En lo Contencioso

El Supremo confirma las multas impuestas a Torra por los lazos amarillos en edificios públicos

Rechaza los recursos del expresidente de la Generalitat contra dos multas de 3.000 euros y una de 2.500

Quim Torra ha respondido al revés judicial por Twitter anunciando que no piensa pagar las cantidades fijadas

Quim Torra en el pleno del Parlament

Quim Torra en el pleno del Parlament / periodico

Ángeles Vázquez

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La Sala de lo Contencioso-Administrativo, del Tribunal Supremo ha desestimado los recursos presentados por el expresidente de la Generalitat Quim Torra contra los tres acuerdos de la Junta Electoral Central que le impusieron tres multas, dos de 3.000 euros y una de 2.500, por infringir el deber de neutralidad política de los poderes públicos que se exige en periodo electoral, tal y como establece la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG). El alto tribunal considera que los acuerdos conformes a derecho y las sanciones, proporcionales.

El expresidente catalán, que también fue condenado por desobediencia por negarse a retirar el símbolo utilizado contra el encarcelamiento de los líderes independentistas condenados por el 'procés', ya ha anunciado en Twitter que no tiene intención de abonar las cantidades que se le impusieron como sanción. "Basta. Yo no pago estas multas ni quiero, gracias, que las paguen por mí", escribe en referencia a la caja de solidaridad de la que han salido las fianzas y multas impuestas a los líderes independentistas encausados en el 1-O.

El primero de los acuerdos de la JEC recurrido es de 13 de junio de 2019, que impuso a Torra una sanción de 3.000 euros por la exhibición de lazos amarillos y otros símbolos de carácter partidista en las fachadas de diferentes edificios y espacios públicos dependientes del Gobierno que presidía, favoreciendo así a algunas de las formaciones políticas que se presentaban a las elecciones generales, con el consiguiente quebrantamiento del principio de neutralidad que todo poder público debe respetar durante el proceso electoral. El Supremo declara que la neutralidad de las instituciones es un principio básico de nuestro ordenamiento jurídico y se encuentra declarada en los artículos 9.3. y 103.1 de la Constitución. En el caso concreto, destaca que ninguna duda ofrece que el “lazo amarillo” y “las banderas esteladas” no representan a todos los ciudadanos de Catalunya.

En el segundo acuerdo, de 22 de julio de 2019, la Junta le sanciona por la emisión de un mensaje institucional con ocasión del día de Sant Jordi de 2019, cuyo contenido, al coincidir con el de algunas formaciones políticas concurrentes a las elecciones, provocó el consiguiente quebrantamiento del principio de neutralidad que todo poder público debe respetar durante el proceso electoral, en aplicación del artículo 50.2 de la LOREG, lo que le supuso una segunda sanción de multa de 3.000 euros. El comunicado decía, entre otras cosas, que se iba a vivir un Sant Jordi por segunda vez con "presos y exiliados políticos debido a la represión de España", y se reclamaba el apoyo a los “compañeros, demócratas convencidos encerrados en la cárcel u obligados a vivir lejos de su casa por haber defendido los derechos y las libertades más fundamentales”.

Fiestas populares

El Supremo replica a Torra, que alegaba que había sido castigado por participar en una fiesta popular, que “es evidente que el día de Sant Jordi constituye una importantísima fiesta en Catalunya, por no mencionar que el presidente autonómico puede legítimamente participar en la misma, incluso cuando cae en período electoral". Pero eso no implica que, "con ocasión de la festividad y haciendo uso de su cargo, el presidente pueda hacer manifestaciones incompatibles con su deber de neutralidad”.

 Agrega la sentencia, con respecto a la alegación de que el comunicado del Presidente de la Generalitat de Catalunya difundido a través de los canales oficiales de la Administración autonómica es ejercicio de la libertad de expresión, que “no hay tal. Lo dicho por una autoridad en esa condición no puede ser caracterizado como ejercicio de la libertad de expresión, entre otras razones, porque los derechos fundamentales no están concebidos como instrumento de los poderes públicos, sino como medio de protección de los ciudadanos. Recientemente el propio Tribunal Constitucional ha insistido en esta idea de manera nítida, al afirmar -significativamente en un caso en que se alegaba la libertad de expresión- la improcedencia de la invocación de derechos fundamentales de quienes actúan en el desempeño de funciones públicas”.

“Y algo similar debe decirse –indica el Supremo-- de que la finalidad perseguida era una resolución pacífica y democrática de los conflictos: incluso si efectivamente lo buscado por el comunicado del presidente autonómico fuera esto, no estarían justificadas manifestaciones públicas de una autoridad que sustentan de manera clara las posiciones de algunas fuerzas políticas concurrentes a las elecciones, en detrimento de las posiciones de otras ”.

El tercer acuerdo de la JEC impugnado por Torra, también de 22 de julio de 2019, le impuso una multa de 2.500 euros por la remisión de un correo electrónico dirigido a los funcionarios de la Generalitat de Catalunya que él presidía entonces, también el día de Sant Jordi, en el que se hacía referencia al “nefasto 155”, o a la ausencia de “el presidente Puigdemont y los consejeros de su gobierno que están con él en el exilio o en prisión”.

El Supremo explica que basta la lectura de esos párrafos del correo para deducir no la constatación de un hecho, sino una valoración política de unos hechos, valoración ajena a la neutralidad política que es exigible a todo órgano administrativo, en este caso al órgano máximo de la Administración catalana. Añade que esto no sería en sí sancionable, salvo cuando la intervención se efectúa en el curso de una campaña electoral, sujeta a un específico régimen jurídico, infringiendo la prohibición del artículo 50.2 de la LOREG.