Elecciones autonómicas

Ferraz se aferra a la 'oportunidad Besteiro' para desbancar al PP en Galicia y descarta pactar con Bildu en el País Vasco

“Ir con tres o cuatro candidaturas”, advierten en la dirección federal sobre la fragmentación del voto progresista, sería casi tanto como “perder la opción de cambio en Galicia”

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El candidato del PSdG, Xosé Ramón Besteiro, vota en la consulta sobre los pactos de investidura.

El candidato del PSdG, Xosé Ramón Besteiro, vota en la consulta sobre los pactos de investidura. / EFE

Iván Gil

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El PSOE afronta las próximas elecciones gallegas y vascas con el reto de empujar un cambio en Galicia y ganar posiciones en Euskadi, donde gobierna en minoría con el PNV. Alternancia frente a continuidad “exigente”, para arrastrar al futuro gobierno a posiciones “más transformadoras”. Si en Galicia el PSdG aspira a liderar un bloque alternativo al PP, junto a BNG y Sumar, en Euskadi el PSE se abona a la “estabilidad institucional”. Fuentes de la dirección vasca insisten en que mantendrán la estrategia de pactos con el PNV y descartan “por completo” la vía de EH Bildu junto a la izquierda confederal.

El objetivo más ambicioso es el que se plantea los socialistas en las gallegas, tras cuatro mayorías absolutas del PP y partir como la tercera fuerza en el Parlamento gallego, por detrás del BNG. El principal obstáculo para ello, que reconocen tanto en Ferraz como en el PSdG, es la fragmentación del espacio progresista. “Ir con tres o cuatro candidaturas”, advierten en la dirección federal, sería casi tanto como “perder la opción de cambio en Galicia”.

Sumar se ha apresurado a rechazar cualquier opción que pase por una coalición u otras fórmulas para evitar la dispersión del voto, mientras que los socialistas esperan que al menos compartan papeleta con Podemos. Principalmente en las provincias de Lugo y Ourense donde más dificultades tienen para superar el umbral del 5%. Los morados ya son una fuerza extraparlamentaria en Galicia tras no cosechar ningún escaño en 2019. Para el PSdG, estos comicios son la “única oportunidad” ante un candidato popular, Alfonso Rueda, que no se ha presentado antes a las elecciones y cuenta con un menor grado de conocimiento y aprobación que su predecesor, Alberto Núñez Feijóo. Ante ello, enarbolan la “opción Besteiro” y la necesidad de que ningún voto progresista no se transforme en representación.

José Ramón Besteiro se estrena como cabeza de lista en estos comicios, al igual que Eneko Andueza en las vascas. La renovación es transversal al verse en la misma tesitura la mayoría de competidores. El presidente gallego, que sucedió a Feijóo en mayo de 2022, se presentará por primera vez y el ‘lehendakari’ Iñigo Urkullu cederá el testigo a Inmanol Pradales. Sin embargo, los socialistas gallegos y vascos coinciden en calificar a ambos como continuistas y “delfines” de sus predecesores. También les achacan un “fuerte desgaste”, en el que insisten desde el PSE por la inesperada marcha de Urkullu, que buscan aprovechar para ganar terreno.

Andueza se presenta con un perfil que busca transversalidad al combinar los valores progresistas y acuerdos con el nacionalismo, pero desde una perspectiva menos conflictiva. Mano tendida, dicen en el PSE, pero también “ambición transformadora”. “Tenemos una visión menos sujeta a la forma de ver el mundo que tienen los nacionalistas. Podemos aportar más en línea con la gobernanza y alejada de las tensiones clásicas del nacionalismo”, indican desde el entorno del candidato, euskaldun y de Éibar, para concluir que “cuando estamos en el Gobierno de España y en el vasco es cuando más se han desarrollado transferencias o infraestructuras”.

El espejo del PSC

Con un mensaje que apela a la estabilidad y la capacidad de acuerdo, pese a las diferencias, el líder de los socialistas vascos presentará este domingo su candidatura. Para ello ha elegido como maestro de ceremonias, a modo de espejo en el que mirarse, al líder del PSC, Salvador Illa. Su reto, según reconocen en su equipo, pasa por conservar en la mayor medida posible los votos que recibió el PSOE en las pasadas elecciones del 23-J. Unos comicios en los que fueron primera fuerza, pero consciente de que se vota distinto y con otras claves en las autonómicas. Con todo, aspiran en afianzar a sus nuevos votantes y reforzar sus posiciones en un futuro ejecutivo de coalición.

Los partidos de la oposición en el Parlamento gallego coinciden en situar el adelanto técnico de las elecciones en el mes de marzo o, incluso, febrero. Como las vascas, la fecha tope sería julio. El adelanto en Esukadi se ha enfriado por la necesidad que tendría el PNV de dar a conocer a su nuevo candidato. Pese a ello, el análisis del PSE es que quizá no se alargue demasiado la convocatoria porque “lo que ganan dando a conocer a su candidato lo pierden por el desgaste” que arrastrarían. Tanto Urkullu como Rueda han asegurado que en su decisión para fijar una fecha no se verán determinados por lo que haga el otro.

De no coincidir ambas citas, Ferraz podrá desplegar toda su estructura en cada campaña y asegurar la presencia del presidente del Gobierno y los ministros en sendos territorios, sin tener que repartirse. Hasta el momento, desde el PSOE han tratado de reforzar el perfil de Besteiro y darle el mayor foco posible. Encabezó la candidatura a las elecciones del 23-J por Lugo, se le cedió el turno de intervención del grupo parlamentario en el primer pleno de la legislatura, para que fuese también el primero en hacerlo en una lengua cooficial, y formó parte de la comisión negociadora del PSOE para los pactos de investidura.

La advertencia del BNG

Viejo amigo personal de Pedro Sánchez, Besteiro es la apuesta de consenso en el PSdG con el mantra de que “hay oportunidad de cambio en Galicia”. En la dirección federal argumentan en sintonía que "por primera vez hay allí una oportunidad real de cambio, liderado por el PSdG". En el BNG, fortalecido con Ana Pontón como líder de la oposición durante la última legislatura, advierten que los socialistas no deben confundirse de enemigo. Al menos, si de verdad quieren priorizar un cambio de Gobierno y no conformarse con batallar por recuperar el segundo puesto. Pese a todo, los nacionalistas gallegos aseguran que las encuestas les dan tanta o más capacidad que al PSOE para atraer a votantes que en los pasados comicios optaron por la papeleta del PP.

De producirse un vuelco, el liderazgo de Feijóo sufriría un segundo revés tras el 23-J y en su propio feudo. Los mensajes de campaña, eso sí, poco se asemejarán a los de las pasadas elecciones generales, planteadas como una dicotomía entre la continuidad de la coalición progresista o la alternativa liderada por Feijóo y con Santiago Abascal como vicepresidente. Un marco inexistente en Euskadi, donde PNV y EH Bildu compiten por la hegemonía, y también en Galicia, sin presencia de Vox en el Pazo do Hórreo.