Afgana en Badalona

Nadia Ghulam: "Mi madre llora porque ve venir la guerra civil a Afganistán"

"A los afganos les espera desesperación, muerte, hambre y violencia"

Sigue la última hora, en directo, de todo lo que acontece en Afganistán después de que los talibanes hayan tomado el poder

Arriba, Nadia Ghulam. Junto a estas líneas, dos momentos del montaje que acoge el TNC.

Arriba, Nadia Ghulam. Junto a estas líneas, dos momentos del montaje que acoge el TNC.

Juan José Fernández

Juan José Fernández

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El insomnio y la angustia flanquean a Nadia Ghulam sin permitirle un momento de descanso estos días. El insomnio, la angustia y las lágrimas que no puede reprimir cuando relata la situación a un periodista. El insomnio, la angustia, las lágrimas y un dolor profundo, muy por debajo de su dermis quemada por la guerra, a causa de las noticias que le llegan de Kabul.

En su casa de Badalona, esta escritora, dramaturga y refugiada afgana (‘El secreto de mi turbante’. Ed. Planeta) no deja de darle al teléfono para intentar comunicar con Afganistán, donde tiene un reguero de parientes aterrorizados. E intenta mantener la calma con un esqueleto sentimental de acero, forjado durante los once años que, bajo el régimen talibán, tuvo que arriesgar la vida y hacerse pasar por hombre para poder trabajar y llevar comida a la familia. Cuando atiende a EL PERIÓDICO hace solo 30 minutos que ha hablado con su madre, Zia. “Intento parecer calmada porque no tengo otro remedio”, cuenta.

- ¿Qué le llega por ese móvil?

- Escucho impotencia, dolor y miedo, y no puedo hacer nada. Esto para mí es una tortura.

- ¿Cómo consigue hablar con su madre?

- Mi madre no tiene teléfono. Se lo lleva un muchacho, Mortazar, al que hemos adoptado. Es un niño al que hemos acogido en

"Allí se han dado armas a todo el mundo, ¡a todo el mundo! Entran personas armadas y no sabes de qué bando son, si talibanes, si ladrones, si del gobierno… Han entrado en las tiendas, en las oficinas, y han cogido las cosas valiosas"

casa, no está ni adoptado; es que en Afganistán la guerra ha dejado muchos huérfanos sin familia. Lo cogimos con tres años; ahora tiene 18.  Está muy afectado y muy enfadado con el presidente de Afganistán (Ashraf Ghani Ahmadzai), que se ha ido sin dar ninguna explicación al pueblo. Mi madre me dice: “Y ahora, ¿qué vamos a hacer?” Mi madre tiene mucho miedo de la guerra civil. Llora porque ve venir la guerra civil.

- ¿Es lo que más teme?

- Sí. En mi barrio los talibanes no han entrado aún porque Estados Unidos y la UE están evacuando aún a su gente. Y allí se han dado armas a todo el mundo, como si fueran caramelos. ¡A todo el mundo! Entran personas armadas y no sabes de qué bando son, si son talibanes, si son ladrones, si son del gobierno… Han entrado en las tiendas, en las oficinas, y han cogido todas las cosas valiosas. Y mi madre está llorando mucho porque esto ya lo hemos vivido. No te exagero: mi familia diez veces a rehecho la casa, hemos comprado cosas, material de cocina, mantas… y ha entrado gente armada y se han llevado todo. Y eso está pasando otra vez. Por la mañana ha dicho el gobierno: “Tenéis que cerrar todos”. Y por la tarde ya estaban robando todos.

- ¿Quién ha repartido tantas armas?

- Los militares, cuando han huido, no llevaban sus armas, las han dejado, y ahora los talibanes tienen armas. Además, el gobierno actual ha dado armas a todo el mundo. ¿Cómo pueden dar armas a personas que nunca han visto la paz? Ellos no pueden traer la paz. Son sicópatas, y a los sicópatas no les puedes dar armas.

- ¿Puedes explicarnos cómo es posible que los talibanes hayan tomado tan rápidamente el país?

- Esto que está pasando parece que es la noticia de hoy, pero esto lleva pasando tiempo. Hace tres años que estoy diciendo: “Los talibanes están cerca; les están dando armas; les están dando poder”. Esta gente no puede hacer la paz. Yo escribí un artículo diciendo: “Por favor, la reconciliación no puede hacerse en Doha o Qatar. Tienen que preguntar a la población civil de Afganistán”. Tienen que preguntarnos a nosotros, que hemos vivido la guerra. En mi casa cayó una bomba; hemos vivido eso. Yo sabía que dando armas no van a ayudar a nadie.

- ¿Qué le espera ahora a Afganistán y a los afganos?

- Desesperación, muerte, hambre y violencia. Si no mueren de violencia, mueren de hambre, y si no mueren de hambre ni de violencia, mueren de miedo. Eso es lo que les va a pasar.

- ¿Qué le parece que la coalición internacional haya dejado el país?

- Estoy muy triste por eso. Dicen que van a sacar a sus cooperantes, las personas que han colaborado con ellos, pero ¿y qué pasa

"Seguramente se llevarán a mi hermano adoptado para ser soldado de los talibanes"

con mi familia? ¿Qué pasa con la gente que no tenemos poder? ¿Quién nos va a ayudar a nosotros? ¿Quién va a ayudar a mi madre, que no puede escapar? ¿Quién va ayudar a mis sobrinas, que no tienen pasaporte ni ninguna tarjeta de identidad? ¿Cómo van a vivir? Yo aquí en España he trabajado 15 años noche y día para enviar un poco de dinero a mi familia. Pero el último envío tampoco les ha ayudado, porque no les ha llegado; los bancos se cerraron y los banqueros se han marchado. Es una tortura no poder hacer nada. ¿Qué pasa con las familias que no tienen hombres en su casa, como la mía? ¿Qué pasa con mi prima viuda, que tiene a cargo dos hijos en Afganistán? Antes al menos podía llevarlos al colegio. ¿Y ahora quién les va ayudar?

- Entiendo que no pueda dormir.

- No puedo dormir. Es muy fuerte. Como persona que he llegado a dar todo por mi familia, sentir que tienen miedo, que están solos, que no sabemos qué pasa. Soy la única de la familia que ha podido estudiar y que puede analizar un poco las cosas, y estoy lejos de ellos. No puedo ayudarlos para que estén tranquilos. (Solloza) Mi madre estaba llorando ahora y me decía: “Por favor, dile al niño que no salga de casa” Tiene miedo de que se lo lleven. Seguramente se lo llevarán para ser soldado de los talibanes. Ellos están recogiendo a los niños jóvenes porque les falta gente, porque han muerto como hormigas. Se llevan a los niños para pelear en nombre de Alá. (Vuelve a llorar) Es un niño al que acogimos. Habla perfecto inglés. Quiere ser programador de informática. Y el futuro que le espera es ser militar…

- ¿Se siente traicionada por Occidente?

- Me siento traicionada por los poderosos, no solo por Occidente, también por el gobierno de mi país, por los que tienen poder. Al principio nos prometen mil cosas y luego se escapan y nos dejan. Los hijos de los poderosos, todos están en Europa o Estados Unidos, en buenas universidades, y ahora en agosto están de vacaciones. ¿Y los niños de los pobres? Esto es lo que me entristece tanto. Conozco allí una asociación de 35 niñas y algunos niños que están estudiando. Esta mañana una de sus monitoras me llamó esta mañana llorando. Su caso es como el mío: tiene un hermano, pero es pequeño. No tienen hombres en casa que puedan trabajar. Y gracias que ella estaba trabajando. Ahora me pregunta: “Nadia, ¿qué puedo hacer? No puedo salir”. Y hace veinte minutos me envió un mensaje: está haciendo guardia, no pueden dormir porque la gente que está generando inseguridad en cualquier momento pueden entrar y atacar a las mujeres.

- El burka no es el principal problema, por lo que veo.

- No. El problema grande ahora es la inseguridad. Ahora todo el mundo está alarmado porque, si no nos atacan unos, otros nos atacarán.

- Usted se ha manifestado con su trabajo artístico e intelectual. Si ahora pudiera hablarle a todo el mundo, ¿qué le diría?

- Que mi país no necesita fuerza armada, que dejen de fabricar armas y dárselas a la gente. Que en Afganistán 45 años de guerra nos han hecho que el 80, quizá el 90% de afganos están afectados por enfermedades psíquicas; es por causa de tantos años de guerra. Necesitamos médicos, enfermeras, profesores, y no tantas armas. Tantos millones de euros de ayudas europeas para Afganistán han ido a los bolsillos de los poderosos, y ahora ellos han cogido su avión privado y se han escapado. Ahora necesitamos humanidad, gente que nos ayude con sus conocimientos, y no armas. Ya hay suficientes armas para matar a la gente en Afganistán.

- Ha cumplido ya 15 años de vida en España. ¿Qué fue lo que le llamó más la atención al llegar?

- La paz. La primera vez que podía salir como mujer de la casa. (Llora de nuevo). Eso me emocionó. Poder salir de casa como mujer, sentir que no me van a atacar ni coaccionar por ser mujer. Cada día lo valoro; puedo conducir, puedo salir en bicicleta y tener amigas y amigos y nadie me juzga por ser una mujer.

- ¿Cuántas veces ha intentado traerse a su madre?

- Lo he intentado muchas veces, pero no he podido. No tiene ni una tarjeta de identidad. Una hermana mía que solo quiere estudiar, estudiar, estudiar, y siempre es el año que viene, el año que viene. Yo soy educadora social, y de mi sueldo de 800 euros mando 400 a mi familia. ¿Cómo puedo ayudarles? Aquí, si tienes 300.000 euros (y eres extranjero) puedes comprar una casa y traerte a tu familia. Pero si no tienes dinero ¿quién te puede ayudar?

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