Bollo de mantequilla: ¡el dulce más bilbaíno que existe llega por fin a Barcelona!

Minutos antes de llegar a Jon Cake & Wines, mi cerebro se avanza a los acontecimientos y mis glándulas salivales empiezan a bombear sin control. El bilbaíno Jon García es un tipo listo y un cocinero perfeccionista, meticuloso. En un corto espacio de tiempo, se ha convertido, con merecidos honores, en el emperador de las tarta de queso de Barcelona.

Pero no me dirijo a su casa para hundir la cara en su archiconocido cheesecake, lo que voy a probar es un mundo nuevo para mi paladar. Ahora, Jon se atreve con un dulce con denominación de origen Bilbao: el bollo de mantequilla.

Me explica Jon que el bollo de mantequilla es inmensamente popular en su ciudad natal, pero cuesta Dios y ayuda encontrarlo en el resto de España. Espoleado por los periodistas Mikel Iturriaga e Iker Morán, ambos también de Bilbao, faltaría más, Jon decidió jugársela e incluir en su oferta este bocado tan querido por los bilbaínos y tan desconocido por estos lares.

Jon fabrica un bollo suizo que es como una nube. Partiendo de cero. Lo pinta antes de someterlo al horno y extiende una deliciosa y sensual crema de mantequilla entre sus dos mitades cuando ya está hecho. Que no falte un poco de azúcar en el lomo para darle chispa. Y se baja el telón; no hace falta más para que el espectáculo funcione.

De Bilbao al cielo

Saboreo el bollo y es goloso a morir, pura ternura. No te lo has acabado y fantaseas con pedir otro. La mantequilla se nota, posee una textura cremosísima, es elegante y permite que el bollo también se luzca.

El artefacto gana cuando pierdes el pudor y lo sumerges en la taza de café con leche. Procedo, mojo, engullo. Y Jon asiente satisfecho: en Bilbao, me cuenta, la gente moja el bollo de mantequilla en el café sin miedo. Y en cuanto me llevo la pieza humedecida a la boca, lo entiendo. El café, la mantequilla, el bollo… Suenan trompetas y veo querubines zumbando por todo el local. ¿Quién ha dicho 'cheesecake'?

Suscríbete para seguir leyendo