Ayuntamiento de Barcelona

Anatomía de la decisión: ¿Por qué los Comuns invisten a Jaume Collboni?

Abucheos y tensión en el Saló de Cent: Colau, Collboni y Sirera dejan a Trias sin revancha

Jaume Collboni logra la alcaldía de Barcelona en una investidura de infarto

Trias: "Si no salgo alcalde, que les den a todos"

Collboni, elegido alcalde de Barcelona con el apoyo in extremis de los comunes y el PP

Collboni, elegido alcalde de Barcelona con el apoyo in extremis de los comunes y el PP / Quique García

Sara González

Sara González

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Mientras Xavier Trias y ERC ponían el broche a su acuerdo para gobernar Barcelona, en el número 131 de la calle Marina estaba en marcha el debate que, cual botón nuclear, acabaría haciendo saltar por los aires esa coalición. En el mismo escenario donde 24 horas antes se libraba una disputa que acabó con Jaume Asens diciendo adiós a la política y Aina Vidal, dirigente provinente de la extinta ICV, como cabeza de lista a las generales, se decidía que investirían a Jaume Collboni. Habían dicho que no participarían de una "triangulación" con el PP, que si no había acuerdo con ERC y PSC, sus votos serían para Ada Colau.

Pero llegado el momento, la olla a presión -interna y externa- escaló de pascales. A las 10 de la mañana de este sábado se reunió la ejecutiva de Barcelona en Comú. Después se convocó de forma extraordinara la coordinadora. Unas 40 personas -veinte de ellas 'online'- que se pronunciaron y que dejaron la decisión final en manos del grupo municipal. Barrarle o no el paso a Trias, una jugada que puede tener impacto en las generales, que no les ahorra tener que afrontar la crisis que supone perder la alcaldía que ha ejercido de columna vertebral del proyecto a escala catalana y el abismo a la etapa post-Colau a la que se asoman con cada vez más cuadros de la antigua ICV tomando las riendas.

No todos lo veían claro, pero Colau se mojó a favor de votar la alcaldía del socialista, pero no entrar en el gobierno. Al menos por ahora. Y con el argumento de que se les abrirían así más oportunidades porque, pese a poner más fácil los votos de Daniel Sirera el PSC lo tendrá más difícil para gobernar sin ellos y ERC, optaron por asumir también los riesgos. He aquí la anatomía de una decisión que marca un nuevo punto de inflexión para el proyecto de los Comuns.

Impedir que Trias se alcalde

"No queríamos que la Convergència del 3% volviera al Ayuntamiento de Barcelona", ha argumentado Colau desde el atril del Saló de Cent bajo la severa mirada de Xavier Trias. Para los Comuns, que el dirigente de Junts no gobierne ha sido siempre un incentivo. Ya le arrebataron la vara en su irrupción en 2015 izando la bandera de la izquierda rupturista y erigiéndose en la antítesis de sus políticas. De hecho, defienden que sus proyectos para la ciudad son antagónicos. Se suma, además, que esta vez se iba a consumar un frente independentista con ERC y que, en esa tesitura, con un PSC liderando la oposición, entendían que su influencia iba a ser menor. Sin embargo, no han faltado las voces que han señalado que para recuperar el terreno perdido era mejor confrontar con Trias y desbancar a Collboni como principal voz de la oposición.

El sueño del tripartito

Uno de los argumentos que han pesado para liderar tal giro de guión es "no hipotecar las opciones del tripartito de izquierdas", según relatan desde la dirección de Barcelona en Comú, una entente que sostienen que sería prácticamente imposible si se consolidaba el gobierno de Junts y ERC. Tras votar la investidura, Colau ha dejado claro que se quedarán en la oposición, que su voto es sin trampa ni cartón, que "no hay pacto secreto" con el PP -como dijo que le había ofrecido Collboni- ni con el PSC y que solo volverán al cartipás municipal en una ecuación de la que participen los republicanos. No se puede, ha avisado a Collboni, gobernar la ciudad con solo 10 concejales, por lo que deberá tender la mano a las izquierdas. Para los Comuns el gobierno definitivo se dibujará después de las elecciones generales del 23 de julio.

El punto débil de no entrar en el gobierno

Cabe decir que, más allá de las derivadas políticas, el punto débil de esta decisión es material, de superviviencia económica del partido, que pierde recursos y personal si no entran en el gobierno, el tendón de Aquiles sobre el que Collboni sabe que puede apretar. Sin embargo, las relaciones entre los Comuns y ERC están ahora altamente lesionadas y Ernest Maragall le ha espetado a Colau que su sueño del tripartito es, simplemente, eso, un sueño del que no va a participar. Además, Barcelona en Comú asume otro riesgo no menor. En el terreno del poder, a veces hay un paso entre el resentimiento y la paz. Ni el PSC ni Junts escondieron en la campaña la posibilidad de gobernar juntos. Una vez se vaya Trias, los caminos de las alianzas sin participación de los Comuns pueden ser inexcrutables.

El impacto en las generales

Fuentes de los Comuns defienden que esta es una "operación que trasciende Barcelona, que es de Estado" de cara a las alianzas de izquierdas que entienden que también serán necesarias en Madrid y que, bajo su punto de vista, se complicarían si el independentismo se repliega y compacta. Pero la carta de presentación de haber ungido a Collboni con una aritmética en la que sabía que participaría el PP no es fácil de gestionar de cara a unas elecciones generales en que el eje que se impone es una dicotomía entre izquierda y derecha. ERC y Junts ya se han apresurado a lanzar mensajes con tintes electorales señalando que ni el PSC ni los Comuns -ni Sumar- garantizan que no se pacte con los populares.

El declive del 'sí se puede'

En 2015, la bandera era el de enfrentarse a la 'casta' para desbancar a dirigentes como Xavier Trias. En 2019, Colau valoró que un mal trago de la mano de Manuel Valls cocinado por el PSC valía la pena si era para ser ella alcaldesa. De la mano de Collboni, los Comuns se taparon la nariz y tiraron de pragmatismo. Y en 2023, tras 8 años de baño de realidad, ahora que había consolidado una agenda e improntado un sello de identidad a su proyecto de ciudad, Colau cae de la alcaldía y le devuelve el favor a los socialistas en la triangular con los populares. El gran riesgo es el de ser subsidiarios del PSC, como en su día lo fue ICV, y que del 'sí se puede' quede una versión remasterizada de lo que había antes del sueño de asaltar los cielos.

Suscríbete para seguir leyendo