Elecciones autonómicas y municipales

La ola del PP derriba al PSOE y deja a Sánchez muy tocado para las generales

Podrá gobernar la Comunidad Valenciana, Extremadura, Baleares, Aragón, La Rioja y Cantabria y consigue las alcaldías de Valencia, Sevilla y Valladolid.

Ayuso Feijóo y Almeida celebran su victoria desde el balcón de Génova

Vídeo: PI STUDIO

Marisol Hernández

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El PP avanza, el PSOE retrocede. El gran eslogan del socialismo se ha cumplido a la inversa.

 Pedro Sánchez

 ha sufrido una escabechina en estas elecciones autonómicas y municipales mientras que 

Alberto Núñez Feijóo

 coge impulso para las generales de finales de año. Si no es cambio de ciclo se le parece muchísimo. El PP ha estado muy por encima de sus mejores previsiones. La Comunidad Valenciana, Baleares y Aragón, las tres autonomías más disputadas, caen de su lado. Y se lleva el premio gordo de Extremadura. Necesitará a Vox para gobernar pero se ha impuesto como primera fuerza, en todas menos ante Guillermo Fernández Vara, y

firma un resultado de gran solvencia

.

Se queda también La Rioja, donde consigue la mayoría absoluta, ha sido el más votado en Cantabria y tendrán la presidencia gracias a la suma de la derecha. Mantiene Murcia y Madrid y es decisivo en Canarias, que también les vuela a los socialistas. La debacle para el PSOE es colosal. El PP se impone también en el voto municipal, por más de 700.000 votos, les arrebata capitales tan emblemáticas como Sevilla y Valladolid y conquista la ciudad de Valencia. Da igual lo que hayan hecho los presidentes o los alcaldes, una seísmo en contra de Pedro Sánchez se los lleva por delante.

Ni las peores perspectivas del PSOE -nunca las tuvo- preveían estos resultados, lo que significa que tienen un problema serio de análisis y de diagnóstico, que demuestran una absoluta desconexión con la realidad social. Y también que el

 supuesto antisanchismo

 que Ferraz y Moncloa percibían como un fenómeno exclusivo de Madrid, opera en toda España. El descrédito del presidente, por la amplitud de la caída de los socialistas, ha arrastrado a sus barones. Y esto anticipa un periodo de mucha convulsión en el partido, de petición de responsabilidades.

"¿Cómo están los máquinas?", el saludo de Almeida tras ganar las elecciones

PI STUDIO

El premio de consolación es que Adrián Barbón logra conservar Asturias con el apoyo del resto de la izquierda, María Chivite podrá seguir al frente de la coalición de partidos que actualmente gobierna Navarra y que Emiliano García-Page consigue la épica de mantener la mayoría absoluta. Su permanencia, es el único barón que se ha opuesto con fiereza a la política de pactos de Sánchez con los independentistas, confirma un mar de fondo en el votante socialista contra estos acuerdos, un malestar transversal que ha pesado por encima de la gestión social del Ejecutivo de coalición y del trabajo que el PSOE ha desplegado en sus comunidades. También salva la cara el candidato del PSC en Barcelona, Jaume Collboni. Aunque ha quedado en segundo lugar tras Xavier Trias (Junts), podría ser alcalde con el apoyo de los comunes de Ada Colau y de ERC.

Las generales, muy complicadas

Pero, a pesar de salvar estas autonomías, la derrota que sufre el PSOE, y fundamentalmente Pedro Sánchez, es contundente y complica que pueda seguir al frente del Gobierno tras las generales de finales de año. Porque sí ha habido ola del PP, porque Podemos no ha aguantado en autonomías como la Comunidad Valenciana (el propio PSOE ha jugado estos últimos meses a debilitarlos) y porque a la pérdida de este región, fundamental por su peso demográfico y político, se suma Baleares, Aragón, Canarias y la gran sorpresa de Extremadura.

El hundimiento del PSOE es muy general pero es especialmente relevante en Andalucía, donde no sólo pierden Sevilla, una capital que aspiraban a mantener y que representaba uno de los últimos rescoldos del poder omnímodo que ha tenido el PSOE andaluz, sino también Huelva y Granada. Sin estos núcleos de supervivencia el partido cae a plomo en esta región, con mayor fuerza que en el resto de España por su peso histórico. La mayoría absoluta de Juanma Moreno ya había devastado al PSOE andaluz pero se confiaba que a nivel municipal resistiera. Sin apenas territorios los socialistas pierden toda su fuerza para las generales.

El miedo a Vox no opera

El 28M supone, además, la confirmación definitiva de la desaparición de Ciudadanos, un proceso paulatino que comenzó en noviembre de 2019, después de que Albert Rivera se negara a pactar con el PSOE, a pesar de que los dos partidos superaban juntos la mayoría absoluta, y el empuje de la ultraderecha en España, que mejora sus resultados en prácticamente todas las autonomías. El fenómeno Vox prosigue alineado con un movimiento antisistema que tiene carácter mundial y que han representado Donald Trump, Jair Bolsonaro y Giorgia Meloni pero mientras tanto los populares consiguen zamparse enterito a Cs.

La victoria del PP es de tal contundencia que no parece que a los españoles convocados este 28M a las urnas les haya importado mucho los futuros pactos con Vox. El triunfo de Feijóo es tan amplio que ni siquiera tiene que preocuparse por la supuesta rivalidad con Isabel Díaz Ayuso, a pesar de que ella consigue la anhelada mayoría absoluta. También lo hace José Luis Martínez Almeida. Pero el camino del dirigente gallego a la Moncloa este domingo aparece despejado. Las opciones de Ayuso como posible relevo a corto plazo se esfuman.

Si la noche es aciaga para el presidente del Gobierno también lo es para

Yolanda Díaz

. Su influencia en estas elecciones ha sido nula, a pesar de haberse implicado en la campaña. Era fundamental que Podemos aguantara con un 5% en la Comunidad Valenciana y eso no ha sucedido. Los morados pasan a la irrelevancia y los partidos aliados de Sumar, como Más Madrid y Compromís, se debilitan. La candidatura de Díaz a la Moncloa es ahora mucho menos competitiva. Sus principales referentes municipales, alcaldes como Ada Colau o Joan Ribó, también desaparecen.

Los pactos con ERC y Bildu

Estas elecciones eran mucho más que unas autonómicas y unas municipales al uso porque la política española acumula cinco años de muchas turbulencias, desde que Sánchez llegó a ser presidente a través de una moción de censura. Un año después, en las dos citas de las generales consecutivas de 2019, el PSOE se impuso al PP pero sin la holgura suficiente, lo que le llevó a arrojarse en los brazos de Podemos y acordar el primer Gobierno de coalición de la democracia, que se ha sustentado en el Congreso gracias al apoyo de ERC y de EH Bildu. Estas dos decisiones están en el fondo de la factura que este domingo está pagando Sánchez.

Ha sido una legislatura muy complicada, por razones externas (la pandemia de Covid y la invasión rusa de Ucrania) e internas (las constantes fricciones entre los dos socios), que convertían el 28M en un verdadero test. Así lo asumió el PP, con el eslogan de que debía servir para derogar el sanchismo, y también Moncloa y Ferraz, lanzando al presidente del Gobierno a la arena con el objetivo de evitar la idea de que el PP, sí o sí, ganará los próximos comicios, que se había generalizado hace unos meses. Pero el resultado certifica con absoluta claridad que no lo han conseguido.

Un fin de campaña convulso

Los últimos días han sido muy duros para el PSOE. El escándalo de la compra de votos acabó de emborronar una campaña que nunca dominaron y que, desde el principio, se les escapó de las manos. Habían cerrado meses antes una planificación basada en el anuncio de más medidas sociales del Gobierno, que fueron desgranando con antelación, sin esperar al comienzo oficial de la carrera electoral, y se mantuvieron fieles a ella, a pesar de que el foco de la campaña se posó inmediatamente en las listas de Bildu con la presencia de etarras. Siguieron en su carril, tratando de sacudirse ese tema y todo lo que vino después, y esa falta de reacción pesó en el cierre.

Este viernes tanto los tracking del PSOE como los de Génova ya apuntaban que el PP subía. Los populares sin tener apenas una campaña bien definida a nivel nacional, se abonaron con rapidez a todos los asuntos que han desgastado a los socialistas durante estos días. Feijóo, cuya función era apoyar a los candidatos por toda España tuvo que arremangarse poco, primero con Bildu y después con las irregularidades en el voto por correo, que afectaron a cargos socialistas, y la acusación de presunto secuestro contra el número dos del

PSOE

andaluza. Todo esto les fortaleció a lo largo de la campaña. Pero, sobre todo, lo que ha acabado por darles la victoria, es la certeza de que existía una fuerte corriente contra Sánchez, que Moncloa nunca ha reconocido.

[object Object]

Y también puedes consultar en todos los medios de Prensa Ibérica los resultados de las <strong><u>elecciones municipales 2023</u></strong> aquí: