Elecciones vascas

La industria vasca muestra síntomas de debilitamiento: menos peso en el PIB y alza del turismo

Así están las encuestas de las elecciones en el País Vasco 2024

Planta de producción de hidrógeno verde de Petronor en Muskiz (Vizcaya).

Planta de producción de hidrógeno verde de Petronor en Muskiz (Vizcaya). / EFE

Elena Marín

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El debate sobre la industria vasca navega entre la nostalgia y la ambición. Euskadi dejó atrás una exitosa reconversión industrial que supuso la gasolina que enchufó la economía vasca durante años, fue la locomotora que mantenía en permanente movimiento a la sociedad vasca. Aquello, fruto no solo de posibles errores de gestión o de visión sino del contexto económico internacional fue poco a poco menguando, y en los últimos años el País Vasco ha perdido el control sobre empresas locales e históricas, aunque también ha sabido mantener y crear alrededor de la innovación tecnológica proyectos que siguen manteniendo el empleo y ejercen de tractor para servicios relacionados que, sin considerarse propiamente sector industrial, lo son de facto.

La botella está por la mitad. Y eso en política supone que todos los partidos encuentran argumentos para defender o criticar según convenga a sus intereses. Todos salvo el PNV han apostado por dejar en evidencia la decadencia de la industria vasca, que, entre otras cosas, ha permitido a Euskadi mantenerse como una de las comunidades económicamente más avanzadas de todo el territorio español. Los jeltzales, en cambio, defienden lo hecho hasta ahora para salvaguardar el potencial de la industria e incluso advierten de que los datos son buenos aunque queden cosas por hacer. El sector ha pasado de suponer el 44% del PIB en los años de la exitosa reconversión industrial vasca a mediados de los 80 a rondar ahora el 22%, aunque por el camino ha tocado picos más bajos antes de la pandemia. Sigue siendo un músculo activo de la economía vasca, esta sigue siendo una región industrial donde pesan lo energético, aeronáutico, la automoción o la biotecnología, pero es evidente que ha ido perdiendo potencia en los últimos años.

Guillermo Dorronsoro, profesor de Deusto Business School, explica cómo puede mirarse la botella: "Se puede ver medio llena y sacar pecho. Euskadi es, junto con Navarra, el territorio en el que mayor impacto tiene la industria en el PIB. También la que más invierte en I+D+i. Pero también medio vacía. Euskadi no compite en sector industrial y de innovación con el resto de España sino con regiones y países europeos. Y allí invierten el doble en I+D, son más competitivos porque el tamaño de la industria es más grande y aquí hemos perdido pulmón financiero, principalmente, por una tendencia global de concentración".

Estabilidad y salarios

No se decanta abiertamente por ninguna de las dos visiones, pero su advertencia es clara: "O espabilamos mucho y con apuestas claras, o caemos en riesgo de decandencia". "Estamos perdiendo industria poco a poco y la que se mantiene se queda en manos de capital extranjero", de forma que las decisiones se toman fuera, explica Dorronsoro. Un ejemplo es la antigua Gamesa, empresa de origen vasco ahora en manos de la alemana Siemens. La compañía, clave en la descarbonización y con cerca de mil trabajadores en distintas plantas del País Vasco, ha vivido varios capítulos de tensión, el último este pasado otoño, que ha puesto en juego los empleos locales.

En contraposición, este mismo jueves, el candidato del PNV, Imanol Pradales, se ha plantado en Álava para recordar que gracias al marco fiscal autonómico y la apuesta del Gobierno vasco por la descarbonización y la industria, en las que promete seguir ahondando, una compañía internacional como Mercedes Benz ha anunciado mil millones de inversión para poner una nueva línea de fabricación de furgonetas eléctricas", lo que supone cerca de 5.000 empleos directos.

El informe sobre "Diagnóstico económico y social" del think tank vasco Zedarriak, sin embargo, dibuja un mapa menos eufórico. Habla de la "progresiva desforestación empresarial que Euskadi sufre desde la crisis financiera del 2008 y en especial desde la última recesión sufrida en 2013 y que de nuevo se reproduce con la crisis del Covid", y señala que es una cuestión "alarmante" porque "afecta a empresas en vanguardia tecnológica". La inversión en I+D es clave, según este informe, que se ha quedado estancada porque hoy ronda el mismo 2% del PIB que hace diez años.

"Esto te lo crees o no te lo crees, no mueve al electorado porque los resultados no se ven a corto plazo sino en el largo", lamenta Dorronsoro. Es cierto, mueve más Osakidetza, la educación, las pensiones... conectan mucho más, en general, con el electorado. Sin embargo, si se hace, "existe una correlación con salario y riqueza, fomenta unos sueldos más altos y más estables", y eso es lo que permite crecer en bienestar. El País Vasco sigue siendo la segunda comunidad con mayor renta per cápita, por detrás de Madrid, y los sueldos y las pensiones siguen siendo altas en comparación con la media nacional, el problema para esta región es que la distancia es cada vez menor y no es solo porque el resto estén mejorando en estos indicadores.

Crece el turismo

Mientras la industria decrece o muestra síntomas de debilitamiento, comienza a dispararse la importancia del turismo. La reconversión urbanística y la llegada casi a la entrada del nuevo milenio del Museo Guggenheim a Bilbao, cambiando por completo la imagen gris de una capital hasta entonces teñida por la siderurgia y la construcción naval, abrieron la puerta a un turismo que hasta entonces se concentraba en la costa guipuzcoana.

El final de ETA en 2011 coincidió en el tiempo con un boom del sector turístico a nivel internacional que se ha ido asentando en el País Vasco. De tener un impacto casi testimonial durante muchos años sobre la economía vasca, en 2023 se fijó en el 5,5% del PIB con récord de turistas y cifras que se acercan ya a la prepandemia, superando el 7% en Guipúzcoa.

Diagnóstico compartido

En el diagnóstico sobre la debilidad del sector industrial, EH Bildu y PP se han encontrado de la mano en esta campaña, aunque luego ofrezcan soluciones muy distintas. El candidato abertzale, Pello Otxandiano, enarbola la idea de que esta será una legislatura clave porque entramos en un momento decisivo para la economía vasca, ya de lleno en el siglo XXI, y sin una apuesta clara por "políticas industriales activas", dice, no será posible salir de la "fase de decadencia" en la que ya ha entrado este sector en su opinión. "La locomotora vasca muestra síntomas de agotamiento", afirma, y envuelto en un manto de visionario apunta que "vienen grandes transformaciones sin habernos preparado" que pondrán en peligro la economía vasca, "hace falta reaccionar".

No anda muy lejos de esta teoría el PP. Su candidato Javier de Andrés repite que Euskadi tiene buenas inversiones pero ya no le sirven para ser la mejor. Su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, lo dijo incluso más claro hace unos días en Vitoria: "Euskadi iba de primero y ahora se ha quedado rezagado". Para el PP vasco Euskadi ha dejado de ser una "economía puntera", algo que queda reflejado en que "el año pasado la inversión extranjera bajó un 70%" en la región, y para solucionarlo, apuntan que lo primero es que la industria recupere su papel en el organigrama de Gobierno con una consejería propia y única que muestre a empresas e inversores que de verdad se apuesta por ella.

El PSE, por su parte, insiste también en esta idea de que es necesario "ponerse las pilas" para que el sector avance en porcentaje del PIB. Su candidato Eneko Andueza, resumrá hoy sus propuestas para este ámbito en Ermua, pero ya ha aclarado en varias ocasiones que es necesario que el futuro Gobierno vasco, del que su partido ha formado parte hasta ahora, no sea un mero "acompañante" de las empresas sino un "elemento tractor" con políticas que las orienten, mientras el PNV apuesta por impulsar el sector.