JUEGO DE TRONOS

Las 3 claves de la semana política

En el PSOE hay más miedo por la ley trans que por los indultos

Esquerra está obsesionada con Barcelona y con el PSC

Casado quiere cortar de raíz la implantación local de Vox

Los partidos políticos ya están en modo elecciones municipales

Pablo Casado

Pablo Casado / JOAN CORTADELLAS

Albert Sáez

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Los secretarios de organización son una de las figuras más denostadas de la vieja política. Pero el fracaso de Ciudadanos y de Podemos demuestra que lo repulsivo demasiadas veces es imprescindible. El calendario electoral fija la siguiente gran contienda en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023. Por el medio solo quedan las andaluzas. En las salas de máquinas de los partidos se trabaja estos días ya de manera intensiva en clave de esos comicios. Se quitan y se ponen candidatos, se hacen balances de los gobiernos locales y los que pueden hacen encuestas en aquellas localidades donde se la juegan con más intensidad. En este contexto, todos los impactos que lanzan los lideres estatales se miden ya en esa clave. 

PSOE: de los indultos a la ley trans

El comité federal del PSOE de este sábado dejó claro que los barones socialistas dan por descontado el impacto de la concesión de los indultos a los presos catalanes sobre sus electorados. La actuación hiperbólica del PP ha calmado los ánimos de los más inquietos, especialmente tras los pinchazos de Colón y de la recogida de firmas. Prueba superada. El ruido derivado de la negociación bilateral es más conllevable de entrada durante los próximos dos meses. Curiosamente, en algunos territorios preocupa más intensamente en este momento la tramitación de la ley trans que puede asustar a los votantes socialistas moderados en las zonas más conservadoras del país. No es descartable que en la tramitación de la ley en el Congreso se intente revertir alguno de los aspectos más polémicos como la posibilidad de cambiar de sexo a los catorce años y sin ningún tipo de asesoramiento profesional. 

En Catalunya, los socialistas esperan que en las municipales recogerán el fruto de la estrategia de los últimos años y de la descomposición de Ciudadanos. La previsión es relevar algunos alcaldes y plantar cara en las capitales: Lleida, Tarragona y, muy especialmente, Barcelona, donde pierde fuerza que Salvador Illa sea candidato porque justamente su misión ahora es capitalizar para su proyecto los avances en la negociación entre gobiernos para lo cual necesita encontrar espacios de visibilidad que no le resultarán fáciles. En los cuarteles socialistas se da por hecho un acuerdo ERC-Comuns en la capital, a poco que sumen. 

Esquerra sueña con Barcelona

Precisamente la capital catalana es la gran batalla muncipal para los republicanos de Junqueras. Pere Aragonès es partidario de apoyar a Ernest Maragall si decide volverse a presentar. El pedigrí pesa más que la edad. Con todo, el segundo objetivo es conseguir alcaldías en la zonas más pobladas de Catalunya, es decir, en el área metropolitana. Esquerra tiene el reparto más homogéneo de voto en el territorio catalán pero le falta ser realmente una alternativa en los grandes municipios. El apoyo a Sánchez y a sus presupuestos puede tener más que ver con la voluntad de hacerse visible en esos electorados que en los mismos logros de las negociaciones. Para bien o para mal, sustituir al PSC es una auténtica obsesión de la actual dirección de Esquerra, especialmente de su presidente.

PP: cortar de raíz a Vox

Por mucho que se desgallite Pedro Sánchez en el Congreso, por mucha mala cara que ponga Ursula von der Leyen cuando le obligan a hacerse una foto con él, Pablo Casado no se va a mover ni un milímetro de donde está en los próximos dos años. Sabe que la clave de su futuro está en conseguir que Vox no se consolide en el ámbito municipal que es desde donde se acaban ganando o perdiendo las elecciones generales porque los diputados lo son por las provincias. Casado sabe que el electorado de Vox se alimenta básicamente de la bilis contra todo lo que huela a Sánchez: indultos, impuestos o la misma ley trans. Considera, pues, que no tiene margen para hacer concesiones en forma de acuerdos con el actual Gobierno. Vamos a vivir, pues, una mayor degradación de las instituciones porque pueden quedar sin renovarse todas, desde el Consejo General del Poder Judicial hasta el actualmente cuestionado Tribunal de Cuentas. El único peligro de hacer caso a pie juntillas de los secretarios de organización es que se corre el peligro de por querer salvar a los electores se pierda el contacto con los ciudadanos, un muy mal negocio.