La gobernabilidad de Catalunya

El PSC teme que Junts trate de alargar la investidura de Illa para priorizar a Puigdemont

Con la presidencia de la institución en sus manos, los posconvergentes tienen en su mano decidir quién y cuándo opta primero a la presidencia de la Generalitat si ningún postulante tiene un pacto que sume mayoría absoluta

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El líder del PSC, Salvador Illa, en el pleno de constitución del Parlament.

El líder del PSC, Salvador Illa, en el pleno de constitución del Parlament. / Zowy Voeten

Sara González

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Por más que en el PSC repitan que la investidura de Salvador Illa tras los contundentes resultados electorales obtenidos consecutivamente en Catalunya cae por su propio peso, el independentismo se resiste a que ese escenario se produzca. Por lo menos, a corto plazo. Porque el pacto alcanzado entre Junts, ERC y la CUP que ha entregado la presidencia del Parlament a Josep Rull provoca que los posconvergentes tengan las riendas del calendario y que los socialistas puedan ver postergada su intención de optar a la investidura de la presidencia de la Generalitat.

Que el mando de la institución esté en manos de Junts supone tener la batuta para decidir quién se presenta primero a la votación para intentar ser 'president' y cuándo, aprovechando que, de partida, no habrá un candidato que pueda acreditar a corto plazo un pacto que sume mayoría absoluta. Y Carles Puigdemont prometió volver a Catalunya para intentarlo, con independencia de si cuando se convoque el pleno se le ha aplicado la amnistía y a riesgo de ser detenido. Si cumple su compromiso de retorno, es una escena que debería producirse antes del 25 de junio, pero cuya cronología podrá ser modulada por Rull.

Esperar turno

Así que, si las pretenciones de Junts se materializan, a Illa no le queda otra que resignarse a esperar al intento fallido del 'expresident' -el PSC ya ha descartado por activa y por pasiva una abstención que le diera la presidencia- o, en todo caso, estar a merced de que el nuevo presidente de la Mesa con mayoría independentista le dé turno. Por ahora, públicamente, los socialistas no han querido pisar callos dando por hecho que Rull manejará el calendario a conveniencia, aunque sí que han espetado que la mayoría independentista de la Mesa es un espejismo porque no existe en el hemiciclo y no tiene fuerza para gobernar.

"Son una minoría de bloqueo", advirtió este lunes la número dos del grupo en el Parlament, Alícia Romero, que pidió no anticipar escenarios a la espera de la ronda de consultas que Rull mantendrá con todos los grupos y que ha mantenido vivas las aspiraciones de tejer un pacto con ERC y los Comuns. Sin embargo, hay precedentes de dilataciones en el calendario de la investidura. En concreto, el 30 de enero de 2018, cuando bajo la presidencia de Roger Torrent se suspendió la investidura de Puigdemont agotando los plazos previstos alegando que el reglamento no permite que sea telemática y se alargaron los 'tempos'. Los Comuns se acogen también a este antecedente para defender que lo importante es que se convoque el pleno cuando haya una investidura "viable" y evitar entrar en una batería de intentos fallidos.

El mal menor

Los socialistas podrían haber movido ficha para intentar cortocircuitar la mayoría independentista en la Mesa del Parlament, pero han estimado que eso sería contraproducente para lograr su propósito. Un pacto con el PP para intentar quedarse con el liderazgo de la institución podría haber dinamitado las expectativas que aún tiene de lograr, aunque sea 'in extremis', un acuerdo con ERC que permita a Illa convertirse en president de la Generalitat. La misma lógica han seguido los Comuns, que han optado por no involucrarse en la confección de una mayoría alternativa para mantener viva la suma de izquierdas que espolean.

En el PSC se ha asumido que dejar paso a los independentistas, aunque sea a cara de perro, es el mal menor, aunque los socialistas han tratado hasta el final de que fuera ERC y no Junts quien se quedara la presidencia del Parlament en nombre de un pacto "antirrepresivo". Los socialistas han replicado que han sido ellos los que han hecho posible la amnistía, para la que ha sido imprescindible el voto de sus 19 diputados en el Congreso.

El consuelo en el que se refugian es que lo que ha ocurrido este lunes está desligado de lo que suceda a partir de ahora para negociar la gobernabilidad. De hecho, tanto socialistas como republicanos han desvinculado este primer 'round' en el Parlament de lo que pase en el segundo con el Govern. Aunque los socialistas asumen que el camino es, desde este lunes, más cuesta arriba y no exento de riesgo de desembocar en una repetición electoral.

Un camino que se complica

Hay quien, dentro del partido, no esconde que creía que el camino sería más fácil tras la victoria contundente tanto el pasado 12 de mayo como este domingo en las europeas y el varapalo de los independentistas, especialmente de ERC. Pero los republicanos, sumidos en una crisis interna y tras la dimisión este lunes de Oriol Junqueras, están actuando bajo unos parámetros que, como ha verbalizado su secretaria general, Marta Rovira, no excluye el escenario de volver a ir a las urnas. Su apoyo, han concretado, solo será posible si el PSC acepta defender un sistema de financiación para Catalunya fuera del régimen común y no se veta el camino de poder negociar un referéndum.

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