Formación de Gobierno

Feijóo demora Ia investidura porque sigue empeñado en el voto del PNV

El PSOE reactiva su negociación y tiene tres meses para sellar un pacto de investidura

Feijóo, en el Congreso, en el día de su constitución.

Feijóo, en el Congreso, en el día de su constitución. / EFE

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El movimiento de Alberto Núñez Feijóo de evitar una investidura la próxima semana, en contra de la postura defendida previamente en el PP, que pedía una votación "rápida", es mucho más complejo de lo que parece a simple vista. Los argumentos del candidato y del partido han parecido inconsistentes. Básicamente, el líder popular quería tiempo para reunirse con los grupos parlamentarios, una vez que el Rey lo ha designado candidato a la presidencia. Como los grupos no se constituían hasta el lunes, Feijóo ha esgrimido que no podía mantener conversaciones esta semana.

No sonaba muy convincente porque inmediatamente después del 23J ya impulsó una ronda de consultas y ha podido atar los votos de Vox, Unión del Pueblo Navarro y Coalición Canaria sin el formalismo de la formación de los grupos. Pero su petición de esperar a que estén constituidos llevaron a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, a convocar el pleno de investidura en la siguiente fecha posible, los días 26 y 27 de septiembre, para esquivar unas elecciones en plenas Navidades.

Feijóo sabía que sería así, que la demanda de que no ir una investidura "ya", en caso de atenderse, cómo ha sucedido, tendría esta respuesta. Más de un mes hasta la celebración del pleno. Eso es justo lo que buscaba, pese a la perplejidad general de cómo los populares van a llenar todo ese tiempo con negociaciones, cuando ningún partido más, al margen de Vox, UPN y CC, ha mostrado su disposición a apoyar al candidato del PP. La razón es que Feijóo, que se veía en la Moncloa, se resiste a tirar la toalla y piensa que más adelante sí podría respaldarle el PNV.

Nuevo portazo del PNV

Da igual las veces que los nacionalistas vascos hayan dicho que no le votarán. Este mismo miércoles su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, ha repetido, ahora que el líder popular ya tiene el encargo de Felipe VI, que "en una investidura de la mano de Vox" no van a participar. "Las posiciones ya están fijadas", remachó, en un vídeo difundido por el propio partido. "Si nos llama el PP creo que, por mínima cortesía, hay que ir a la reunión. Además, puede servir para que Feijóo y yo nos conozcamos, que no nos conocemos personalmente, pero no va a servir para nada más", dijo Esteban.

Pero, fuentes populares consultadas por El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, sostienen que "las cosas pueden cambiar" y recuerdan que "aprobaron los presupuestos de Rajoy y a la semana siguiente la moción de censura de Sánchez". Oficialmente el mensaje que transmite Génova es también que no se da nada por perdido: "Vamos a hablar con los grupos".

"Vamos a hablar con todo el mundo, no vamos a la investidura como un trámite insustancial o publicitario. Feijóo va a intentar ser investido presidente del Gobierno", defendió en Onda Cero el vicesecretario de Asuntos Institucionales, Esteban González Pons, quien también avanzó que quieren sentarse con Junts y con ERC. La única línea roja es Bildu. El intento de abrir conversaciones con los dos partidos independentistas catalanes, que puede además provocar una reacción en contra de Vox y abrir de nuevo las hostilidades con ellos, sólo tiene explicación en la lógica de ofrecer una imagen de normalidad política, que le guste al PNV.

Las elecciones vascas

El PP ha echado muchas cuentas y ha mirado muy bien el calendario. Y, por eso, la idea de una investidura a finales de septiembre era el plan que le cuadraba. Lo previsible, lo esperado incluso, es que Feijóo fracase. Pero el reloj de unas próxima elecciones ya se pone en marcha más tarde. Hasta el 27 de noviembre habría de plazo para que se produzcan nuevos intentos. Es en ese momento cuando le tocaría el turno a Pedro Sánchez. Pero, y si no logra cerrar un pacto con Junts, si al final el partido de Carles Puigdemont no le da sus votos. Entonces, explican en el PP, se podría optar a una nueva investidura. A eso se aferran: "Puede haberla".

Y en esta ocasión, señalan, se produciría con un horizonte de elecciones en el País Vasco, que tocan en julio de 2024, si no se adelantan. Este mes hasta el 26 y 27 de septiembre puede hacérsele muy largo al PP pero, señalan fuentes del partido, "con la posibilidad de una tercera oportunidad más cerca de unas elecciones vascas donde el PNV tiene que ir contra el pacto PSOE, Podemos, Bildu", en referencia a que le puede interesar alejarse de ellos.

Un calendario favorable

Buscar la investidura a finales de septiembre no ha sido, por tanto, algo casual. "El problema temporal era sencillo o se iba a una investidura exprés o si no había que demorarlo para evitar la posible cita electoral en Navidades", asumen en el PP, para reconocer que les interesaba más la segunda opción. Con más tiempo, reiteran, "las cosas pueden cambiar".

El PP sigue este hilo, a pesar de que el PNV, desde que Feijóo llegó a la cúpula popular, avisó de que "nunca estarán en la ecuación" donde aparezca la ultraderecha. Pero al precedente de su cambio en 2018, cuando pasaron de ser socios del PP a socios del PSOE en sólo unos días, suman también la sintonía ideológica. González Pons sostenía el miércoles que "no hay una mayoría alrededor del PSOE" y que considerar que Junts y el PNV son "progresistas" es un "ejercicio de voluntarismo muy notable".

A esto se agarran para purgar en parte la concatenación de errores que se produjeron desde las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Desde la falta de mando en Génova para controlar los pactos con Vox y que no dañaran sus opciones en las generales, hasta la ausencia de un proyecto económico y político sólido o el pecado de dar por ganadas las elecciones y comenzar a repartirse cargos.