TITULAR DE INTERIOR DURANTE LA 'OPERACIÓN KITCHEN'

Jorge Fernández Díaz: Un hombre de Rajoy

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Pilar Santos

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Jorge Fernández Díaz (Valladolid, 1950) ha ocupado más de diez altos cargos en las instituciones españolas. Toda una vida dedicada, supuestamente, al servicio público. Su familia se trasladó a Barcelona cuando él era pequeño, estudió ingeniería industrial y aprobó las oposiciones de inspector de trabajo. En julio de 1980 se convirtió, con la UCD, en el gobernador civil más joven de España. Ocupó esa responsabilidad en Asturias y, un año después, repitió cargo en la capital catalana. Siguió a Adolfo Suárez al CDS y, de ahí, a Alianza Popular, que acabó transformándose en el PP.

En 1989 llegó al Congreso de los Diputados después de haber sido concejal en Barcelona, diputado en el Parlament y haber sido aupado a la cúpula del partido en Catalunya. Y es en la Carrera de San Jerónimo de Madrid donde conoció a una persona clave en su vida: Mariano Rajoy. El gallego había sido elegido diputado tres años antes.

Ambos iniciaron una estrecha relación personal, fecunda en viajes de ocio a Centroamérica y fines de semana por España, que mantuvieron, al menos, hasta hace unos pocos meses. Sus correrías acabaron cuando Rajoy se casó (1996) y él empezó a ahondar en su religiosidad (1997) tras un viaje a Las Vegas que le había transformado (1991). Desde entonces, los lazos con la Iglesia y el Opus Dei se fueron estrechando.

Su amigo Rajoy empezó a despuntar en el partido, liderado por José María Aznar, encadenó varios cargos de ministro y se llevó a Fernández Díaz de secretario de Estado a los departamentos de Educación y de Administraciones Públicas. También lo quiso cerca cuando, a la tercera, logró ganar las elecciones generales y llegó a la Moncloa. Le encargó dirigir el Ministerio del Interior, un cargo que conocía bien ya que lo había ocupado él mismo entre 2001 y 2002. 

El político imputado estuvo en el Gobierno hasta 2016 y Rajoy decidió prescindir de él en su última legislatura porque estaba quemado. Reprobado por el Parlamento, ya había sido señalado por su papel en la llamada 'operación Cataluña', que puso en marcha la mal llamada 'policía patriótica' para perseguir a políticos independentistas. Entonces le costó la continuidad en el Ejecutivo y, ahora, otra de esas operaciones ilegales para ocultar pruebas sobre la financiación irregular del PP,  bautizada como la 'Kitchen', le ha acarreado la imputación

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