El nuevo deporte que recomiendan los futbolistas

Cinco minutos y ya estás sudando más que los argentinos al escuchar las medidas de shock de Milei. Aquí se suelta tanta adrenalina como en una cena navideña de empresa. En una hora saltas más que Pedro Sánchez de alegría en toda su carrera política. “El nuevo zumba”, lo llaman. Ahora se baila saltando a la comba. Todo a la vez, sí. Como si te fueras a la disco con Rocky Balboa.  

Nueva palabra que aprender en mallas: P13Fit. Lo recomienda mucho futbolista, de Messi a Joaquín. Es un invento de su amigo José Manuel Pinto, ‘Wahin’, exportero de Betis, Celta y Barça, ahora artista y productor musical. En una clase intensa, dice, puede quemar 1.000 calorías, eso marca su reloj. Son sesiones de comba con coreografías. “Combina el salto a la cuerda al ritmo de la música –resume en su web- pero basado en el salto básico del niño”. Ya se practica en todo el mundo -de Miami a Rumanía- y hasta tiene récord Guinness. Lo batieron en Badajoz el pasado octubre: 173 personas saltando a la comba al ritmo de la música. 

Hoy se ven una quincena de combas con altavoz de fondo en los jardines de Vil•la Cecília, en Sarrià. Han venido a saltar con los alumnos de Barcelona instructores de Terrassa, Polinyà, Valencia e Ibi (Alicante). Están empezando a hacer quedadas callejeras con sus cuerdas. El día antes, de hecho, se fueron a saltar por Arc de Triomf repartiendo ‘flyers’. “Para que crezca esta pequeña familia –explica Noe- y que la gente se quite un poco el miedo”. No, no parece tan difícil, cuando no estás arrastrando la lengua a lo dibujo animado. El primer día acabarás bailando una coreo entera con comba sin que te confundan con Leticia Sabater.

Noelia Cota es la que te enseña a no desfallecer con la paciencia del señor Miyagi. Enseguida se ve que tiene buen fondo: sigue saltando sin aflojar la sonrisa cuando tú ya estás sacando el estómago por la boca. Nunca se había dedicado al fitness, te promete. Ella trabaja en Inditex. Hace un año que se mudó de París. 

Se enganchó al P13Fit en plena pandemia. Entonces Pinto daba todos los días dos clases gratuitas. “Fue el boom”, recuerda Noe. Tres años con comba después, se hizo instructora. Como “reto personal”. Acabó abriendo clases este septiembre. Las da viernes y domingos en los jardines de Vil•la Cecília. El precio es bastante simbólico: 3 euros. ¿Lo que engancha? “En la primera clase ven que pueden avanzar muy rápido –responde- y que no es tan difícil como la gente piensa”.  

“Es el salto del niño –insiste Pinto-, el que hemos hecho todos de pequeñitos. Venimos con ese de fábrica”. Él se lo apropió en cuanto vio saltar a su hijo a la comba con 5 años. Los niños no saltan como los boxeadores (un ciclo de cuerda, un salto). Ellos lo hacen en dos saltitos.                    

Hará 8 años que el exportero del Barça presentó su invento a uno de los creadores del zumba, amigo suyo. Él mismo le dijo: “Este es el nuevo zumba”, recuerda. "Él me ayudó a progresar”. Ahora tendrá más de 250 instructores repartidos por el mundo –calcula-: de Costa Rica a Italia. En Catalunya, además de Barcelona, hay profesores en Terrassa, Sabadell, Rubí y Polinyà. Pinto también da clases online desde El Puerto de Santa María, donde vive (24 horas de acceso a sesiones en vivo y grabadas, por 4 euros). 

P13Fit, se llama el invento. La P no viene de Pinto, sino de Programa. Y está basado en 13 movimientos básicos. Es su número de dorsal de casualidad. “El 13 me persigue”, se ríe él. “Me pasan cosas maravillosas con el 13: mi debut en Primera con el Celta fue un día 13. Gané la primera Copa del Rey de la era Guardiola un día 13. Saco una canción en la película ‘Fast & Furious’ y está la 13…”. No cree en la suerte, no. “Yo creo en el trabajo”. 

Fun Intensive Training

El “Fit” con el que colea el nombre tampoco viene de ‘fitness’. Es el acrónimo de Fun Intensive Training, así suele resumir Pinto su nuevo deporte. Entrenamiento intenso y divertido. “Juegas como un niño, pero al final estás entrenando intensamente”.  

¿Lo primero? Saber si una comba es de tu talla: pisas la cuerda con un pie y los mangos te tienen que llegar a la altura de la clavícula. Te agencias una M y te preparas con las manos a la altura de la cintura y el “pecho palomo”, que dicen aquí. Y te reenseñan a saltar a la comba: “Siempre de puntillas y lo mínimo –te va mostrando Noe-. Si una cuerda mide entre 5 y 6 mm, saltaríamos 7”. Te cansas menos y te da margen para bailar.  

Se te graba a fuego el “paso madre” (con los pies juntos). Enseguida aprendes a caminar de un lado a otro, incluso a moverte con swing. ¿Que si mañana vas a tener agujetas? Todos te miran con cara de funeral. "Mañana te acordarás -te adelantan-, y pasado ya ni te cuento". Te pasarás dos días caminando a lo Chiquito. “El Robocop”, lo llaman ellos ya con tono de rutina.    

 “Es una hora que desconectas del mundo”, dice Tatiana. Ella ha venido hoy a saltar desde Valencia con toda la familia. “Es una meditación en movimiento -resume-. Tienes que concentrarte mucho. No te da tiempo a pensar en los problemas”. “Es más que saltar”, apunta Noe. Se hacen amigos, convivencias, exhibiciones, hasta récords Guinness. Lo intentarán volver a batir el 20 y 21 de julio del próximo año en El Puerto de Santa María.

Engancha a mucha gente que no suele practicar deporte, dicen. “Eso me pasaba a mí”, asiente Estefanía tras la clase. “A mí el gimnasio no me gusta nada, pero esto me encanta”. “Y la progresión es muy rápida –asiente al lado Verónica-. Es motivación constante”.

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