LAS CUENTAS DEL ESTADO
ERC cambia el tempo con los Presupuestos
A diferencia de la negociación para la investidura de Pedro Sánchez, que los republicanos quisieron lenta hasta poner de los nervios a los socialistas, ahora, a ERC, el reloj le iba en contra. Y no solo eso, sino que una sensación de inevitabilidad, de que no podían negarse a prestar su apoyo a las nuevas cuentas (las actuales son obra de Cristóbal Montoro), había invadido a los republicanos desde el inicio de la pandemia y de la triple crisis, sanitaria, social y económica.
Un reloj que marcha inexorable hacia las elecciones catalanas del 14-F en las que los republicanos anhelan acabar con viejos fantasmas y vencer, de una vez, al puigdemontismo en la Generalitat. Un JxCat que ve en el pacto de Presupuestos una cesión innecesaria y un preámbulo de un tripartito.
Que también avanza hacia un nuevo revés, se supone que este jueves, para los presos del 1-O, con el veto al tercer grado o la retirada de este para quienes lo disfrutan. Y si bien ello no sería un problema por sí mismo, pues el primero que manda a sus huestes a negociar es el propio líder encarcelado, Oriol Junqueras, sí quedaría más que raro a ojos de la militancia de a pie facilitar un salvoconducto de estabilidad a un Gobierno de un Estado que mantiene el puño sobre los dirigentes independentistas. "Estamos convencidos de lo que hacemos, es lo que necesita el país y su gente", señala una voz del partido para indicar que no había resolución sobre los presos que hubiere variado su posición.
La amenaza naranja
Las cosas, además, se complicaron cuando Inés Arrimadas mostró su voluntad de pacto con Sánchez. Automáticamente, el precio de los republicanos bajó varios enteros en la lonja del Gobierno. Si ERC se atrincheraba en el monte, el PSOE podía buscar el acuerdo con Ciudadanos. Habría Presupuesto, no habría desestabilización del Estado (el gran argumento hiperventilado), no habría un plus de recursos para Catalunya y, además, ERC no podría decir que su prioridad es atender a las víctimas de la pandemia. La ruina en puertas del 14-F.
La respuesta que halló ERC fue el pacto relámpago. "Hemos pactado rápido porque aún éramos fuertes", confesó uno de los artífices del pacto a este diario, "cuanto más tiempo transcurriera, menos argumentos teníamos porque más grupos se sumaban al acuerdo". Poco antes de los republicanos, tanto el PNV como EH Bildu habían dado su plácet a las cuentas.
El pacto relámpago permitió pillar en fuera de juego a Ciudadanos. Antes del pleno sobre las enmiendas a la totalidad fueron los naranjas los que golpearon primero diciendo que ni iban a presentar oposición ni iban a dar apoyo a la del PP o Vox. Eso motivo el retraso de un día en el anuncio republicanos de que iban a a hacer lo mismo. A poco del 14-F, una ‘foto’ con Ciudadanos podía ser fatal.
Tras el órdago de Arrimadas a Pedro Sánchez, la semana pasada, para que incluyera el castellano como lengua vehicular en la enseñanza si quería presupuestos, ERC buscó con ahínco cerrar el pacto de inmediato. Los republicanos consideraron que era su momento. Cuanto más porque el 14-F, en el fondo, aún queda lejos.
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