Elecciones catalanas

Junts sopesa los pros y contras de una candidatura de Puigdemont a la Generalitat

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El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont.

El expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont. / EFE

Fidel Masreal

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Oficialmente, la posición es clara: Junts quiere que Carles Puigdemont sea de nuevo su candidato a 'president' si la amnistía es una realidad a todos los efectos cuando se cite a los catalanes a las urnas. Pero más allá de esta sentencia, en el partido independentista hay más elementos de análisis a la hora de valorar los puntos favorables y los retos que comportaría la postulación a la Generalitat de su indiscutible líder, aunque no tenga cargo orgánico en la formación. El debate dentro del partido está abierto, pero la última palabra la tendrá Puigdemont. Estos son los pros y contras que se barajan en las filas posconvergentes:

Sacar partido al tirón electoral

El argumento más potente que tiene a su favor Puigdemont es la convicción, con los precedentes en mano, de que es quien obtendría el mejor resultado para Junts. El expresident ganó contra pronóstico a ERC y a Oriol Junqueras en las elecciones de 2017, en las que la fuerza más votada fue Cs, con Inés Arrimadas al frente, bajo la suspensión de la autonomía catalana. Y pese a que no fue president, sí colocó a su partido en la presidencia de la Generalitat. Puigdemont también venció en las europeas de hace cinco años, de nuevo superando a Junqueras, líder de ERC. Todos los dirigentes consultados coinciden en que ningún otro dirigente de Junts tiene el apoyo social y electoral que puede lograr el ahora eurodiputado.

Rentabilizar la estrategia

Otro elemento a favor de la candidatura de Puigdemont es que sería la forma más evidente de someter a votación la estrategia de pactos con el PSOE: de la investidura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al proceso negociador posterior. Puigdemont es quien personaliza esta nueva fase estratégica de Junts. Un giro notable que el expresident niega que exista y que él puede justificar públicamente mejor que ningún otro dirigente porque fue él quien pilotó personalmente ese diálogo con los socialistas. La campaña serviría para que el exjefe de la Generalitat confrontara con ERC las virtudes de su negociación en el Congreso.

Unificar el partido

Otros candidatos de Junts pueden no congregar adhesiones unánimes. Puigdemont, sí, pese a que existan dirigentes críticos con aspectos de su gestión y su estrategia. Pero nadie como el eurodiputado para generar unidad en una formación política en la que todavía conviven dos miradas distintas, con todos los matices y complejidades internas, sobre qué ha de ser Junts en el futuro.

Arriesgarse a perder ante Illa

Quienes no ven clara la candidatura de Puigdemont alegan que se trata de un ejercicio de riesgo máximo porque en todas las encuestas el favorito es el socialista Salvador Illa. Si Puigdemont no logra vencerle, la aureola de triunfador y de gran líder del independentismo quedaría seriamente afectada y el capital político de Junts se vería lesionado. Por ello, presentar a otro candidato, a riesgo de que también sucumba ante Illa, permitiría mantener intacta la figura del gran líder que, además, se habrá presentado a las elecciones europeas renovando previsiblemente su escaño.

Gestionar una autonomía tras prometer la independencia

Otro factor en contra de que Puigdemont se presente como candidato es la dificultad de justificar que, tras haber sacado adelante el referéndum del 1-O, haber proclamado la independencia y haber huido en busca de reconocimiento internacional para seguir apostando por la llamada "confrontación inteligente", ahora opta, en el mejor de los casos, a presidir un gobierno autonómico exigiendo mejoras en el autogobierno, como las que reclamada Junts en inmigración o financiación. El cambio de pantalla es suficientemente brusco como para que algunos dirigentes se pregunten si vale la pena forzar a Puigdemont a presentarse con este escenario de futuro.

Pactar con el PSC o con ERC

Alianzas que hace pocos años parecían ciencia ficción, se han materializado. Sin ir más lejos, el apoyo de Junts a la investidura de un presidente socialista en el Congreso o el pacto previo con el PSC en la Diputació de Barcelona. El partido está virando en favor de la capacidad de tejer alianzas diversas. Pero si Puigdemont es el candidato y, en el mejor de los casos gobierna, necesitaría el apoyo de ERC. Repetir esta alianza, con él al frente, después de que Junts saliera del Govern liderado por los republicanos, y tras años de combates feroces entre los dos partidos, se antoja inviable.

Más inverosímil sería ver a Puigdemont promoviendo el apoyo a ERC o al PSC si estos son los vencedores de los comicios. Apoyar a ERC es algo que el expresident se resistía a hacer en esta legislatura cuando los republicanos superaron a Junts. Dar sus votos a Illa todavía se ve más inviable por parte del líder del partido. Otro candidato, con otro perfil, sí podría encarar esta nueva etapa, que igualmente obligaría a JxCat un viraje interno y externo de dimensiones considerables. Ahí entra en juego Josep Rull, si es que Jordi Turull mantiene activa su inhabilitación para cuando sean las elecciones en Catalunya.

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