El Govern retomará en enero los contactos con los estados de la UE para la oficialidad del catalán

A pesar de que a partir del mes de enero España ya no ostentará la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea, el Govern de la Generalitat se ha comprometido a seguir presionando para que el catalán se convierta en lengua oficial de las instituciones comunitarias. Con este objetivo, la consellera de Exteriors, Meritxell Serret se ha reunido este jueves con el embajador de Bélgica en Madrid, ya que este país será quien tendrá el mando de la presidencia europea los próximos seis meses. A la salida de la reunión, Serret también ha anunciado que, a partir de enero, el Govern retomará la ronda de contactos con los Veintisiete para convencerles de la necesidad de aprobar la propuesta.

Un trabajo que ha asegurado que ya se ha hecho los últimos meses, con hasta "siete viajes, 30 reuniones de alto nivel y decenas de contactos informales más", pero que a partir de las próximas dos semanas se "reiniciará": "Será la principal campaña diplomática" de Catalunya, ha dicho. En su viaje a Madrid también ha aprovechado para verse con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, a quién ha reclamado, de nuevo, "máxima exigencia" y que "no baje la guardia" para lograr lo acordado en los pactos para la investidura de Pedro Sánchez.

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En declaraciones a la prensa desde el Centre Cultural Blanquerna -la sede de la delegación del Govern en Madrid- Serret se ha mostrado convencida de que las reuniones de este jueves han supuesto un "paso más" en la campaña de la Generalitat para que el catalán consiga este estatus en la UE, viendo en ellas una "declaración de intenciones" para 2024. Un año que, según la consellera, servirá para conseguir que la demanda sea "definitivamente una realidad".

Así, aunque ha evitado hablar de plazos, Serret se ha mostrado esperanzada con la presidencia belga y ha asegurado que ya han trasladado al embajador "los ritmos de trabajo" y las "dinámicas de intercambio de información" que se han empleado hasta ahora, durante la presidencia española.

Con todo, ha pedido que se apruebe "lo más rápido posible" y ha exigido "no perder el tiempo" para no dejar pasar la "oportunidad histórica" que supone que, tras años pidiéndolo, finalmente la cuestión se haya puesto encima de la mesa del Consejo de la Unión Europea.