Toma pan y moja

Mucha remolacha, por Òscar Broc

Es la última tendencia gastro de Barcelona: la remolacha está colonizando todas las cartas. Ya se sirven hasta Negronis de este tubérculo omnipresente

negroni

negroni / Instagram

Òscar Broc

Òscar Broc

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hace tiempo que está en los restaurantes de media Barcelona. Y va a más. Está colonizando las cartas de tus locales favoritos y ni te has dado cuenta. La remolacha se ha puesto de moda… o algo parecido. La encuentras en ensaladas, cremas, bocadillos, zumos, sopas, humus o pasteles. En todas partes. Su capacidad de adaptación al medio es casi aterradora. Vaya racha que lleva la remolacha

Si hace diez años alguien me hubiera dicho que se pondría de moda, seguramente habría pensado que las drogas son muy malas. La remolacha, por Dios bendito. Si el propio nombre ya invita a tomársela a choteo. ¿Cómo es posible que un tubérculo tan poco agraciado se haya convertido en la punta de lanza de la revolución 'healthy'? Los caminos de las tendencias gastronómicas, como los de Dios, son inescrutables. Yo qué sé. 

Ganadora contra pronóstico

Solo sé que la remolacha lo tiene todo para perder. Su aspecto tiende a lo deprimente. Tiñe todo lo que hay en el plato con esos tonos rojizos que tanto recuerdan a las cortinas de terciopelo de las películas de David Lynch. Presenta una textura retadora, desagradable incluso. Y su característico sabor terroso se extiende por todo el plato como el aroma de un cuesco en un ascensor. Que un artefacto tan defectuoso esté en todas partes no deja de sorprenderme. Mis respetos. 

Todo esto viene porque el otro día estuve en una coctelería que me sirvió un Negroni de remolacha. El brebaje iba acompañado de una tostada con salmón y mayonesa ¡de remolacha! Estaba todo buenísimo, pero no pude evitar pensar en lo lejos que he llegado esta hortaliza antaño vilipendiada y/o relegada a dietas veganas. De aquí a que te pongan una remolacha llena de tierra junto al café con leche hay un paso.

Suscríbete para seguir leyendo