La labor del Govern

Diplomacia y argumentos por la oficialidad del catalán en la UE

La Generalitat lleva manteniendo desde el pasado agosto toda una serie de contactos con embajadores, cónsules y representantes de los países miembros

El objetivo es resolver dudas y recalcar que se trata de una “demanda histórica y justa” para un idioma hablado actualmente por 10 millones de europeos

El catalán aspira a convertirse en lengua oficial de las instituciones europeas tan pronto como sea posible.

El catalán aspira a convertirse en lengua oficial de las instituciones europeas tan pronto como sea posible.

Eduard Palomares

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El reconocimiento del catalán como lengua oficial en las instituciones europeas representa una demanda histórica que está más cerca que nunca de alcanzarse, si bien el proceso hasta convertirla en realidad es lento y complejo, sometido a los tiempos y a las formas propias de la Unión Europea. En primer lugar, porque necesita la unanimidad de los 27 países miembros y eso requiere no solo unas grandes dosis de paciencia, sino también de diplomacia, trabajo y capacidad para resolver las dudas de los diferentes estados. Y esta es precisamente la labor que lleva haciendo la Generalitat desde el pasado mes de agosto.

Una tarea que se está ejecutando en tres frentes para concienciar sobre una petición que busca un estatus que “haga justicia” a una lengua hablada por 10 millones de europeos. El primero de ellos se ubica entre Madrid y Barcelona, con toda una serie de reuniones que han mantenido tanto el 'president' Aragonès como la 'consellera' de Acció Exterior i Unió Europea, Meritxell Serret, con los embajadores europeos y los cónsules radicados en la capital catalana. El segundo consiste en los contactos que está manteniendo la delegación del Govern en Bruselas con el resto de representaciones permanentes ante la UE. Y, finalmente, las delegaciones del Govern en el exterior también están estableciendo contactos desde las capitales de varios países europeos. Como refuerzo se ha puesto en marcha una campaña de comunicación dirigida a todos los ciudadanos europeos, Europa en català, que cuenta también con una página web: https://europaencatala.eu.

La decisión, sin dilaciones

Si bien los ministros de los 27 todavía no han tomado una decisión y tampoco han fijado una fecha concreta para hacerlo, la buena noticia es que no se ha expresado ningún veto, sino que se han formulado algunas dudas a nivel legal, financiero y práctico que los gobiernos español y catalán se están encargando de resolver. En todo caso, la 'consellera' Serret está poniendo el acento sobre dos cuestiones básicas: que se trabaje con rigor para “generar la confianza y la credibilidad indispensables con los socios europeos, y se eviten dilaciones innecesarias” y que “no se rebaje la propuesta” con una solución a medio camino entre la oficialidad y la situación actual.

De esta manera, el papel que está ejerciendo la Generalitat se podría definir como el de un faro; no es la encargada de manejar la barca (porque la labor de conseguir la aprobación corresponde al Gobierno español), pero al menos sí puede señalar el rumbo correcto. “Estamos aportando el máximo de argumentos para conseguir que se reconozca la oficialidad del catalán en las instituciones europeas lo antes posible”, señaló Meritxell Serret en relación a las rondas de contactos con embajadores y cónsules.

Igualdad lingüística

Entre los argumentos que está esgrimiendo la Generalitat destacan los que se centran en datos incontestables, poniendo de relevancia que no se busca un trato de favor, sino de “igualdad lingüística”. En primer lugar, por el peso demográfico de la lengua, con casi 10 millones de hablantes, lo que le sitúa en la misma franja de lenguas europeas plenamente oficiales como son el griego, el búlgaro, el croata o el danés. En segundo, por su impacto social, con clases en más de 150 universidades del mundo y con versiones en catalán en cuatro de las cinco webs más visitadas del planeta: Google, YouTube, Facebook y Twitter.

Asimismo, la oficialidad del catalán en las instituciones europeas también responde a otros argumentos más allá de los números, y que hace referencia a la diversidad como una de las bases fundacionales de la propia UE. “No se entiende Europa sin su pluralidad, también lingüística y cultural”, recalcan desde la campaña Europa en català. En la misma línea, el Govern está explicando que no se trata de una petición que solo se explique por el contexto político actual, sino que se trata de “una larga reivindicación de la sociedad y de las instituciones”.

Tampoco hay que olvidar la situación en la que se encuentra el catalán que, a pesar de ser hablada por 10 millones de personas, afronta los retos derivados de la globalización y de evitar ser substituida por otras lenguas oficiales con más peso mundial, como el castellano. “Es importante que el catalán cuente con el reconocimiento, la protección y el impulso que merece por parte de Europa. Porque queremos que todas las lenguas sean más vivas que nunca”, añaden.

Todo a punto

A la espera de que se dispongan de los informes técnicos solicitados por el Consejo de Europa y se resuelvan todas las dudas, el Govern tiene claro que el catalán se merece y, además, cumple con todos los requisitos para añadirse cuanto antes a las 24 lenguas oficiales de la Unión Europea. De hecho, resalta la situación de excepcionalidad que vive el catalán: un idioma que, a pesar de ser oficial en un Estado miembro de la UE como es España, no cuenta con la misma oficialidad a nivel europeo. 

“Lo tenemos todo a punto y estamos a la plena disposición de las instituciones europeas para desplegar las actuaciones necesarias para hacer efectiva la oficialidad con la máxima celeridad”, concluyen.

Meritxell Serret, ‘consellera’ de Acció Exterior i Unió Europea.

Meritxell Serret, ‘consellera’ de Acció Exterior i Unió Europea. / Generalitat de Catalunya

Tribuna: "Una oportunidad histórica para el catalán"

Alrededor de 10 millones de ciudadanos europeos no tenemos garantizados los derechos lingüísticos en las instituciones europeas. La reivindicación de la oficialidad del catalán en la Unión Europea por parte de la sociedad civil y varias instituciones es histórica. Tenemos ahora la oportunidad de corregir esta anomalía democrática, y no queremos ni podemos dejarla pasar.

Para el Govern de Catalunya, la defensa, la promoción y la plena normalización de la lengua catalana es una prioridad absoluta, también en el ámbito internacional. Desde hace meses estamos inmersos en una de las ofensivas diplomáticas más importantes de la historia del ejecutivo catalán para trasladar los argumentos a favor de la oficialidad del catalán a todos los estados miembros de la Unión Europea.

La decisión sobre la introducción del catalán —y el euskera y el gallego— en la lista de lenguas oficiales en las instituciones europeas tiene que adoptarse por unanimidad en el Consejo de la Unión Europea, y esto implica asegurarse que todos los gobiernos europeos se muestren favorables. El Gobierno español es quien se sienta a la mesa del Consejo y quien tiene la obligación de velar para que la propuesta de oficialidad del catalán reciba la luz verde.

La estrategia internacional del Govern para lograr que el catalán sea oficial en Europa es y ha sido discreta, pero muy ambiciosa, ya que también ha incluido contactos con todos los estados europeos tanto desde Barcelona o Madrid, como desde las capitales europeas o Bruselas. Todos los estados han recibido un argumentario con los motivos claros y concisos a favor de la oficialidad del catalán, y hemos podido responder a todas sus dudas e inquietudes.

Hasta ahora, constatamos que no se han producido vetos por parte de ningún estado, pero es evidente que hace falta que el Gobierno español aporte confianza y credibilidad a todos los países miembros para que la propuesta llegue finalmente a buen puerto.

Igual que nos hemos impuesto la máxima autoexigencia como Govern para resolver cualquier duda sobre los argumentos a favor de la oficialidad del catalán, también trasladamos la máxima ambición y exigencia al Gobierno español para que su compromiso se acabe materializando. Lo merecen los 10 millones de ciudadanos europeos que todavía no pueden dirigirse a las instituciones en su idioma.

Por todos ellos, y para contribuir entre todos a reforzar el proyecto europeo, que es diverso y plurilingüe, y también por justicia lingüística: si todos los idiomas son excepcionales, que ninguno sea una excepción en Europa.

Meritxell Serret i Aleu. 'Consellera’ de Acció Exterior i Unió Europea