Negociación de un nuevo Govern

ERC devuelve el órdago a Junts y no descarta gobernar en solitario

Los republicanos priorizan el pacto pero no ven "una barbaridad" dejar a Junts en la oposición

Borràs pide el voto de sus 'socios' a la sucesora del purgado Cuevillas y Esquerra se lo piensa

Ernest Maragall

Ernest Maragall

Xabi Barrena

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La negociación entre ERC y Junts ha alcanzado ya la fase de la batalla psicológica. Tal y como avanzó este diario el pasado sábado, los posconvergentes han lanzado un órdago (del euskera ‘hor dago’, ‘ahí lo tienes’) consistente en señalar que podrían garantizar la investidura de Pere Aragonès, pero no entrar en su Executiu. Levantar, pues, un Govern y dejarlo, luego, expuesto a la intemperie de su minoría parlamentaria. Los republicanos, este lunes, no anduvieron a la zaga y amagaron con aceptar el envite y se mostraron dispuestos, si se da la situación, a gobernar en solitario.

La respuesta de ERC vino de la mano del líder republicano en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, quien, en una entrevista en TVE, apuntó que esa hipótesis, “la de gobernar en solitario o con la CUP”, no le parecía “una barbaridad”. Fuentes del partido señalaron a este diario que las palabras de Maragall siguen la línea marcada por la dirección. Pero con una premisa: ERC cree que el órdago de Junts no es más que un enorme farol y que, en absoluto, los posconvergentes se plantean renunciar al 50% del Govern.

Eso sí, si al final el farol no fuera tal y Junts llevara hasta el final el envite, a ERC “no le temblaría el pulso encabezar ese Govern en minoría”. La prioridad, con todo, no ha cambiado y es pactar con JxCat. De hecho, otro de los puntales sobre la que ERC podría sostener su débil Govern en solitario, los ‘comuns’, señalaron, vía Jéssica Albiach en TV-3, que los republicanos nada les habían anticipado en ese sentido. Para Albiach, las propias palabras de Maragall cabía enmarcarlas en el “pulso que mantienen con” los posconvergentes.

Resaca de la purga

Y es que la el recogimiento que acompaña a la Semana Santa parece que ha complicado aun más el tablero de negociación. También por la nueva prueba de la confianza entre socios que Junts se ha sacado de la manga al purgar a Jaume Alonso Cuevillas de su puesto de secretario segundo de la Mesa del Parlament.

El cese fulminante, tras abrazar el exabogado de Carles Puigdemont las tesis más moderadas de ERC de confrontación con el Estado, acarrea a los republicanos la disyuntiva de votar o no a la designada sucesora de Cuevillas, Aurora Madaula.

La presidenta de la Cámara, Laura Borràs, exigió el lunes a ERC que no impidan el relevo por “sentido de la responsabilidad”. La respuesta republicana, tras contar hasta 100 y tratar de borrar de la retina el veto duplicado a Pere Aragonès hace una semana, ha sido mantener el silencio. Los republicanos, eso sí, siguieron estupefactos la depuración de Cuevillas cuando ni tan solo había cumplido un mes en el cargo.

Fuentes republicanas, sin esconder cierto desdén, aseveraron que la cuestión de Madaula no se había aun abordado en el seno del partido, por lo que parece difícil que ello se trate en esta misma semana. En cualquier caso, señalaron, “la cuestión no es votar o no a Madaula, esto es una simple maniobra de distracción. Esto va de cumplir acuerdos y de hacer la investidura”. El propio Maragall arrojó niebla a la oscuridad al afirmar que lo que decida su partido “será positivo en cuanto a la conformación de la mayoría soberanista de la Cámara”. Una descripción que encaja para Madaula, pero también para el posecosocialista Lucas Ferro, a quien los ‘comuns’ están promocionando para esa secretaría.

Una forma de recordar que, en el ungimiento de Borràs como presidenta del Parlament, se incluía, y de hecho fue la causa de la demora en las negociaciones, un apartado de reciprocidad, siempre según ERC, para con Aragonès que Junts incumplió.

A todo esto, este miércoles, en principio, los equipos negociadores de ambas trincheras volverán a verse las caras. Siempre con la sensación de que a día que pasa, más desencuentros se acumulan.

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