Un fortín de historia y leyenda sobre el valle salino

Arquitectura, religión, leyendas, y siglos de historia. Son parte de la riqueza cultural, patrimonial y turística que la localidad barcelonesa de Cardona (en la comarca del Bages) concentra en el imponente castillo que corona uno de los montes periféricos des de donde se vislumbra el amplio valle de sal que hay a sus pies. Una posición estratégica muy preciada ya des de tiempos pretéritos, que hace 2.500 años dio lugar a las primeras construcciones de lo que acabaría siendo una de las fortificaciones más preciadas de la arquitectura y de la historia de Catalunya. Y es que, entre otros atributos, es un símbolo inequívoco de resistencia como última fortaleza que se rindió a las tropas de Felipe V durante la Guerra de Sucesión, el 18 de septiembre de 1714, una semana después de la capitulación de Barcelona.

Fue fortaleza, residencia de los Senyors de Cardona entre los siglos XI y XV, y su conjunto monumental también contiene una de las joyas del románico lombardo catalán, como es la col·legiata de Sant Vicenç, construida en la Alta Edad Media y declarada monumento nacional, y donde se conservan las tumbas y panteones de personajes como el duc Ferran I o el comte Joan Ramon Folc I. 

Tantos siglos de historia también han dado lugar a alguna que otra leyenda, vinculadas con las habitaciones del actual parador turístico que alberga una parte de la instalación, o con los presuntos amores que una de las hijas de los vizcondes tuvo con un caudillo musulmán en la denominada Torre de la Minyona.

Pasado y presente de este emblema monumental están al alcance de cualquier turista que decida visitar el castillo de Cardona. De martes a domingo y festivos, se ofrecen visitas guiadas de una duración aproximada de hora y media por las diversas estancias del castillo, de la iglesia, y de sus alrededores; y también hay la opción de acompañar el recorrido con representaciones teatrales, en ese caso durante hora y cuarto, los fines de semana y festivos.

El pasado de esta construcción como fortaleza también ha dejado como legado la corona de baluartes que se alzaron en el siglo XVII alrededor del monte donde se ubica el castillo. Igualmente, son de interés el patio de armas de la torre y del palacio del castillo, el claustro medieval, el atrio , o el antiguo polvorín.