EXPOSICIÓN

Mr. Floïd: el olor de toda una vida

Detrás de la loción que ha acompañado a muchas generaciones se esconde la historia de un hombre excepcional: Joan Baptista Cendrós

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David Torras

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Durante años, todos los hombres olían igual. Todos olían a Floïd. El mentolado vigoroso se extendió por los mofletes de medio mundo desde una barbería de Valls, bajo una fórmula secreta que perdura y que ha marcado los recuerdos de niñez de quienes todavía hoy evocan a abuelos y padres envueltos por aquella fragancia.

Hay quien no necesita meterse en un túnel del tiempo para volver a aquellos días. Le basta con meter la nariz en un frasco de Floïd para rebobinar la película de su vida y recuperar a quienes ya no están, y quién sabe si sentir el tacto de aquella mejilla afeitada.

Hubo un día en que un buen servicio de barbería acababa con una pregunta retórica: «¿Floïd?». No hacía falta esperar la respuesta del cliente. Se daba por hecho que, después de la brocha, la espuma y la navaja, nada mejor que empaparse con esa sensación de frescor que se impuso sobre la tradicional piedra de alumbre.

Aquella loción conquistó a más de 60 millones de hombres en más de 50 países y para muchos supuso una de las grandes revoluciones del mundo de la cosmética masculina. El primer aftershave universal.

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Una exposición en el Palau Robert (Cendrós, un empresari d'acció!) recuerda su figura coincidiendo con la reciente aparición de una gran biografía El cavaller Floïd, que ya va por la tercera edición y que dará pie a un documental. Genís Sinca, el autor, quedó fascinado por un hombre excepcional, que le ha llevado a escribir más de 600 páginas, en las que junto a Floïd aparece James BondHenry MillerJoan OliverJosep Carner, y Giacomo D'Agostini y Neeskens, a quienes contrató para hacer publicidad. Así de dispar fue su vida y su obra, con la obsesión de recuperar la cultura catalana como hilo conductor de todo.Y en el origen de una historia poco conocida aparece un personaje singular, un nombre que dejó huella, aunque no siempre con el reconocimiento que merecía, y que se convirtió en uno de los grandes mecenas de la cultura catalana: Joan Baptista Cendrós (1916-1986).

UNA FÓRMULA SECRETA

«Es una vida de novela, una historia increíble y lo más sorprendente es que no se sabía nada. Tan popular que es el Floïd y tan desconocido que era él. No estamos acostumbrados a un tipo de personaje tan potente, muy norteamericano, con un componente épico y no lo hemos sabido reivindicar. En otros países sería admirado, aquí surgen las envidias», explica Sinca, que descubrió a un hombre excepcional por casualidad, cuando recibió el encargo de la familia de recuperar la memoria de su padre: «Me adentré en la aventura de deshacer armarios de documentos intactos en casa de la viuda y me encontré con un tesoro inimaginable».

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Un tesoro que ha desmenuzado a lo largo de 5 años y que le ha llevado a descubrir textos inéditos de Espriu, de Carner, de la fundación de Òmnium Cultural y la creación del Premi Sant Jordi, del patrocinio del debut de Raimon en París, de la compra de Proa y la repatriación de A tot vent, la col.lecció taronja, de la recuperación del Romea, el descubrimiento de Terenci Moix, de la compra de los derechos de la novelas de James Bond, Henry Miller, Anaïs Nin y su publicación en catalán, de tantas y tantas cosas...

Hay un tesoro, eso sí, que sigue bajo llave: la fórmula del Floïd. Sinca, que enumera algunos ingredientes, «esencia de jazmín, de rosa, limón, vinagre...», encontró en Valls una pista sobre el principio de todo. En la barbería de Joan Baptista padre, 'lo Batiste', tenía unos clientes a quienes les cortaba el pelo gratis: los Escolapios.

Cuando se trasladaron a Barcelona, donde abrieron otra barbería, un religioso le regaló una pequeña botella con un zumo de hierbas que utilizaban para todo, desde quemaduras hasta loción aftershave, y que Sinca ha bautizado como el origen del Floïd, que nació en 1932.

Detrás de aquel olor que ha acompañado tantas vidas y tantos recuerdos se escondía el caballero Cendrós.