Ronda con los partidos
Pere Aragonès da una semana a Sánchez para que asuma responsabilidades por el espionaje
El 'president' deja en el alero el apoyo parlamentario de la semana que viene al decreto sobre la guerra de Ucrania

Aragonés avisa de que el espionaje más grave de la democracia no quedará impune. /


Xabi Barrena
Xabi BarrenaPeriodista
Periodista de la sección de Política
No es que Pere Aragonès lanzara un ultimátum en el día 4 de la crisis por el espionaje masivo al independentismo. No es hombre de bravatas o subidas extemporáneas de tono. Más bien lo dejó caer. Delante de los leones del Congreso (la imagen también es mensaje), el ‘president’ fue dejando este jueves sumandos para que el intérprete efectuara el sumatorio total. Pero lo cierto es que si el Gobierno, y singularmente su presidente, Pedro Sánchez, no actúa rápida y quirúrgicamente (cirugía de guerra, se entiende) el bloque parlamentario que sustenta su Ejecutivo puede hallarse a escasos siete días de saltar por los aires. Y aviso a navegantes, en la Cadena SER, señaló que esta crisis no se saldaba "ni con una reunión" ni con meras "palabras".
El 'president' acudió este al Congreso, algo que no hacía un jefe de la Generalitat desde que Artur Mas visitara la capilla ardiente de Adolfo Suárez, en el 2014. Aragonès ha cruzado la puerta de la Carrera de San Jerónimo con un doble objetivo, hacer evidente el sorprendente silencio (de ya tres días) que guarda el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre una de las mayores crisis de esta legislatura, el del ciberespionaje de 67 independentistas, y, a su vez, demostrarle que el hueso está bien agarrado por los dientes de la Generalitat y que no lo va a soltar. “No va a ser cosa de un par de días y luego desaparecerá”, se conjuró una fuente presidencial en el patio del Congreso.

Aragonés se reúne en el Congreso con los partidos que denuncian espionaje. /
Así, tras las reuniones con los grupos parlamentarios de los partidos también espiados (ERC, Junts, PDECat, CUP y EH Bildu), así que con Unidas Podemos (en el Gobierno, pero que da apoyo a la comisión de investigación que reclama el independentismo), Aragonès empezó a dejar caer esos sumandos.
El primero es el de la "inmediatez". Apremió a Sánchez para que se ponga manos a la obra, es decir, “dé explicaciones ya” y tome "decisiones". "No se puede eternizar", ha dicho, "dejar pasar el tiempo no es la respuesta". Y sentenció: "No toleraremos que la solución que tenga en la cabeza el Gobierno sea, solo, dejar pasar el tiempo. Se precisa que se asuman responsabilidades y transparencia".
El segundo sumando lo marca el calendario. La semana que viene el Congreso debe convalidar el decreto de medidas urgentes sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania. ¿Qué hará ERC? Fuentes parlamentarias ven aún muy lejos esa fecha. “La prensa siempre piensa a largo plazo. Nosotros en horas y días”, apuntó una voz.
Lo cierto es que, según Aragonès, "el nivel de confianza con el Ejecutivo es cero. Estamos ante el peor de los escándalos democráticos. Y el Gobierno no puede pretender que todo siga igual. Mientras no se den estas explicaciones es inviable cualquier tipo de colaboración política también entre gobiernos y también entre los grupos parlamentarios y el gabinete de Sánchez", sentenció.
Luego, incluso, por si alguien no había cazado este segundo sumando, percutió de nuevo: "Si pretendes que tu socio de legislatura te siga dando apoyo ante la sospecha clara que hay organismo del Estado vinculados a un caso de espionaje hay que tomar decisiones, ser claro y llegar hasta el final. Y a partir de las decisiones que tome, o no tome, el Gobierno, el Govern y los partidos tomarán sus decisiones sobre el final de la legislatura”. Dos más dos, cuatro. y un nuevo paso en la táctica de escalada gradual de presión a Sánchez, beneficiándose, además, del absoluto silencio de este.
"En función de las medias que tome, o no tome, Sánchez, ERC tomará sus decisiones sobre la legislatura"
La votación del decreto sobre las consecuencias de la guerra de Ucrania será, también, una piedra de toque para observar si, además de la legislatura, el ‘Catalangate’ ha acabado con la ‘realpolitik’ a la que se había abonado ERC.
Con todo, el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos, Jaume Asens, hizo una voluntarista lectura de la situación y afirmó, tras la reunión con Aragonès, que no creía que la legislatura “peligrara”. Asens exigió a su socio de Ejecutivo que "acabe con la herencia del PP" poniendo fin a las "cloacas del Estado", a las que vincula con el ‘Catalangate’.
Míriam Nogueras (Junts) advirtió, por su parte, al PSOE y a Unidas Podemos de que o bien "se explican, investigan y depuran responsabilidades o se van a convertir en cómplices de la persecución de la disidencia política". "Este Gobierno presuntamente progresista blanquea un Estado podrido", sentenció. La diputada posconvergente señaló que su grupo no había decidido aún el sentido de su voto en la convalidación, la semana próxima, del decreto de medidas económicas sobre la guerra de Ucrania.
Mireia Vehí y Albert Botran (CUP) señalaron que el Gobierno se está poniendo de "perfil" en un escándalo de espionaje político que el Ejecutivo no debería ignorar. "Se están poniendo al nivel de Polonia y Hungría", sentenció Botran que calificó el episodio de "degeneración democrática".
Ferran Bel (PDECat) aseveró que el enfado de los espiados "no es un calentón de primavera" y pidió explicaciones al Gobierno. Con todo, aseveró que el apoyo de su fuerza a la convalidación del decreto de medidas sobre Ucrania no está comprometido.
En las apenas dos horas de visita, también hubo, cómo no, espacio para las disensiones internas entre los independentistas. Según fuentes del Congreso, ERC atajó un intento de Junts de que los diputados espiados hicieran una rueda de prensa. Y es que, a diferencia del resto de fuerzas, ERC, entre sus muchos miembros vigilados, no cuenta con ninguno con acta en las Cortes.
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