemente será su última Navidad. Entonces el viejo canta un viejo himno irlandés y él se gira y sueña con su chica. 

Él tiene el presentimiento de que viene una buena época, incluso está en racha en las carreras de caballos. Ella le dice que aquí, en Nueva York, tienen coches grandes como bares y ríos de oro. También le recuerda que un 24 de diciembre la cogió de la mano y le prometió que Broadway la estaba esperando. “Eras guapo”, le dice ella. “Tú eras bonita, la reina de Nueva York”, le dice él. Y los dos: “Cuando la banda terminó de tocar, la gente pidió a gritos más”. Por lo visto Sinatra sonaba y los borrachos cantaban y ellos se besaban y bailaban.

Luego la canción pasa a los reproches y los insultos, que cada año generan una gran polémica en la BBC porque muchos piensan que un villancico no debería incluir tacos, por mucho que muchas navidades (la de 2023, sin ir más lejos) sean tristes. En el funeral, la banda cantó esa parte ante un sacerdote con casulla blanca que seguía el ritmo con la cabeza. En la última parte, donde hay algo de redención, él le dice que “podría haber sido alguien”. “Bueno, como todos. Me quitaste los sueños”, dice ella. En el funeral, esto lo canta un joven que no llega a la nota por la pura emoción. Y entonces Glen Hansard, el líder de la banda, lo ayuda para gritar: “Los guardé conmigo, nena. Los puse con los míos. No puedo conseguirlo solo. He construido mis sueños en torno a ti”. Y de los bancos delanteros, salen familiares y amigos a bailar cogidos al son de los tambores, los violines, los flautines.

Y aquí estoy, en un pub de Barcelona, esperando a que llegue una banda irlandesa y toque esto. Para ello, hay bastantes locales: Flaherty’s Irish Bar, The Shamrock, The George Payne, Temple Bar… O aquí, el Michael Collins, al lado de Sagrada Família desde 1997. Con su madera como para construir mil barcos. Con sus tiradores de Guinness, Murphy’s, Beamish. Donde todos esperan, como cada lunes a partir de las 21.30, la llegada de mujeres y hombres que desenfundarán sus instrumentos para, delante de una pinta, tocar himnos irlandeses. Y por encima de todos ellos, este villancico: “Happy christmas, babe”.

Suscríbete para seguir leyendo