PEQUEÑOS FORMATOS
'Sàpiens': de comedia con ecos de actualidad a farsa distópica
Esquius y Belbel firman una obra para todos los públicos, para los que buscan distraerse y para los que prefieren una buena dosis de crítica social
Incomodidad, sorpresa, indignación. Tensión. Toneladas de tensión. ¿Y esta quién se ha creído que es? Esto es imposible, está de guasa. Aquí hay gato encerrado, me está tomando el pelo. Este es, más o menos, el abanico de sentimientos por el que pasa Valentí Puig, el protagonista de 'Sàpiens', uno de los últimos éxitos del pequeño formato barcelonés.
La obra, escrita por Roc Esquius y dirigida por Sergi Belbel, es una sátira político-social de ciencia ficción. La historia es la siguiente: El 'conseller' de Salut recibe la inesperada visita de una mujer que insiste en legalizar su negocio. Tiene un peculiar centro clandestino en el que, según asegura, salva vidas con el poder de la mente. Ni título ni estudios de medicina. Cuatro tambores y patapam, la persona se cura. Pero poco a poco, la trama se complica: ni ella es lo que parece ni su objetivo, en realidad, tiene nada que ver con su trabajo. De manera que, sin hacer 'spoilers', 'Sàpiens' pasa de ser una comedia con ecos de actualidad a una farsa distópica que, a medida que avanza la trama, flirtea con otros géneros como la comedia romántica.
¿Cómo reaccionaría la humanidad, los 'homo sapiens sapiens', ante la aparición de una especie más evolucionada e infinitamente más inteligente? No son mutantes, pero sí que tienen, como los X-Men, una serie de habilidades sobrehumanas. Por suerte, se parecen más a Charles Xavier que a Lobezno. ¿O quizá por desgracia? En todo caso, estamos ante un choque evolutivo que provoca, como no podría ser de otra forma, miedo e indignación. Y, de paso, nos regala una de las mejores escenas de la pieza: la fantástica parodia de una asamblea clandestina que se marca, de voz en voz y tiro porque me toca, Enric Cambray. Un actor con una versatilidad y vis cómica fuera de serie.
Aquí, y a diferencia de otras obras de Roc Esquius como 'iMe' o 'Mars Joan', que solo tonteaban con el género, la apuesta por la ciencia ficción es casi absoluta. 'Sàpiens' está impregnada de la crítica de Huxley, el carácter premonitorio de George Orwell e, incluso, la envergadura de la obra cumbre de Ray Bradbury. Todo sin olvidar, claro está, el objetivo del texto de Esquius: entretener al espectador. Misión conseguida. En 'Sàpiens', todo funciona como un reloj suizo. Desde la minuciosa y ágil dirección de Sergi Belbel hasta la trama que, a pesar de irse complicando con capas y más capas –algunas, quizás, un tanto innecesarias–, encaja a la perfección. Todo se resuelve, todo tiene su respuesta. El ritmo nunca decae.
No es de extrañar, pues, que 'Sàpiens' se convirtiera, por méritos propios, en uno de los éxitos de pequeño formato de la temporada pasada. Esquius y Belbel firman una comedia para todos los públicos, para los que buscan distraerse y para los que prefieren una buena dosis de crítica social. Para los acérrimos a la ciencia ficción y para los que Isaac Asimov es un completo desconocido. Una obra para descubrir, una y otra vez, una de las salas con más encanto del panorama barcelonés. Larga vida a la Sala Flyhard.
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