Relaciones institucionales
Pere Aragonès cierra en Bruselas siete años de ausencia de la Generalitat ante la UE
El 'president' supera los recelos comunitarios por el 'procés' y se reunirá con dos comisarios europeos
Xabi Barrena
Periodista
Periodista de la sección de Política
El presidente de la Generalitat se desplaza este jueves a Bruselas para reunirse con dos comisarios europeos. Lo que hasta 2013 era algo habitual y nada sorprendente es, en 2022, una noticia en sí misma. Y una señal de que las relaciones entre la Unión Europea (UE) y el Govern se han reconducido tras las etapas más convulsas del 'procès'. La entrevista de Pere Aragonès con el comisario de Justicia, Didier Reynders, cierra siete años largos sin encuentros en la capital comunitaria con la Comisión Europea (CE). En concreto, desde que en julio de 2015 el entonces 'president' Artur Mas se viera con la responsable de Transportes y Movilidad, Violeta Bulc.
En aquel momento, a cuatro meses de la consulta del 9-N y tras dos años ya de discurso secesionista por parte de la administración catalana, las relaciones ya habían empezado a decaer. Si en 2011 el propio Mas había sido recibido por el propio presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, tres años después el mismo Durao había respondido a una carta de la Generalitat con la que pretendía sumar adhesiones a la consulta de autodeterminación recordando que de producirse la secesión, Catalunya quedaría fuera de la UE.
Con todo, el punto más bajo en las relaciones entre la CE y la Generalitat se dio poco antes de la investidura de Aragonès, es decir con el Executiu de Torra en funciones. En concreto cuando el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, visitó en Sant Joan Despí la fábrica Reig Jofre, una de las elaboradoras de la vacuna de Jansenn contra la covid. Al acto no acudió ningún representante del Govern. Algo inimaginable antes de 2012, cuando los 'presidents' hacían de la relación con Europa santo y seña de su gestión.
Desagravio a Breton
No es casual, por tanto, que el segundo comisario al que Aragonès rinda visita en este viaje (y en este caso, el viernes) sea el propio Breton. Más allá del contenido propio del recibimiento, es decir presentar Catalunya como un territorio apto para colaborar, por ejemplo, con el chip europeo y los esfuerzos por implantar el llamado hidrógeno verde, es decir, con la autonomía energética europea. Queda claro el propósito de enmienda y de desagravio.
La recuperación de la interlocución de la Generalitat con Europa ha sido una de las prioridades de Aragonès en su año y medio como 'president'. La voluntad de dotar al Govern de una aura de indiscutible de europeísmo ha hecho saltar como un resorte a los republicanos cada vez que algo o alguien la ponía en discusión. Por ejemplo con los contactos del entorno de Carles Puigdemont con el Kremlin, del que Aragonès quiso desmarcarse de inmediato, a su Govern y al propio independentismo. El 'president', por cierto, no tiene previsto ningún encuentro con su antecesor, a pesar de hallarse apenas a 15 kilómetros de Waterloo.
Aragonès también fue de los primeros, acaso para disipar dudas, precisamente, por esos contactos con el Gobierno ruso, en ponerse al lado de las instituciones europeas en su apoyo a Ucrania, tras la invasión de Putin.
Saludo a Von der Leyen
El camino hasta el restablecimiento completo de relaciones empezó con el encuentro informal de Aragonès con la propia presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, en mayo, en Barcelona, con motivo de las jornadas del Círculo de Economía y bajo la atenta mirada de Pedro Sánchez. Un mes después, y ya con más pompa, el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. Hacía 11 años que un vicepresidente de la CE, en aquel caso Viviane Reading, no pisaba el Palau de la Generalitat y también siete que no lo hacía ningún alto cargo europeo.
En la visita de Schinas, los puntos abordados fueron de esos que agradece la CE, es decir, nada relacionado con la autodeterminación y si con proyectos europeos, como el chip y el hidrógeno verde, al parecer, verdaderos comodines y coartada para la diplomacia.
De los dos encuentros previstos esta semana, es sin duda el encuentro con el titular de Justicia el que despierta más interés. "En Europa nos escuchan si enfocamos nuestro discurso por la vertiente de la democracia y no por la de la independencia", señalan recurrentemente los altos cargos de ERC. Y el espionaje sufrido por decenas de políticos catalanes, el propio Aragonès entre ellos, ha propiciado un punto en común que la Generalitat no piensa desaprovechar. De ello, del 'Catalangate' y de Pegasus, hablarán el 'president' y Reynders. Y habrá que ver si se abordan otros dosieres de la carpeta española del comisario de Justicia, como son la reforma del CGPJ y la reforma del delito de sedición, algo que apoya el Consejo de Europa (no confundir con la Comisión Europea) a través del 'informe Cilevics'.
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