Elecciones en Euskadi

Sánchez censura el perdón de Bildu pero justifica sus pactos por la agenda social: "Estamos en minoría"

"A las cosas hay que llamarlas por su nombre", señala el presidente del Gobierno después de que el candidato abertzale se negara a calificar a ETA como una banda terrorista

Pedro Sánchez: "ETA no fue una banda armada ni un movimiento de liberación nacional, fue una banda terrorista"

Video: Agencia ATLAS | Foto: EP

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La violencia en Euskadi había estado prácticamente ausente en la campaña de las elecciones vascas del próximo domingo hasta esta última semana, cuando el candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, evitó considerar a ETA como una “banda terrorista”. En su lugar, el dirigente de la izquierda aberzale, que ya comienza a aparecer en primer lugar en varias encuestas, habló de “grupo armado”. Otxandiano ha intentado este jueves dar marcha atrás pidiendo “perdón” a las “víctimas” de ETA, pero el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, considera que el cambio de actitud resulta insuficiente. 

Aun así, el líder socialista ha dejado claro que mantendrá los puentes en el Congreso con Bildu, un grupo indispensable para sacar adelante las iniciativas del Ejecutivo y que tanto en la anterior legislatura como en la actual se ha comportado de manera mucho más predecible que, por ejemplo, ERC y Junts per Catalunya. 

Desde Bruselas, donde ha participado en el Consejo Europeo, preguntado por si consideraba suficientes las palabras de Otxandiano, Sánchez ha dado una breve respuesta, muy preparada, que ha sido a la vez una censura a Bildu, un ataque al PP y una reivindicación del PSOE. “Evidentemente no -ha contestado-. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. ETA no fue un grupo armado ni un movimiento de liberación nacional como dijo José María Aznar. Fue una banda terrorista que fue derrotada por la democracia gracias a la unidad de las fuerzas políticas y al conjunto de la sociedad vasca y española, impulsada por un presidente del Gobierno socialista como José Luis Rodríguez Zapatero, con Alfredo Pérez Rubalcaba como ministro del Interior y Patxi López como lehendakari”.

La apuesta por el PNV

El debate sobre hasta qué punto la actual izquierda abertzale se ha distanciado de sus antiguos vínculos con ETA sirve al PSOE, empezando por su candidato a presidir el Gobierno vasco, Eneko Andueza, para reafirmar su voluntad de no pactar en ningún caso con Bildu. Los socialistas se juegan mucho menos en Euskadi que en los comicios catalanes del próximo 12 de mayo. En un indiscutido tercer lugar, tienen claro que repetirán su actual coalición con el PNV si ambos partidos suman, algo que parece probable. Pero al mismo tiempo, el cambio en el foco de la campaña vasca también produce incomodidad, porque les obliga a justificar sus habituales pactos en Madrid con Bildu, que ha apoyado la inmensa mayoría de las iniciativas sociales del Ejecutivo. 

Sánchez se ha detenido en varias de ellas para dejar claro que seguirá apelando al respaldo de la formación independentista vasca. “Fui muy claro durante la campaña para las elecciones generales del pasado julio. Para aprobar la revalorización de las pensiones, la subida del salario mínimo o la gratuidad del transporte público a las personas que más lo necesitan vamos a hablar con todas las formaciones políticas. Este gobierno está en minoría parlamentaria y hablamos con todos los grupos. Salvo con uno, que es Vox”, ha explicado.  

El cambio de tono

El perdón a las víctimas de ETA con el que Otxandiano ha tratado este jueves de apagar la polémica, aun volviendo a referirse a la banda como un "grupo armado", ni es suficiente para el resto de formaciones ni tampoco ha reconducido la campaña vasca a sus parémetros anteriores. Los socialistas han vuelto a elevar el tono, cerrando cualquier posibilidad de pactos postelectorales, y en el Gobierno reconocen la falta de madurez de sus socios parlamentarios, cambiando el discurso tras dos investiduras facilitadas por los abertzales, varios pactos presupuestarios y hasta un acuerdo para una moción de censura en Pamplona para dar la acaldía al EH Bildu. 

Tras más de una década de la disolución de ETA, y un ánimo compartido de pasar página, el efecto electoral de este debate es cuestionable. Los principales partidos no lo habían azuzado hasta ahora cuando a nivel nacional sí sigue formando parte de la agenda política como arma arrojadiza. El diario de sesiones del Congreso continúa plagado de referencias a la banda terrorista, principalmente para cuestionar los pactos del Gobierno. Sin embargo, con el auge de EH Bildu y su amenaza a la hegemonía del PNV, puede ejercer un efecto movilizador en una parte del electorado tanto jeltzale como del PSE y el PP que dudaba sobre acudir o no a votar. Con las últimas encuestas señalando un empate técnico entre el PNV y Bildu, la primera plaza se juega por un puñado de votos y los abstencionistas que puedan decidir acudir a votar como rechazo a la tibieza de los abertzales con el terrorismo podría ayudar a evitar un sorpasso sin precedentes.

Desde el Gobierno siempre situaron como socio preferente al PNV frente a EH Bildu, que de hecho apoyó la investidura de Sánchez sin firmar ningún acuerdo de investidura, al igual que hace cuatro años. Con todo, su pragmatismo y su participación en los actos del Congreso de homenaje a las víctimas de terrorismo habían encauzado una relación que ahora vuelve a mostrar sus costuras.