SÁNCHEZ MEDITA SU RENUNCIA

El PSOE intenta evitar el 'abismo' con la movilización de sus bases en un clima de pesimismo

La única hipótesis en la que dicen trabajar los socialistas es la de que “a partir del lunes continuará el Gobierno con el presidente a la cabeza”. Sea cual sea la decisión de Sánchez, en los territorios se asume que “el escenario será complicado”

Última hora hoy de Pedro Sánchez y su posible dimisión, en directo: últimas noticias de lo que está pasando tras la carta a la ciudadanía

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña del partido, en el Palacio Euskalduna, a 19 de abril de 2024, en Bilbao

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el acto de cierre de campaña del partido, en el Palacio Euskalduna, a 19 de abril de 2024, en Bilbao / Iñaki Berasaluce - Europa Press

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El estado de ánimo en el PSOE desde el pasado miércoles por la tarde es ciclotímico. Tras el ‘shock’ inicial ante el anuncio de Pedro Sánchez de retirarse cinco días a meditar sobre su renuncia, se apoderó el pesimismo en la organización. La noche del jueves se trasladaba “algo más de optimismo”, por el respaldo dentro y fuera del partido que podría persuadir al jefe del Ejecutivo para seguir adelante, y este viernes volvía a reinar el pesimismo. Todo en apenas 48 horas. “He visto más optimismo ayer que hoy”, reconocía lacónico uno de los miembros del núcleo duro del presidente del Gobierno que participó del cónclave de urgencia convocado en La Moncloa tras el anuncio.

En el creciente clima de pesimismo, con una sensación generalizada de que Sánchez puede dimitir este lunes, influye que el presidente del Gobierno no esté emitiendo ninguna señal. Al margen de su familia, nadie ha podido hablar con él, a excepción del ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, y su jefe de gabinete, Óscar López, pero ambos por cuestiones de intendencia sin relación alguna con su “reflexión”, según transmiten. Nadie, por tanto, tiene información ahora mismo sobre la decisión que pueda tomar finalmente Sánchez, más allá de que el miércoles se decantaba por dar un paso al lado y sus principales colaboradores le pidieron que se tomase unos días para sopesar mejor sus opciones. Algo que tampoco invita al optimismo en la cúpula socialista.

El único que ha reconocido haber hablado sobre este asunto con el presidente del Gobierno es el mandatario brasileño Lula da Silva. Precisamente, el símbolo del ‘lawfare’ al que, sin nombrarlo directamente, asocian desde el PSOE la campaña de “acoso y derribo” a Sánchez a través de su esposa, Begoña Gómez. El motivo por el que el jefe del Ejecutivo se plantea en su carta dirigida a la ciudadanía “si merece la pena” seguir al frente de la presidencia del Gobierno. La denominada guerra sucia, en el terreno judicial, político y mediático, marcó la biografía política de Lula. Inhabilitado y hasta encarcelado por un caso de corrupción, años después se anularon todos sus cargos y volvió a la primera línea política para ser reelegido presidente.

Desde las federaciones más afines a las más críticas enmarcan esta inédita situación en una cuestión personal desvinculada de cualquier estrategia política. “Para nada parece cálculo político. Con dos elecciones convocadas no se le intuye ningún beneficio. Se trata de una cuestión muy emocional y personal, de haber llegado a un límite”, relata un cargo de una de las direcciones más distanciadas con Ferraz. “No toman la decisión para hacer comedia, siempre se ha mostrado valiente”, explica otro dirigente regional para inclinarse por la opción de la renuncia.

A la espera de la decisión última de Sánchez que anunciará este lunes, los cargos socialistas trasmiten la sensación de que comienzan a asimilar la hipótesis de una dimisión. Un 'abismo' para la organización, que se conjura para evitarlo a toda costa. Todo el partido se está movilizando para empujar al presidente del Gobierno a seguir adelante. Ejecutivas extraordinarias para fijar posicionamientos de apoyo, manifiestos de alcaldes y alcaldesas y demostraciones de fuerza en las calles.

Este sábado está convocada una concentración frente a la sede federal de Ferraz, para la que agrupaciones del PSOE de diferentes puntos del país y uniones territoriales de UGT están organizando autobuses. Se pretende escenificar con una gran movilización el acto de cierre de filas en el que se convertirá Comité Federal. El máximo órgano de decisión del partido entre congresos, convocado para ratificar las listas de las europeas, ha sacado este punto del orden del día para que la reunión mute en una aclamación a su secretario general. Con un formato más cercano al de un mitin, puesto que se ha tomado por primera vez la decisión de transmitir en directo todas las intervenciones, incluso con pantallas gigantes en los alrededores de la sede madrileña.

El tabú de la sucesión

Mientras tanto, el Gobierno tapona el debate sobre una hipotética sucesión, un tema tabú, o los escenarios que puedan abrirse a partir del lunes. Todos dicen estar concentrados en estos momentos en tratar de persuadir a Sánchez para que siga adelante y no se lance un mensaje de derrota frente a los “poderes oscuros”, como lo definió el portavoz en el Congreso, Patxi López, que estarían detrás del intento de tumbarlo. De ahí que dibujen un escenario dicotómico entre defender un gobierno legítimo, elegido en las urnas, o sucumbir a las campañas que asocian a la derecha y ultraderecha tanto política como mediática y económica. Una elección, según ha definido el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, entre “democracia limpia o democracia tóxica”.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, durante un pleno del Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, durante un pleno del Congreso. / JOSÉ LUIS ROCA

“En este momento lo único a lo que estoy es a que se quede”, explica un ministro socialista del núcleo duro del presidente del Gobierno para cerrarse a valorar cualquier otro escenario. La consigna es no pasar de pantalla. Si la decisión de Sánchez pasa por renunciar, las opciones son proponer a otro candidato a la investidura o abrir una fase de transición hasta que se puedan convocar elecciones a partir del próximo 29 de mayo -un año después de la anterior disolución de las Cortes Generales-. En este último caso, la vicepresidenta y número dos del PSOE, María Jesús Montero, se convertiría en presidenta en funciones.

Defensa de la legitimidad

“No quiero hacer ningún planteamiento porque estoy absolutamente concentrada en cómo somos capaces entre todos de ayudar al presidente para que tenga el ánimo suficiente para poder continuar con una tarea durísima”, aseguraba Montero durante una entrevista en La Sexta para rechazar cualquier tentación de entrar en la hipótesis sucesoria. El ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, insistía igualmente este viernes en que “no estamos en ningún otro escenario que no sea que después de su reflexión [Sánchez] continúe porque es un presidente elegido por los españoles, no solo legítimo, sino democrático”.

Al menos en público, la única hipótesis en la que se dice trabajar es la de que “a partir del lunes continuará el Gobierno con el presidente a la cabeza”. Sea cual sea la decisión de Sánchez, otros cargos intermedios miran al ciclo electoral y asumen que “el escenario será complicado”. Con todo, entienden que lo peor sería una dimisión y una convocatoria electoral. Aunque esta situación vaya a movilizar al votante progresista, reeditando la estrategia de las últimas generales y absorviendo voto a su izquierda, la incertidumbre es máxima sin Sánchez al frente.