UN PAÍS EN FUNCIONES

La izquierda, mucho más que desafección

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Fidel Masreal

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Es algo más que desafección. Es una sensación cierta y medible de pérdida de oportunidades, de riesgos evidentes respecto al regreso de la derecha y de empobrecimiento de la calidad democrática. Así se expresan diversos líderes de las organizaciones sociales y de los ámbitos progresistas de Catalunya ante la repetición de las elecciones generales.

Irresponsabilidad, cortoplacismo y tacticismo son algunas de las expresiones que abundan en las reflexiones de estos dirigentes. Algunos sorprendidos, otros no tanto. Pere Rusiñol, director de la revista Alternativas Económicas, cree que "no se daban las condiciones, no puede salir ningún acuerdo de gobierno entre partidos y líderes que no se soportan y que, además, dependan para aprobar los Presupuestos de un partido independentista con sus líderes en la cárcel".

En cambio, la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Lucía Delgado, ataca directamente a la ideología de fondo: "Estamos viendo que al final el PSOE parece ser lo mismo que el PP, en el 15-M ya lo decíamos, están anteponiendo los intereses de los lobis financieros a los de las personas. Todos los partidos han tenido mucho tiempo para ponerse de acuerdo y hacer leyes que resuelvan los problemas actuales como los desahucios, y no han hecho nada".

Poca inteligencia

La activista, dramaturga e impulsora de Xnet Simona Levi no se llevó una sorpresa al consumarse la repetición electoral: "Ya sabia que Podemos no tenia la inteligencia para solucionar esto, para mí es el responsable único porque había perdido un montón de votos, pero se comportó como si hubiera ganado las elecciones. Pedir ministros es evidente que no era posible y el PSOE tiene la fuerza de una política monolítica, lo cual no significa que me guste. Podemos no hacía una política basada en la democracia, sino en ocupar el nicho de Izquierda Unida, por eso quieren ministros y no políticas, es una política de colocación laboral".

Xavier Puig, presidente de las Entitats Catalanes d'Acció Social (ECAS) se queja de que, con el desacuerdo entre las izquierdas, "el mensaje que se envía a la gente es que no sabemos votar y que los gobiernos y partidos han de tutelar el voto porque no les convence quién ha salido". Otra de las consecuencias negativas, según Puig, es que los partidos transmiten a la ciudadanía "que no vale la pena llegar a consensos y acuerdos por los grandes temas, que se ha de imponer una idea y que se harán tantas elecciones como sean necesarias para imponerla".

Castigarlos votando

Todos coinciden en que, pese a que puede haber motivos emocionales para no ir a votar, existe la necesidad de racionalizar la decisión para evitar un Gobierno de derechas y para dar ejemplo. "Hay que ir a votar y darles una lección", resume Puig. Javier Pacheco, líder de Comisiones Obreras en Catalunya, cree que se debe evitar la desafección porque puede incrementar a opciones que plantean desmantelar el Estado de derecho. "Estos riesgos son más peligrosos que cualquier expresión que ponga en cuestión la representatividad política actual emulando el 15-M", opina.

"No se merecen que vayamos a votar, pero hay que ir porque es la única manera que tenemos los trabajadores de cambiar las cosas", reflexiona Camil Ros, máximo dirigente de la UGT en Catalunya "La democracia es de todos, no hemos de renunciar a ella ni permitir que los partidos se la hagan suya convirtiéndola en un juego solo de poder y reparto de sillas", reivindica Joan Segarra, presidente de la Confederació del Tercer Sector. Levi responde al cabreo de ciertos sectores sociales y la amenaza de que pueda desembocar en abstención y reclama usar "la única forma de mirar las cosas: las matemáticas y hacer un esfuerzo para que los números hagan que no salga un Gobierno de derechas".

Peor para los ciudadanos

Las entidades sociales ya saben que las elecciones ralentizarán, de nuevo, sus urgencias. Por ejemplo, Segarra explica que esta misma semana, en una reunión con la Conselleria d'Economia para hablar de los presupuestos de la Generalitat, ya les anunciaron "que la complejidad política no ayuda". "No dejaremos de trabajar, pero somos pesimistas porque negociar presupuestos en campaña es difícil. Los partidos han de hacer el juego del enfrentamiento", lamenta. Delgado revela que el próximo jueves tenían una reunión de seguimiento de la emergencia habitacional con la Delegación del Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona. "Ahora mismo, en la delegación no saben si vendrán, lo que demuestra la inoperancia de este Gobierno en funciones", remacha.

¿Qué hacer?

Y en cuanto a la solución de fondo a este tipo de bloqueos, Levi denuncia que "las cúpulas de los partidos siempre serán espacios de colocación hasta que no cambie el sistema electoral" y el candidato esté relacionado con sus votantes. "El problema es que prima la fidelidad al gran líder para que te ponga en la lista". Puig llama abiertamente a la movilización y a "salir a la calle y confrontar a los políticos con la realidad social, que no tiene nada que ver con lo que ellos piensan".

Delgado avisa: "La gente está muy cansada, dice que todos los partidos son lo mismo. Es el runrún que había antes del 15-M. Hay una inoperancia en el Estado, y en Catalunya, igual". "No hemos de caer en expresiones del tipo 'todos son iguales, no hay nada que hacer', en Catalunya teníamos interés por la política en mayúsculas, y no hemos de perderlo", propone Segarra.