Consejo de Ministros

Díaz acepta ser vicepresidenta tercera para mantener Trabajo

Calviño pasará a la vicepresidencia segunda cuando Iglesias deje el Gobierno para ser candidato en Madrid

El líder de Podemos provoca malestar en la Moncloa al anunciar los cambios en el Ejecutivo sin consultar con Sánchez

Yolanda Díaz, en Barcelona

Yolanda Díaz, en Barcelona / Ferran Nadeu

Juan Ruiz Sierra
Miguel Ángel Rodríguez
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Cuando Pablo Iglesias deje el Gobierno para asumir la candidatura de las elecciones en Madrid del próximo 4 de mayo, justo antes de que comience la campaña autonómica, Yolanda Díaz se convertirá en la nueva vicepresidenta. Pero no será, como aún es el líder de Unidas Podemos, vicepresidenta segunda, sino que para mantener la cartera de Trabajo bajo su mando ha aceptado ser vicepresidenta tercera y que sea Nadia Calviño quien ascienda y ocupe el rango de Iglesias.

Pedro Sánchez e Iglesias mantuvieron este martes, tras el Consejo de Ministros, una breve reunión para analizar el escenario que se abre con la inesperada salida del líder de Podemos. “Ambos consideran que hay acuerdo en los cambios que deben acometerse y solamente falta rematar algunos detalles”, explicó después el Gobierno a través de un comunicado. 

Sánchez quería evitar que Calviño tuviera por encima a una ministra del área económica

Esos “detalles” por “rematar” tenían que ver con Díaz, también señalada por Iglesias como próxima candidata de los morados a las elecciones generales, que salvo adelanto se celebrarán a finales de 2023. La principal duda era si la actual ministra de Trabajo iba a compatibilizar este puesto con el de vicepresidenta segunda. Trabajo es un área económica, y aquí la máxima autoridad, solo por detrás de Sánchez, es Nadia Calviño, la vicepresidenta tercera. Pero al convertirse Díaz en vicepresidenta segunda, su rango hubiese sido superior al de Calviño.

Sánchez no estaba dispuesto a aceptar esta anomalía. Según fuentes de los sectores del PSOE y Podemos en el Gobierno, el presidente dio a elegir a Iglesias: si Díaz quería mantener su puesto como ministra de Trabajo, debía aceptar convertirse en vicepresidencia tercera, por debajo de Calviño, que pasaría a ser la segunda. Es decir, Díaz no ocuparía el cargo de Iglesias. Se trataba, explicaron los socialistas, de preservar la actual "estructura" del Ejecutivo, en el que todos los ministros del área económica deben de estar por debajo de Calviño. Pero si los morados estaban dispuestos a que la dirigente gallega dejase de ser la titular de Trabajo, entonces sí sería vicepresidenta segunda, dentro del complejo equilibrio de las dos fuerzas que integran la coalición.

El entorno de Díaz intentó restar importancia al rango, señalando en todo momento que seguía "trabajando", y finalmente hubo acuerdo, aceptando la dirigente gallega ser vicepresidenta tercera y continuar en Trabajo, donde se ha labrado su capital político, a través de los numerosos pactos que ha logrado con la patronal y los sindicatos durante la pandemia.

"Lo que no puede ser es que señalen al presidente lo que tiene que hacer", se quejan en la Moncloa sobre las formas de Iglesias

Al mismo tiempo, la parte socialista del Gobierno comenzó a exteriorizar en privado el malestar que provocó el anuncio de Iglesias. No tanto por su sorprendente marcha a Madrid, que en un primer momento descolocó al PSOE, sino por la forma en la que el todavía vicepresidente segundo transmitió los relevos en el Ejecutivo, dándolos por hecho sin consultarlos antes con Sánchez. "El presidente es quien decide. Y cumple. Lo que no puede ser es que le señalen lo que tiene que hacer", explica un importante miembro del Ejecutivo.

Competencia "exclusiva"

Tras el Consejo de Ministros, la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero, evitó confirmar nada, incidiendo en que solo le corresponde a Sánchez. “No voy a especular. Le corresponde decidirlo en exclusiva al presidente”, insistió varias veces la también ministra de Hacienda, ante las continuas preguntas en este sentido.  

En la Moncloa hay preocupación por cómo encajarán los ciudadanos, en plena pandemia, los numerosos y súbitos cambios en el tablero político durante los últimos días: moción de censura en Murcia frustrada a través del transfuguismo, anticipo electoral en Madrid y salida de Iglesias del Gobierno. “Lejos de lo que aparece en los titulares de los últimos días, la realidad de los españoles está atravesada por el coronavirus, que sigue provocando sufrimiento, enfermedad y fallecimientos. Los cambios no harán que variemos el rumbo de este Ejecutivo, que consiste en no dejar a nadie atrás", concluyó Montero.