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El número dos de Yolanda Díaz es un diplomático “muy de izquierdas” y sensible a la causa saharaui

Los que han trabajado con él dicen que se escora a la izquierda más que al centro y recuerdan cómo se involucró personalmente en la crisis de la activista saharaui Aminetu Haidar

Díaz evita pronunciarse sobre la exclusión de Montero de las listas de Sumar

Agustín Santos y Yolanda Díaz.

Agustín Santos y Yolanda Díaz. / EFE

Mario Saavedra

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Los diplomáticos que conocen a Agustín Santos coinciden en varias cosas. La primera es que Agustín Santos es un diplomático "de partido" muy de izquierdas. Por ejemplo, fue miembro del consejo editorial de Revista Sin Permiso, un magazine de política internacional que defiende la república y el socialismo. Que nunca ocultó que era del PSOE y que su carrera subía cuando gobernaban los socialistas (dirigió el gabinete de Miguel Ángel Moratinos en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y fue nombrado embajador ante la ONU en el de Pedro Sánchez), y bajaba cuando llegaba el PP (cónsul general en Ciudad del Cabo o Perpiñán).

El segundo punto de consenso es que Santos se mostró en el pasado muy sensible a la causa del Sáhara Occidental, la ex provincia española que el Gobierno de Franco entregó a Marruecos en 1975 y que ahora Rabat quiere mantener como una autonomía dentro del Reino, con el apoyo del Gobierno de Pedro Sánchez. “Yo le he escuchado decir en una reunión que España había traicionado a la causa saharaui”, afirma un diplomático en activo. “Se le recuerda por su actuación en el caso de la activista saharaui Aminatou Haidar”, destaca otro. 

El “caso Haidar” fue una crisis diplomática que vivió España en 2009, y en la que Santos estuvo personalmente involucrado como enviado de Miguel Ángel Moratinos. El conflicto arrancó el 13 de noviembre de 2009. La activista saharaui Aminatou Haidar fue detenida ilegalmente durante 24 horas por las fuerzas policiales marroquíes tras aterrizar en El Aaiún, la ciudad del Sáhara Occidental controlada por Marruecos, procedente de Nueva York (Estados Unidos). La expulsaron un día después hacia Lanzarote (España), donde exigió que se la devolviera a El Aaiún. Se quedó en el aeropuerto e inició una huelga de hambre que duró más de un mes

Cuando Haidar entró en su segunda semana de huelga, Agustín Santos fue enviado como representante del Ministerio de Exteriores para buscar una solución al conflicto. Le ofreció darle asilo político en España, algo que ella rechazó. Le ofreció la nacionalidad española y pasaporte español. Tampoco quiso. Estas opciones le impedirían entrar en su Sáhara natal.

Santos no sólo se dejó fotografiar con la activista. Llegó a dar entrevistas sobre el asunto, algo poco habitual en un jefe de gabinete. Se posicionó claramente del lado de Haidar. “Marruecos sólo quería dejar volver a la señora Haidar si ésta pide perdón y reconoce la "marroquinidad" del Sahara, lo que no es conforme a derecho internacional porque se trata de un territorio en litigio que, en el marco de la ONU, debe determinar su situación definitiva a través de un proceso de negociación, el acuerdo entre las partes y el ejercicio del derecho de libre determinación del pueblo saharaui”, dijo el diplomático en una entrevista.

El conflicto se internacionalizó, y pilló a Santos en medio. La ONU y la UE exigían a Marruecos que permitiera su regreso. Cuando Estados Unidos hizo lo propio, la crisis terminó desbloqueándose, y el Gobierno de Rabat le dejó hacerlo. Volvió medicalizada tras 33 días en huelga de hambre. Fue todo un acontecimiento mediático.

A punto de jubilarse como diplomático

Dentro del mundo diplomática, se ha entendido el salto de Santos a la política como una decisión pragmática. Va a cumplir 68 años. Le quedan dos para jubilarse de la carrera diplomática. Pero si, como es previsible, consigue un escaño, tiene otros cuatro años de actividad política por delante. No hay edad de jubilación para un diputado. Y de número dos en las listas por Madrid de Sumar es casi seguro que conseguirá un asiento en el Congreso para la próxima legislatura. 

Por el contrario, es bastante poco probable que, tras cinco años como embajador ante Naciones Unidas, el próximo ejecutivo le renueve en su puesto. La jefatura de misión en Nueva York es uno de los destinos más deseados para los diplomáticos de carrera. Una pera en dulce muy disputada. El PP pondría a uno de los suyos casi con toda seguridad. Un eventual Gobierno del PSOE, que se formaría cuando a Santos ya prácticamente no le queda tiempo dentro de la carrera, le debería cambiar en poco tiempo. 

Yolanda Díaz ha anunciado en Twitter que Agustín Santos era el independiente que faltaba por desvelar, su número dos en la lista por Madrid. La líder de Sumar se ha congratulado por la aceptación del diplomático. Es “muy buena noticia", ya que "la defensa del multilateralismo, de los derechos humanos y la lucha global contra el cambio climático son claves en Sumar", ha dicho.

Se da la circunstancia de que la número tres en las listas de Sumar es una activista saharaui, Tesh Sid. De este modo, el asunto del Sáhara Occidental entra de lleno en el mensaje político de Sumar, una coalición de 14 partidos de izquierdas, justo en la legislatura en la que el PSOE se ha puesto a todo el Congreso en contra por su giro hacia las tesis marroquíes para el futuro del Sáhara Occidental. Agustín de Santos y Tesh Sidi están por delante de históricos de Unidas Podemos como el líder de Más Madrid, Íñigo Errejón, y la secretaria general de Podemos, Ione Belarra.

Diplomático de carrera

Agustión Santos comenzó su carrera diplomática como secretario en la embajada española en Pekín en 1982, cuando China estaba cerrada al mundo. Continuó con puestos secundarios en las misiones diplomáticas españolas en Vientián (Laos), La Habana (Cuba), Washington, Camberra o Bruselas, todo antes de convertirse en el jefe del Gabinete del ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos, en 2008. 

En 2011 se convirtió en el embajador permanente de España ante la oficina de Naciones Unidas con sede en Ginebra. Cuando el Partido Popular llegó al poder, en 2011, tuvo que volver a Madrid como vocal asesor del Gabinete Técnico de Subsecretaría. Un puesto que equivale a estar a la espera, explican fuentes diplomáticas. Después fue asignado como cónsul general en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y más tarde en Perpiñán (Francia). En 2018, el entonces ministro de Exteriores, Josep Borrell, le dio el puesto de mayor nivel de su carrera, el que ostenta actualmente: representante permanente de España ante la Organización de Naciones Unidas, en Nueva York.