Localizaciones de series

¿En qué lugares de Barcelona se rodó 'El otro lado', la serie de terror de Berto Romero para Movistar Plus+?

Su director de arte, Marc Mateu, nos lleva de paseo por los barrios y paisajes donde el maestro del misterio Nacho Nieto vive sus desventuras

'Furia española', un viaje (sin censuras) a la Barcelona de 1975 

¿En qué bares y discotecas de Barcelona se ha rodado 'Saben aquell', la película sobre Eugenio?

María Botto (Eva), Berto Romero (Nacho) y Andreu Buenafuente (Dr. Estrada) en el Bar Chen de 'El otro lado'

María Botto (Eva), Berto Romero (Nacho) y Andreu Buenafuente (Dr. Estrada) en el Bar Chen de 'El otro lado' / Archivo

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

'El otro lado' (Movistar Plus+, desde el jueves, día 23) está aquí al lado: a la hora de acercarse al terror como creador y protagonista, Berto Romero no quería tirar de lo gótico o lo artificial o lo anónimo. Su nueva serie se desarrolla en una reconocible Barcelona y sus extrarradios, en espacios corrientes donde acecha, por otro lado, lo extraordinario. 

Nuestro (anti)héroe es Nacho Nieto, un periodista de lo paranormal que no pasa por su mejor momento. Tratar de levantar un videopodcast sin medios ni habilidad significa una penúltima humillación vital. Se mueve sin aliento por un piso saturado de memorabilia del misterio, anclado en un tiempo pasado. El interior se construyó en plató (el nº 3 del edificio Imagina de Mediapro, para ser precisos), pero los exteriores se rodaron en el barrio de Can Baró: "Es un humilde y antiguo edificio situado en una de las colinas de Barcelona, alejado del follón de la ciudad", nos cuenta Marc Mateu, director artístico del proyecto. "Eso nos permitía reflejar la desconexión y el aislamiento que definen la vida de Nacho". 

En el intento de mostrar a un hombre hundido, los directores Alberto de Toro y Javier Ruiz Caldera capturan a Nacho caminando por la subida infinita de escaleras de Móra D'Ebre hacia Santuari, en lo que querían que simbolizara una especie de penitencia. Pero la imagen también trae memorias (no buscadas) de la escalera del barrio de Georgetown, en Washington D.C., por la que cae el sacerdote Karras en 'El exorcista': "¡No fue nada premeditado!", asegura Mateu. 

El caso Bellvitge

Después de un intento fracasado de suicidio, Nacho regresa a la vida acompañado por el fantasma del que fuera su mentor, el doctor Estrada (Andreu Buenafuente), fallecido más de dos décadas atrás. Es entonces cuando se presenta ante él un caso de fenómenos paranormales en un piso del extrarradio (claramente Bellvitge), en la ficticia calle Cardenal Cardona: Eva (María Botto) y su hijo Rubén (Hugo Morenilla) están sufriendo una infestación agresiva. Para diseñar los interiores, "con solera pero sin pasarse", Mateu se detuvo a mirar fotos de pisos en venta y alquiler en webs archiconocidas de inmobiliarias: "Es maravilloso lo que uno se puede llegar a encontrar". 

Curiosamente, el escenario más arduo de localizar fue, simplemente, un bar donde poder sentar a Nacho a comerse un bocadillo de tortilla. "Allí donde íbamos, los propietarios no querían saber nada de nosotros. Eso de cerrar el bar una semana les parecía una majadería". Finalmente encontraron su Bar Chen en el Bar Rodri de Fabra i Puig. "Lo tenía todo, incluso unos ventanales gigantescos que debíamos revestir para poder rodar simulando la noche siendo de día y viceversa".

El Alt Penedès como Menorca

Por otro lado, en la serie viajamos a los noventa para seguir a Nacho y su antiguo compañero, el ahora más reconocido Gorka Romero (Nacho Vigalondo), en un caso de niña milagrosa en la ficticia Es Fenollar de Menorca, localidad con aires de la Benavis de '¿Quién puede matar a un niño?'. "El plan de rodaje se nos echaba encima y apostamos por buscar un pueblo cercano a Barcelona", cuenta Mateu sobre la localización. "Debía ser parecido a Menorca en los ochenta o noventa. Al final encontramos el lugar y no fue un pueblo, sino una finca vinícola en el Alt Penedès [Viladellops, para más señas]. Allí dimos con todo lo que necesitábamos: casas blancas, calles sin asfaltar, una plaza, una ermita o una antigua casa de jornaleros que se utilizaba como almacén y que convertimos en nuestra casa de la Niña Sanadora". Milagro de sitio, vamos.