Conde del asalto

Manual para no discutir con el cuñado esta Navidad, por Miqui Otero

Llegan las cenas familiares: ese cruce de 'Gran Hermano' y 'Los juegos del hambre'. Aquí tienes trucos infalibles para sobrevivir a las fiestas

CENA NAVIDAD

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Miqui Otero

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No podemos saber qué dirá el otro, pero sí cómo responderemos nosotros.

Ante ese cuñado plomizo que dice siempre que él no se repite, sino que insiste, ante esa prima estirada que intenta humillar a su marido delante de la familia, ante ese primo que ha bautizado a su caniche José Antonio y que nos avisa de que él no es ni de derechas ni de izquierdas, ante esa otra tía-abuela que siempre encabeza sus rajadas con el sintagma «yo no digo nada, pero» (y entonces dice todo), ante todos ellos, siempre, siempre la máxima del filósofo estoico: «La mejor venganza para un enemigo es no parecerte a él».

Llegan las cenas familiares navideñas, ese cruce de 'Gran Hermano' y 'Los juegos del hambre', y creo firmemente que nuestro problema es que no las entrenamos: lo decía Flavita Banana en una de sus magníficas viñetas y lo suscribo. Tal y como se entrenan las finales futbolísticas, adivinando las fortalezas y debilidades del rival, sus extremos imprevisibles y sus centrales con pies de barro, uno debería de preparar con una pizarra Vileda las cenas navideñas (Nochebuena y Nochevieja especialmente) para no incurrir en fallos garrafales y que ganen los de siempre. 

Arsenal de 'links'

El primer paso es obvio: consultar la prensa en la semana previa. Chicas y chicos, equipo, no podemos dejar que ellos vengan con su arsenal de 'links' extraídos de webs conspiranoicas (terraplanistas, machistas, imperialistas), que saquen datos absurdos de su bolsillo a lo Doraemon (o a lo Albert Rivera). «Le voy a dar un dato», con entonación de Yolanda Díaz, tendría que ser casi lo único que dijéramos además de «pásame la bandeja de langostinos»

Hay que venir esta vez con alguna opinión sólida sobre la naftalina ultraconservadora de la judicatura española, para cuando alguien saque el tema del Tribunal Constitucional. Si aparece la ley 'trans', tendríamos que saber citar al menos una historia de una persona que ha sufrido de verdad ese debate (que para ella no es debate, sino vida). Cuando otro intente ensalzar demasiado a Cristiano Ronaldo, recomiendo un vídeo cargado (a veces, en estas fechas, la conexión 3G falla) de Messi. Y cuando te hablen de Perrosanxe, comparte los índices de inflación del resto de países del continente. 

Trucos infalibles

Sigue, además, la máxima que le recomiendan a un personaje de 'Hamlet': «Presta tus oídos a todos, tu voz a unos pocos». No hay que saltar a la primera, porque estas cenas son largas (para bien y para mal, cuatro platos, postre, copa y sobremesa), así que no queremos tirones y rampas al final por el cansancio. En los preliminares, podemos mostrarnos silenciosos (un silencio casi condescendiente) para llegar frescos a los goles decisivos.

Si queremos marear la perdiz (tal y como los futbolistas intentan proteger la pelota en el córner para perder tiempo), recomiendo un truco infalible: ponerse en la mesa o en la esquina de los niños del clan (ahí es fácil fingir que no se escucha algo, aunque se oiga todo). 

Hay que tener a mano, también, la memoria de la familia, su jurisprudencia. Anotar al final de cada cena las opiniones de cada miembro para poder usarlas en su contra si las cambian: no hay nada más sabroso que humillar al rival con el arma que él empuñó en el pasado. 

Y, sobre todo, saber perder, pero aún más saber ganar. Al fin y al cabo, a un futbolista pueden traspasarlo y que acabe jugando para otro equipo, pero a nosotros nos tocará volver aquí, con los mismos, el año que viene. Eso en el mejor de los casos.

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