Perfil

Miquel Iceta, el 'fontanero' de la Moncloa llega a ministro tras reflotar al PSC

El líder e ideólogo del PSC asume su cargo institucional más relevante tras 43 años al servicio del partido socialista

Su habilidad y astucia negociadoras, reconocidas por sus rivales, serán claves para lidiar con las comunidades autónomas

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, en una rueda de prensa en el Parlament.

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, en una rueda de prensa en el Parlament. / QUIQUE GARCIA

Jose Rico

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Miquel Iceta vuelve al Gobierno. Es probable que la gente más joven no recuerde hoy que el nuevo ministro de Política Territorial conoce bien la Moncloa desde hace unas cuantas décadas porque ya trabajó en ella. Si una profesión le endosaban en sus inicios políticos, esa era la de fontanero. Así se conocía en el argot político de los años 90 del siglo pasado a aquellos que trabajaban al más alto nivel de un Gobierno pero siempre en las bambalinas, moviendo los hilos, manejando la trastienda del Ejecutivo. A la sombra de Narcís Serra y de Felipe González se fogueó Iceta (Barcelona, 1960) durante años antes de hacerse con las riendas del socialismo catalán, en el que ha mandado mucho pero con el que nunca hasta ahora había asumido un cargo institucional tan relevante. Pese a ello, su cualidad de hábil y astuto negociador, admitida hasta por sus adversarios y clave en la labor que le espera con las comunidades autónomas, le hace conocedor de todos los recovecos de la política.

Por sus manos han pasado negociaciones tan enrevesadas como las del tripartito en 2003, el Estatut en 2006 y el acuerdo federalista entre PSC y PSOE en 2013. Su papel en este último episodio le convirtió en una figura muy valorada y respetada en muchos sectores el PSOE, aunque también ahondó los recelos de aquellos que ven al socialismo catalán demasiado proclive a pactos con el soberanismo. Y eso que fue bajo su batuta cuando el PSC dio inequívoco carpetazo al derecho a decidir de Catalunya con el que el partido había llegado a flirtear. Ahí empezó en buena medida la animadversión que profesa, por ejemplo, en ERC, que no dudó en romper el pacto de no agresión en el Parlament para neutralizar su elección como senador y, con ello, la presidencia de la Cámara alta que le había confiado Pedro Sánchez.

El barón más fiel

El presidente del Gobierno se ha desquitado de aquello llevando ahora al Consejo de Ministros al que fuera uno de sus barones más fieles, quizá el que más, en su pulso con los críticos del PSOE. Una complicidad que llevó al PSC a romper sin dudarlo la disciplina de voto en 2016 para negarse a hacer presidente a Mariano Rajoy. Y avaló que su único senador, José Montilla, evitase apoyar el 155 después de haber tratado de mediar hasta el último momento para intentar evitar la DUI y la suspensión del autogobierno catalán.

Y es que Iceta ha sido la cara del PSC durante los años del 'procés', en los que ha buscado un difícil, a veces imposible, equilibrio entre la oposición a las iniciativas del Govern --las leyes de ruptura, el referéndum del 1-O y la declaración unilateral de independencia-- y la mano tendida a la "reconciliación". Él fue el primero en hablar públicamente de eventuales indultos para los líderes independentistas. Lo hizo cuando aún no estaban ni procesados, y eso le valió un aluvión de críticas.

Número dos de los socialistas catalanes con Montilla (la aportación de Iceta en el convulso congreso de Sitges de 1994, participando en la 'revuelta de los capitanes', fue clave para derrocar a la vieja guardia), estableció con este y con José Zaragoza un triunvirato que lideró el PSC con mano de hierro, pero que el tiempo convirtió en resquemor entre él y el entonces secretario de Organización. El hundimiento del tripartito en 2010 supuso el fin de la terna al frente del partido, pero Iceta, máximo ideólogo del PSC, emergió en 2014 como salvavidas tras la traumática etapa de Pere Navarro y la renuncia in extremis al liderazgo de Núria Parlon.

Con la bandera del diálogo

Después de 21 años en el PSC, donde comenzó como concejal en Cornellà de Llobregat, Iceta saltó a la fama en toda España al convertirse en 1999 en el primer político español en salir del armario. Lo anunció durante la campaña electoral que le proporcionaría su primera acta de diputado en el Parlament, tras un breve paso por el Congreso.

De carácter dialogante, el líder del PSC se ha caracterizado por un lenguaje cultivado en la lectura y por intervenciones muchas veces improvisadas que contenían altas dosis de ingenio, intelectualidad y sentido del humor; aunque no ha rechazado la ironía ni el sarcasmo cuando la situación lo ha precisado.

Esta ha sido la tarjeta de presentación de una figura política capaz de rebatir un argumento de forma rápida y con razonamientos sólidos y, casi con la misma agilidad, de defender una campaña electoral bailando al son del 'Don't stop me now' de Queen.

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