Reunión en Waterloo

Puigdemont-Junqueras: El reencuentro de los duelistas

Primer encuentro presencial entre ambos desde el día de la DUI, en octubre del 2017

ERC se esfuerza en situar el cónclave en el estricto plano personal y no político

Free Catalan separatist leaders in Waterloo

Free Catalan separatist leaders in Waterloo / STEPHANIE LECOCQ

Xabi Barrena

Xabi Barrena

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En una de sus narraciones breves (‘El Duelo’ o ‘Los Duelistas’), llevada al cine por Ridley Scott en lo que fue su celebrada opera prima, Joseph Conrad recreaba la rivalidad a lo largo del tiempo entre dos oficiales de la Grande Armée de la época napoleónica. Entre ofensiva y ofensiva contra los prusianos (por aquella época, el ejército francés no solo se replegaba) los dos duelistas se las tenían entre ellos.

El símil con la situación de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont es goloso. Juntos en el mismo bando independentista, su rivalidad ha dividido a sus seguidores. Dos hombres, dos talantes, dos maneras de afrontar las situaciones claves que este miércoles se vuelven a ver en persona, algo que no se producía desde el 27 de octubre del 2017, cuando ambos se despidieron en la escalinata del Parlament, tras haber declarado la independencia.

“Más que una reunión, es un encuentro”, señaló la portavoz de ERC, Marta Vilalta, el lunes en rueda de prensa, quitando hierro político al cónclave. “Es una cita de carácter personal”, redundó una fuente republicana este martes a este diario. ¿Y si sale el debate sobre el Consell de la Republica y el papel de ERC? Porque Junqueras sigue siendo el presidente de la fuerza. “No saldrá”, respondió tajante este cargo republicano.

Lo cierto es que cualquier manual de relaciones políticas acredita que antes de acometer cuestiones de fondo es necesario que los interlocutores desarrollen cierta comunión. Algo que ahora no existe. Basta una ojeada a los libros de Carles Puigdemont sobre los revueltos días del 2017 para calibrar las cargas de profundidad que lanzó el ‘expresident’. Tilda a Junqueras de “desleal” y expresa varias veces su desconfianza hacia él.

Expresión sibilina

La forma de expresarse de Junqueras es siempre más sibilina. Nunca se bate a corazón abierto. Desde afirmar que no se ha leído los libros de Puigdemont, a nunca levantar la voz para valorar lo hecho o dejado de hacer por el ahora eurodiputado. Si acaso, mensajes sutiles. Como aquella entrevista ‘Le Figaro’ que tanto enervó a Puigdemont en la que exvicepresidente aseveraba que se quedó en Catalunya, en vez de partir hacia el extranjero, por “responsabilidad hacia mis conciudadanos» recordando que Séneca y Sócrates tuvieron la oportunidad de huir y no lo hicieron, algo que considera tiene «valor ético».

Junqueras visita este miércoles a Puigdemont en Waterloo. La situación personal es bien distinta. Junqueras ya es un hombre en libertad (revocable, eso sí) y Puigdemont también, siempre que no se leo curra pisar España, en lo que es un curioso caso de inmunidad parlamentaria en la UE. “Se ha demostrado lo que dijo hace años Junqueras. La cárcel sería más dura, pero más corta. Porque de la cárcel se sale. Del exilio...”, apunta una persona del entorno del líder de ERC.

En cualquier caso, ambos son los presidentes de los dos partidos independentistas mayoritarios. Son vasos comunicantes, con el fondo del proceso independentista de fondo, igual que los personajes de Conrad tenían de telón de fondo la época napoleónica. El éxito electoral de uno significa la derrota del otro. El reencuentro es solo una estación de paso. Los duelos van a seguir.

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