Miquel Buch, ahora numerólogo

"El Gobierno del Estado español no está a la altura". Esta es la sentencia del 'conseller' de Interior, Miquel Buch sobre la crisis del covid-19. Buch ha sido el ariete independentista contra la gestión del Ejecutivo del PSOE, con palabras muy gruesas que han llegado al extremo de enojarse por la llegada de una cifra de mascarillas (1.714.000) porque la cifra recuerda una de las fechas clave de la historia del autogobierno catalán, 1714.

El Gobierno respondió eludiendo la polémica. La ministra de Política Territorial, Carolina Darias, recién incorporada tras su convalecencia por coronavirus, pidió "estar a la altura y quizá estas afirmaciones no conducen a nada".

"Buch está enfadado con el mundo" es la sentencia, benévola, de una de las personas que comparten con él el Consell Executiu. Ante la pregunta formal de si el Govern comparte el tono de Buch, la respuesta formal es que se pregunte a su jefe de prensa.

Buch llegó a advertir ayer que la Generalitat no aceptará el envío de material en cantidades con cifras como 1939. Es más, en un tono crispado, exigió a un periodista que se pusiera de su parte "para que no se rían en su cara ante nuestra historia".

En la cuerda floja

Como 'conseller' de Interior, Buch salvó por los pelos el cargo tras la actuación policial ante los disturbios tras la sentencia del 1-0. Se enfrentó a Torra, se ganó la animadversión política de buena parte de Junts per Catalunya, que lo acusó de hacer un uso desproporcionado de la policía y pidió su dimisión. Pero buena parte de la dirección del PDECat (la posconvergencia, siempre al lado de la actuación policial), hizo presión a favor de Buch, quien incluso ha llegado a sonar como líder de este espacio.

En su haber, en la 'conselleria' los convenios nuevos con Mossos y Bomberos, con nuevas promociones. Pero tras varias crisis por tensionar a la polícia con el 'procés (léase los cortes de la Meridiana en Barcelona), Buch ha perdido el control del cuerpo policial.

¿Buch, president?

La historia política de Buch pudo haber tenido otro recorrido. Cuando se constató que no existía ninguna posibilidad de investir ni a Carles Puigdemont a distancia ni, dada la actuación judicial, a Jordi Turull, entre los nombres que se pusieron sobre la mesa para encabezar el Govern figuró también el de Buch. Finalmente, se optó por Quim Torra.

Ya en la crisis del Covid, Buch ha destacado por afirmar que Catalunya no necesitaba al Ejército, porque decir, siempre en castellano, "Gobierno del Estado español" y ahora por criticar el número de mascarillas porque coincide con 1714. Algo que incluso el republicano Gabriel Rufián ha comparado con una broma del programa de humor "Polonia" y que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha calificado de propio de un "fanático".

"Siempre se hace política, pero que no se note, porque puede tener un efecto diferente al que se pretende, sobre todo si después el que se equivoca eres tu", sentencia un buen conocedor de Buch y del espacio soberanista.